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Valladolid
Urbanismo busca inversores para crear un gran complejo cultural y recuperar la histórica azucarera Santa VictoriaLa Fundación Jorge Guillén rehabilitará la segunda casona del parque de Las Norias, cuya plaza lucirá el nombre del poeta Antonio Piedra, y saldrá a subasta para uso hostelero el bar incendiado en 2024
Corría el 31 de marzo de 2007 cuando la ciudad recuperaba, y lo hacía a bombo y platillo con un multitudinario concierto de Los Lunnis - ... entonces muy populares-, las 4,3 hectáreas de la antigua azucarera Santa Victoria, un edificio construido a finales del siglo XIX y en uso hasta 1997, como una amplia zona verde. Nacía entonces el bautizado como parque urbano de Las Norias de Santa Victoria. Un guiño a su pasado industrial que, eso sí, nació cojo por la falta de inquilinos para ocupar sus vastas, y maltrechas, edificaciones catalogadas. Pues bien. Urbanismo busca ahora inversores, y ha mantenido para ello «numerosas reuniones» e, incluso, «visitas» al espacio, con el fin de sacar adelante la rehabilitación del edificio principal para transformarlo en «un gran complejo cultural», según confirma el edil Ignacio Zarandona.
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El titular de Urbanismo reconoce a las claras su decisión de abandonar de manera definitiva el proyecto, aprobado hace dos años y que llegó a estar presupuestado en 6,8 millones de euros, para transformar en viviendas protegidas la vieja azucarera por su «elevado coste». Es, argumenta, «un espacio muy atractivo, pero también muy costoso de rehabilitar y entendemos que requeriría de una inversión desproporcionada para el fin que estaba previsto (36 viviendas), cuando ese tipo de viviendas para jóvenes pueden construirse, como estamos haciendo nosotros y la Junta, en inmuebles de nueva planta que suponen un coste más moderado y un beneficio aún mayor en cuanto a oferta de casas».
«La inversión para 36 viviendas era desorbitada y el nuevo uso permitirá dinamizar e integrar el entorno con la Ciudad de la Comunicación y Ariza»
Ignacio Zarandona
Concejal de Urbanismo
Así que, una vez descartado el anterior proyecto, el Ayuntamiento ha decidido apostar por una idea que ya barajaron los anteriores equipos de Gobierno, tanto de Óscar Puente (PSOE) como de Francisco Javier León de la Riva (PP), que pasaría por crear un amplio complejo cultural destinado a dar vida al parque de Las Norias y a servir de nexo de unión entre los barrios de la Ciudad de la Comunicación (900 viviendas) y el que nacerá de los terrenos de la desaparecida línea de Ariza (597 viviendas), con la vía de por medio, con el centro hacia La Farola.
Y para ello se han dado ya los primeros pasos. El primero, que fue rubricado el 14 de noviembre de 2024, pero que ahora tiene visos de llevarse a la realidad «a corto plazo», pasó por la cesión de la segunda de las dos casonas de ingenieros, muy castigada por los grafitis y el vandalismo, situada ante el edificio principal de la azucarera. Será gestionada, al igual que su homóloga, por la Fundación Jorge Guillén, que mantendrá su sede actual en el chalé rehabilitado hace más de tres lustros y que utilizará el situado a su lado como sede del Centro Francisco Pino de Poesía Experimental. «Eso está cerrado y esperamos que puedan iniciarse las obras para recuperar este primer edificio en el corto plazo», apunta el concejal.
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Y quizás por la apuesta de la Fundación Jorge Guillén por este espacio (en 2010 abrió sus puertas su primera sede) haya llegado la decisión, en este caso tomada por el alcalde, Jesús Julio Carnero, de poner nombre el nombre de su director, el poeta Antonio Piedra, a la plazoleta que dibuja la azucarera y los dos chalés de ingenieros, un conjunto arquitectónico de 1899, en cuya entrada aún se encuentra la placa que bautizó el espacio verde, todo él, como parque urbano de Las Norias de Santa Victoria. Ahora esta parte del mismo, precisamente situada en torno a dicha placa, que descubrió Francisco Javier León de la Riva en aquel lejano 31 de marzo de 2007, en la singular compañía de una 'lunni', Lupita, pasará a denominarse 'plaza Antonio Piedra', según comunicó ayer el Ayuntamiento.
Esta decisión responde al deseo, se entiende que del propio regidor, de «rendir homenaje a una de las figuras más destacadas del panorama literario castellano y leonés, cuya labor ha contribuido de manera decisiva al enriquecimiento cultural de la ciudad y a la proyección de su vida intelectual», según sus propias palabras. Valladolid, añadió Carnero, reconoce así a «un hombre cuya palabra ha ennoblecido la ciudad».
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2007
2025
De manera que en adelante, cuando se coloque la nueva placa, que compartirá espacio con la anterior, la plaza (inaugurada en 2007) pasará a llamarse de Antonio Piedra. El parque, eso sí, continuará llamándose de Las Norias, como es conocido popularmente, de Santa Victoria.
Y, ¿qué ocurrirá con la aún vandalizada azucarera? Pues el Ayuntamiento, de la mano de su concejal de Urbanismo, lleva «meses trabajando en sacar adelante» su proyecto para transformarlo en un amplio contenedor cultural. «Es un tema complejo al tratarse de un espacio muy atractivo, pero difícil de acometer en cuanto a su rehabilitación, y por eso apostamos por una operación de financiación mixta (pública y privada) para la que ya hemos mantenido numerosas reuniones con promotoras y empresas, con visitas incluidas al espacio, con el fin de transformar este edificio histórico en un espacio cultural, en el que tendrán cabida la música, el cine (como plató) e, incluso, conciertos», concreta Ignacio Zarandona, quien añade que su idea es rehabilitar el cuerpo principal de la edificación en distintos niveles y abrir parcialmente su estructura para integrar el conjunto en el parque.
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«Es un espacio muy bello por su pasado fabril, que debemos preservar, y todos los posibles inversores que lo han visto han reconocido que es una inversión atractiva por sus posibilidades», destaca el titular de Urbanismo, quien incide en que el inmueble decimonónico ofrece un entramado de pasarelas y espacios a distintos niveles que «lo hacen especialmente singular para este uso cultural» que, además, serviría para «dinamizar y revitalizar todo este entorno situado al borde de la Ciudad de la Comunicación y del futuro barrio de Ariza».
De cuatro a un solo 'inquilino'
Pero hay más. El proyecto para dar vida al parque de Las Norias, en el que a día de hoy solo están ocupados tres de sus espacios conservados -el chalé de la Fundación Jorge Guillén, el depósito que acoge un rocódromo y un segundo almacén con pistas de pádel (los dos últimos desde su inauguración)-, incluye el mantenimiento del bar, que nunca llegó a funcionar y que fue paso de las llamas en marzo del año pasado, situado en el corazón del parque, junto al lago y su singular (y también vandalizado) torreón central.
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El alcalde destaca que el nuevo titular del espacio «ha ennoblecido la ciudad con su palabra» y es un ejemplo de «compromiso con la cultura»
Zarandona, que inicialmente barajó su demolición para conservar solo su estructura como una simple pérgola, aclara ahora que han dado marcha atrás y que pretenden conservar el espacio completo de cara a su rehabilitación para que albergue un uso hostelero. «Estamos en conversaciones y, ante el interés por habilitarlo como bar o restaurante, la idea es poder sacarlo a licitación para ese uso, que permitiría dinamizar aún más este espacio».
El bar, o quiosco en cuestión, nunca llegó a tener uso más allá de servir como refugio de indigentes. Tanto es así que ardió en la madrugada del 13 de marzo de 2024 cuando cuatro personas, que salieron ilesas, dormían en su interior. Desde entonces, aunque acordonado por vallas, viene siendo ocupado por un discreto 'inquilino', un hombre de 50 años, que encontró refugio en su interior durante la pasada primavera.
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El vandalismo, no obstante, ha sido el principal escollo para el mantenimiento del parque de Las Norias desde su inauguración. Tanto es así que a día de hoy, y en la línea de lo que viene ocurriendo desde aquel 2007, una de sus naves presenta un boquete abierto a porrazos que facilita el acceso a su desvencijado interior. En él solo hay una gruesa alfombra de palomino y cascotes caídos que desaconsejan la entrada. Pero hay quien entra. Y así lo demuestran los grafitis recientes que lucen sus paredes.
El Ayuntamiento, de momento, pone sobre la mesa su apuesta por recuperar la histórica azucarera, que abrió sus puertas en 1899 y que las cerró para su uso fabril en 1997 (diez años, y 8,7 millones de euros, fueron necesarios para habilitar los terrenos como parque), como un gran complejo cultural en torno a ese centro principal con cabida para todo tipo de artes escénicas, que estará flanqueado por la sede de la Fundación Jorge Guillén y el centro de poesía experimental Francisco Pino. ¿Cuándo? Pues a medio plazo.
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