'Üeya' y 'UPRS', los grafiteros más activos de Valladolid, regresan para embadurnar los túneles de las vías
Los autores, que acumulan decenas de multas impagadas y que están pendientes desde 2021 de un juicio por causar 200.000 euros en daños, llenan de pintadas los pasos de Panaderos y Padre Claret
Sus iniciales, 'UPRS' y 'Üeya', cubren desde hace dos lustros cientos de paredes y elementos del mobiliario público de cada rincón de la capital. Pero ... muchas de sus 'obras' han ido perdiendo el color fruto de un parón de su actividad en los últimos años forzada por la acumulación de multas impuestas a los autores (dos en el primer caso y uno solo en el 'Üeya') a raíz de la creación, en 2019, de una unidad específica en la Policía Local dedicada a perseguir a los grafiteros. Y ellos también cayeron, en infinidad de ocasiones, entre 2021 y 2022. Pero han vuelto.
Los hiperactivos grafiteros han retomado su actividad en este 2025 en un claro desafío a los agentes que llevan años siguiendo su rastro y documentando su 'trabajo'. Su vuelta a las andadas lo atestiguan los muros, pilares y papeleras de los nuevos pasos peatonales bajo las vías de Panaderos (abierto en agosto de 2023) y de Padre Claret (inaugurado en agosto de 2024).
Sus paredes inmaculadas lucen en las últimas semanas las enormes y coloridas iniciales de 'UPRS', en su caso pintadas exclusivamente sobre los muros que bordean las vías entre la avenida de Segovia (Delicias) y la calle Estación, propiedad de Adif. Una de ellas, en su caso un garabato más ininteligible, está acompañada de un emotivo mensaje del autor en el que destaca que son 'las vías que me vieron crecer' junto a la rúbrica 'UPRS' y la fecha del grafiti: 2025. Son pintadas, en su mayoría, realizadas por la cara interior de los renovados muros del lecho ferroviario.
Los operarios municipales limpian más de siete pintadas al día de espacios públicos con un coste por intervención que supera los cien euros
Eso en cuanto a 'UPRS', un colectivo formado por, al menos cinco artistas, aunque solo dos de ellos, de 30 y 36 años, fueron finalmente identificados en agosto de 2021 y multados con 1.501 euros cada uno (la multa fue ratificada dos años después) por dibujar un grafiti que mostraba a un cerdo con gorra de policía en el entonces recién inaugurado 'skate park' de La Rosaleda. Aquel encontronazo con los agentes aún colea en los tribunales después de que el experto en caligrafía y grafitis de la unidad especializada del 092, en colaboración con otros informes del Cuerpo Nacional de Policía, les atribuyera la autoría de decenas de pintadas por toda la ciudad y daños por valor de 200.000 euros.
La causa contra los dos integrantes identificados de 'UPRS' se abrió en noviembre de 2022 y aún está pendiente de la celebración del posible juicio por un delito de daños contra ambos a expensas de un último recurso interpuesto ante la Audiencia Provincial. De su resolución dependerá que los sospechosos acaben en el banquillo.
La sanción de 3.002 euros a los grafiteros y la apertura del proceso judicial en paralelo pareció frenar sus pintadas en los últimos dos años. Hasta ahora. 'UPRS' ha vuelto.
Y no es el único. Otro veterano del grafiti, más activo si cabe aún, como es 'Üeya' también ha vuelto a diseminar sus iniciales, un tanto modificadas en comparación con sus primeros dibujos (la silueta de una mano que puede verse por centenares por toda la ciudad), en el mismo escenario que 'UPRS', como son los dos pasos de Panaderos y Padre Claret. Eso a pesar de que ambos cuentan con cámaras de videovigilancia. Y quizás por este motivo las rúbrica del grafitero, un talludito artista que supera ahora los cuarenta años, con más de diez en activo, son menos elaboradas y se limitan a su pseudónimo: 'Üeya': con la 'U' formada por una carita sonriente,; la 'E' con el símbolo del euro; una 'Y' configurada por una 'v' u un puntito por debajo; y una 'A' rodeada por un círculo que emula el símbolo de anarquía. Eso cuando su rúbrica no se limita simplemente a la carita de la 'U'.
En su caso, el autor habitual de las 'üeyas' -léase huellas- ha sido identificado en «infinidad de ocasiones» y acumula decenas de multas, por cuantías de varios miles de euros, muchas en Valladolid, su ciudad natal, y otras en Barcelona, Madrid o Santander. Y todas ellas, o la inmensa mayoría, están sin pagar. El parón de su actividad en los últimos años, según confirman fuentes policiales, obedece a que se mudó a Barcelona. Pero de vez en cuando vuelve de visita. Y vuelve a dejar sus 'üeyas'. En los últimos meses, a lo largo del presente año, al igual que 'UPRS', su principal blanco han sido las papeleras, los pilares y los muros de los dos últimos pasos peatonales bajo las vías que unen Delicias con el centro (Panaderos y Padre Claret).
Y precisamente en este entorno ferroviario fue sorprendido, y propuesto de nuevo para sanción (750 euros), el grafitero cuando estampaba su rúbrica en la calle Ferrocarril. ¿Por qué no paga las multas que acumula por decenas? Las fuentes consultadas explican que, aunque no se trata de un indigente, carece de un domicilio fijo y en el que figura en Valladolid, donde residen sus padres, se rechazan las notificaciones. Los agentes, no obstante, están archivando y documentando todas las multas, cuyos importes oscilan entre los 750 y los 1.500 euros, de cara a interponer una denuncia por la vía penal en la línea de lo ocurrido con 'UPRS'.
De las visitas a su ciudad del grafitero dan fe los citados túneles de las vías. Allí sus iniciales, junto a las de otros 'artistas' menos prolíficos, se cuentan por decenas. Son, eso sí, garabatos rápidos realizados con aerosoles de pintura negra. Las pintadas de 'UPRS' son, en cambio, mucho más elaboradas y lucen distintos colores con iniciales de un tamaño más que considerable sobre los nuevos muros del lecho ferroviario. Sus coloridos 'trabajos' destacan ahora sobre otros anteriores, dibujados por grafiteros más veteranos años, en los muros más antiguos de la vía (hacia la calle del mismo nombre).
La obras de estos dos grafiteros se suman a las miles estampadas por el en torno a medio centenar largo de artistas del espray habituales de la capital. La limpieza de sus garabatos supusieron una factura para las arcas municipales que rondó en 2024 los 275.000 euros en concepto de limpieza. Y eso que tanto la actividad de los 'artistas', o vándalos, como los considera la ordenanza municipal de protección del medio urbano -las pintadas se consideran habitualmente una infracción grave castigada con entre 750 y 1.500 euros-, ha descendido en los últimos años fruto de la acción policial.
Una factura anual de 275.000 euros
Los operarios del Servicio de Limpieza, no obstante, eliminaron el año pasado 2.633 grafitis, a razón de más de siete al día, con un coste que supera los cien euros por intervención, en la media del último lustro, que se sitúa en las 2.595 por ejercicio (12.979 limpiaron entre 2020 y 2024). Atrás, hasta 2019, coincidiendo con la guerra abierta contra los grafitis que supuso la creación de la unidad especializada de la Policía Local, quedan años en los que se superaban con creces las tres mil intervenciones e, incluso, llegaron a rozarse las cinco mil.
Pero aún así son muchas y su limpieza, tal y como reconoce el subdirector del servicio, José María Concellón, son «muy costosas» tanto en tiempo como en dinero. El área municipal cuenta para ello con dos equipos especializados 'armados' con hidrolimpiadoras (unas 'karcher') de agua fría y caliente a presión con arena de sílice, detergentes, decapantes, cemento y pintura. Pero, según aclara el concejal responsable del ramo, Alberto Cuadrado, «solo se interviene en lugares públicos y puntualmente en edificios privados cuando hay pintadas ofensivas o se dan circunstancias especiales».
El resto de grafitis deben ser limpiados a costa de las comunidades de vecinos o propietarios de los locales afectados. Eso, sumado a que los grafiteros utilizan cada vez más «pinturas especiales -importadas de Alemania y que venden algunas tiendas especializadas (en pintura en general) de la ciudad- que duran años a la intemperie», hace que los grafitis permanezcan prácticamente inalterables en cientos de paredes de la capital.
Es el caso de las enormes iniciales, entre otras, que 'UPRS' estampó sobre murales decorativos pintados en otros túneles de la ciudad, como el de Labradores, o en parques como el dedicado a Tomás Rodríguez Bolaños en un lejano 2020. Y de las miles de 'üeyas', en forma de siluetas de manos, dibujadas en paralelo a un tamaño más moderado por el grafitero que luce ese nombre. Y los dos han vuelto.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión