Valladolid
El tráiler atascado en el centro pagará 600 euros en multas y 156,42 por la asistencia de BomberosEl Servicio de Espacio Público evalúa aún el coste de los daños tras tener que eliminar dos bolardos de forja para facilitar el giro y poder desalojar el camión
Un «error» por fiarse de las indicaciones del GPS que le va a costar un pico. La cuenta ha subido sobre las primeras estimaciones y ... puede hacerlo aún más. El tráiler que este pasado lunes por la mañana se quedó atascado en el corazón del casco histórico, encajonado en diagonal entre las calles Macías Picavea y Conde Ansúrez, a las puertas de la iglesia de la Vera Cruz, tendrá que pagar 600 euros por las dos multas impuestas por la Policía Municipal y otros 156,42 por la asistencia del Servicio de Bomberos para facilitar las maniobras que permitieron desalojarlo de este escenario tan emblemático después de tres horas.
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Según los datos facilitados por Ignacio Ayuso, mayor del cuerpo local de seguridad, el Ayuntamiento le ha denunciado por dos infracciones. La primera, castigada con un importe de 200 euros, se tramita por haber accedido al casco urbano con un vehículo de más de 15 toneladas sin contar con la preceptiva autorización. El camionero, que transportaba mercancía para la planta de Michelin y que tenía intención de desplazarse a continuación a Burgos, se despistó en su salida de la factoría y tras seguir las indicaciones del satélite acabó en este entorno, que tiene declaración de Bien de Interés Cultural por su alto valor patrimonial. Esta es la versión que ofreció a los uniformados.
Aunque en principio la idea era que pagara la tasa por transportes especiales, un abono obligatorio por la escolta que los agentes realizan cuando un gigante de la carretera tiene que entrar a la ciudad para una operación de carga o descarga, finalmente no se ha optado por aplicar este concepto. Esta tasa fija su coste dependiendo del tiempo y el número de efectivos que participen en el guiado por calles de anchura y radio de giro suficientes para llegar al destino. Por cada agente y hora el precio es de 24,99 euros. De media por este apoyo se suelen cobrar entre 50 y 60.
La segunda infracción surgió cuando los efectivos sacaron los datos del tacógrafo de la cabina del Mercedes Actros L que conducía el chófer de origen rumano, que trabaja para la empresa de logística de aquel país Filip Spedition, una firma con una importante flota que se mueve por toda Europa. Cuando revisaron la información del dispositivo se comprobó que el conductor «no había respetado los descansos obligatorios en las últimas tres semanas». El importe de esta infracción asciende a 400 euros. La sanción la tramita la Policía, pero es la Junta de Castilla y León la competente para confirmarla, según aclaran desde el Consistorio.
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Estos aparatos de uso obligatorio para los vehículos con una masa máxima autorizada superior a las 3,5 toneladas registran la actividad del conductor y del tráiler, incluyendo tiempos de circulación, velocidades, pausas y descansos. El efectivo 'chivato' busca, sobre todo, evitar largas jornadas al volante que puedan provocar situaciones de riesgo vial tanto para los propios chóferes como para el resto de tráficos de la red de carreteras.
A esos 600 euros se suma la labor de apoyo que realizaron los Bomberos. Se desplazaron hasta el lugar de los hechos en un camión y un todoterreno un total de ocho efectivos incluido un mando. El cuerpo de extinción de incendios ya tiene cerrada la factura por las tres intensas horas de trabajo: 156,42 euros, según los datos facilitados por Javier Reinoso, máximo responsable del servicio. La tasa municipal que regula la prestación de esas asistencias establece el coste dependiendo de los medios utilizados. Por cada vehículo con su correspondiente dotación las dos primeras horas varían entre los 59,15 euros por el envío de un furgón y esos 156,42 que se tendrán que abonar en este caso y que está recogido como el traslado de un camión autotanque.
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En principio no parece caro teniendo en cuenta que los bomberos se tuvieron que afanar, en coordinación con la Policía Local, para lograr el urgente desalojo. En un primer momento a base de indicaciones de maniobra mientras vigilaban que el vehículo no dañara ninguna de las cuatro esquinas de este entorno histórico. Pero no hubo manera.
Los nervios de un chófer que se vio atrapado en una ciudad desconocida, rodeado de un público expectante y sin entender casi nada de español le jugaban malas pasadas en cada movimiento al volante. Así que hubo que tirar de herramienta para retirar dos bolardos de forja en la acera izquierda de Conde Ansúrez que dificultaban los giros del gigante. Primero lo intentaron a mazazos, pero los pivotes ni se movían. Solución: utilizar un martillo neumático para picar ambas bases con el objetivo de extraerlos. Una vez retirados, asomaba otra sujeción metálica que hubo que cortar con una radial. Tardaron un buen rato.
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Esta operación a las bravas, única opción que había para desencajonar el tráiler, puede aumentar la factura. Desde el departamento de Espacio Público del Ayuntamiento avanzan que están a la espera de los partes de los servicios intervinientes para valorar los daños en la zona y el coste de la reposición de los elementos retirados.
Es la Asesoría Jurídica del Consistorio la que luego tramitará la reclamación al seguro de la compañía rumana de transportes. En principio, no se apreciaban deterioros de relevancia ni en los edificios ni en los comercios de este cruce, aunque habrá que esperar a contar con toda la información para saber el montante total de este episodio que comenzó pasadas las once y media de la mañana y concluyó a las 14:15, momento en el que el vehículo enfiló Conde Ansúrez, giro a la izquierda por la calle Val y se encauzó, en dirección contraria y escoltado por la Policía, hacia Poniente e Isabel la Católica para abandonar una ratonera que permanecerá para siempre en la memoria del camionero.
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