Valladolid
Una sala de eventos ocupará el hueco de la histórica papelería del Pasaje Gutiérrez y reducirá a cuatro sus locales vacíosEl negocio, impulsado por los dueños de dos de sus cuatro bares, reforzará el enfoque hacia el ocio de unas galerías de 1886 que buscan ayuda para frenar su deterioro
Los propietarios de dos de los cuatro bares del Pasaje Gutiérrez impulsan un proyecto destinado a recuperar el amplio local dejado por la histórica papelería ... San Fernando, que ocupaba la esquina de la entrada que da a la calle Fray Luis de León, para abrir una sala de eventos. Cuando esto ocurra, y ya se han dado los primeros pasos para ello, el enfoque hacia el ocio de las galerías primará sobre el comercial y reducirá, de paso, a cuatro los locales vacíos en el interior de este corredor del siglo XIX (1886) que luce la calificación de Bien de Interés Cultural (BIC) desde 1998.
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«La idea es reformar el local y abrir una sala para celebraciones y actos más grande que la que ya tenemos en esa misma calle (unos metros más adelante)», confirman desde la sociedad La Sastrería Eventos, titular en la actualidad de dos bares en el interior del propio pasaje (La Sastrería y Piscolabis) antes de aclarar que dicho negocio se pondrá en marcha «a medio plazo».
Cuatro comercios y una clínica completan la lista de negocios abiertos en una galerías que fueron declaradas BIC en 1998
El espacio elegido para ello es el local situado junto a la entrada a las galerías, por el número 2 de la calle Fray Luis de León, que cuenta con un acceso exterior por dicha vía y otro interior, todo ello acristalado. Esta esquina estuvo ocupada durante 43 años, entre 1974 y 2017, por la histórica papelería San Fernando, y con posterioridad (2018-2024) por una tienda de motos (vendían ropa y complementos vinculados con el motor), Pasaje Royal, que cerró sus puertas hace unos meses.
El local en sí, de momento, permanece en barbecho; si bien su propietaria, vecina de una de las veinte viviendas del propio pasaje, recibió el pasado lunes la licencia municipal para dividir en local en dos, con accesos independientes (uno por Fray Luis de León y el otro por el interior de las galerías), y habilitar uno de mayor tamaño, el destinado a la sala de eventos, de 209 metros cuadrados y otro, mucho más pequeño, de 19.
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El Consistorio, en este sentido, aprobó dicha modificación y declaró a su vez la caducidad de las anteriores licencias de actividad (la de 1974 de la papelería y de la de 2017 del comercio motero) al considerar que el establecimiento «cambia totalmente su configuración» y a la espera de recibir la pertinente solicitud para el su futuro uso hostelero. No sería un bar sino un espacio de alquiler para realizar actos y celebraciones con servicio de 'catering'.
La futura llegada de dicha sala elevaría a cinco los negocios de hostelería y reforzaría aún más el viraje hacia el ocio de unas galerías que cuenta en la actualidad con nueve de sus catorce locales abiertos. Cuatro de ellos son bares, dos situados del lado de la entrada por la calle Castelar (hacia la plaza de El Salvador), como son el Piscolabis y Candilejas; otro situado en su interior (La Sastrería), y el último, Cucu Bananas, al borde del acceso por Fray Luis de León. Frente a esta último se encuentra el local que acogió la histórica papelería y la tienda de complementos moteros.
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Peluquería, cuadros, fotos, viajes y bienestar
Los otros cinco negocios del pasaje, situados en su interior, son un comercio de fotografías (Pasaje Fotógrafos), la peluquería Óptima, el centro de terapias corporales Benessere, la tienda de cuadros y marcos Carmen Durango y un establecimiento de viajes de lujo (Ratpanat).
A día de hoy, y excluyendo el espacio de la papelería, que ya tiene inquilino, son cuatro los locales vacíos del pasaje, tres de ellos situados en su icónica rotonda central, del lado de los números impares, cuyos escaparates lucen imágenes promocionales de la ciudad y que esperan futuros usos. En uno de ellos, de hecho, su propietaria «ha realizado reformas recientemente para renovar su interior», apuntan los comerciantes del pasaje, que desconocen si espera también nuevo uso. El cuarto local se encuentra al lado de la tienda de cuadros.
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Y todo ello en una calle, que lo es, privada de uso público; pero enclavada en un conjunto residencial declarado como manzana histórica y que luce la categoría, desde 1998, de Bien de Interés Cultural (BIC). Eso hace que su mantenimiento, a cargo de la veintena de vecinos de sus seis portales, complique de manera notable su conservación.
Tanto es así que la propia comunidad de propietarios del Pasaje Gutiérrez ha solicitado este mismo año al Ayuntamiento ayuda para poner freno al deterioro que lucen muchas de sus joyas decimonónicas y esperan una solución para que su mantenimiento, y la posible restauración de algunos de sus pinturas y esculturas, no corra solo a su cargo.
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El Consistorio, a través de su concejal de Urbanismo, Ignacio Zarandona, mostró en marzo su disposición a una salida negociada con los residentes al reconocer que se trata de un caso singular, similar al de otros espacios monumentales como la plaza del Viejo Coso o el entorno del patio de Las Tabas. La solución pasaría, en principio, por la firma de un convenio para que no solo los vecinos asuman la limpieza y conservación de este BIC, inaugurado en 1886, que sufre numerosos achaques desde que fue sometido a su último 'lifting' entre 1990 y 1996.
Las galerías, con su flamante iluminación, renovada en 2012 para incluirla en las rutas de Ríos de Luz, muestran daños causados por humedades; grietas en el firme; falta de limpieza en elementos tan singulares como la balconada, en la que destaca la escultura del niño sujetando un reloj que lleva decenios sin dar la hora; o desperfectos en las estatuas que rodean a la central de Mercurio -el dios de los mercaderes-, que representan alegorías de las cuatro estaciones, dos de las cuales están literalmente mancas.
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