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Parte del personal de la residencia de Zaratán posa ante el panel con las felicitaciones recibidas por su trabajo. El Norte
Coronavirus en Valladolid: Así es la primera residencia de la provincia en contener el coronavirus
La primera residencia de Valladolid en contener el coronavirus

«Cuando restringimos las visitas antes del 8-M, nos amenazaron»

Héroes ante la epidemia ·

Con 173 residentes, un centro de día y casi 100 empleados, Plaza Real de Zaratán se 'blindó' ante la incomprensión de familiares agresivos

M. J. Pascual

Valladolid

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Martes, 24 de marzo 2020, 07:26

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Miedo. Y no solo al coronavirus, sino a la reacción desaforada de algunos familiares de los 173 mayores que acoge el centro de Zaratán. Algunos parientes se negaron a admitir –y lo expresaron de muchas maneras y casi todas muy agresivas– que la dirección de la residencia tomara la decisión de restringir las visitas ante el cariz que estaba tomando la situación. Eso ocurrió el viernes 6 de marzo, tres días antes de las multitudinarias manifestaciones callejeras del 8-M, cuando el Gobierno de España todavía pedía calma a la población, que miraba de reojo lo que estaba pasando en Italia sin creérselo del todo, Ahora reciben felicitaciones y muestras de apoyo de familiares y vecinos, pero, confiesa la directora, Miriam Polo Palenzuela, todavía tienen miedo porque el acoso, por parte de algunos familiares, continúa en el aire.

–¿Cómo empezó todo?

–Decidimos restringir las visitas cuando empezamos a ver lo que estaba pasando, por sentido común. En principio, sin ninguna directriz al respecto y todavía sin decretar el estado de alarma, cada residencia interpretaba las recomendaciones que iban llegando del Ministerio. Aquí el riesgo, como en otros centros de mayores es evidente, tenemos una población de gente muy vulnerable y somos el primer punto de contención del coronavirus para el resto de la población. Muchos familiares estaban acostumbrados a pasar todo el día con su ser querido, llegaban a las once de la mañana y se marchaban a las ocho y media de la tarde. Por eso, cuando les comunicamos que se iban a restringir las visitas, algunos se pusieron fuera de sí, nos acusaron de ser inhumanos, nos daba hasta miedo salir de la residencia. Nos tachaban de locos porque el Gobierno no había anunciado ninguna medida.

Necesitamos material urgente, estamos bajo mínimos»

–¿Cuándo comenzaron a llamar a las familias de los residentes?

–Las últimas visitas entraron el miércoles 11 de marzo, pero llamamos a los familiares para informarles de las medidas antes de la manifestación del 8-M. A partir de ahí empezó el acoso. Insultaban, quitaban las mascarillas, nos gritaban que se nos iba a caer el pelo. Yo hablé con la Gerencia de Servicios Sociales, pero no se nos dio otra solución que animarnos a llamar a la Guardia Civil, pero finalmente descartamos hacerlo.

–¿Pero el personal llegó a temer por su integridad física?

–Sí, sobre todo el miércoles por la tarde, que dejamos entrar a familiares entre las 16:00 y las 18:00 horas, por grupos de media hora. Me tuve que poner en la puerta como un guarda jurado y algunos intentaban entrar en el centro, gritando e insultando, diciendo que habían cogido el autobús hasta aquí. Entraron once personas en el centro, pero fue insufrible. El jueves 12 de marzo, todavía sin salir la normativa, cerramos las instalaciones al público. Mi deber era ese, yo iba a intentar salvaguardar a los residentes, a las personas a mi cargo porque ese era y es mi trabajo, les decía. Pero ellos solo querían que me quitase de la puerta. Ha habido gente que se ponía en las cristaleras, desde fuera, saludando a sus familiares y tirándoles besos, mientras otros ancianos, (cuyas familias sí son respetuosas y conscientes de la gravedad de la situación, tan dolorosa), los veían. Una total falta de empatía y de corazón.

«Tuvimos tres sospechosos, pero dieron negativo»

M. J. P.

–¿Se han detectado casos de coronavirus como ha ocurrido en otras residencias de Valladolid y de otras localidades como Íscar o Medina?

–En principio nosotros tuvimos a tres personas sospechosas, con síntomas del coronavirus, pero dieron negativo. En estos momentos no tenemos ningún caso y la residencia está con las medidas de aislamiento y los internos bajo una constante supervisión. También tenemos un cento de día con plazas para 15 personas que fue lo primero que cerramos para evitar contagios.

La residencia para mayores Plaza Real de Zaratán, que acoge a 173 residentes a los que atiende una plantilla de un centenar de personas, está especilizada en el tratamiento del alzhéimer y es centro de referencia en Castilla y León para la rehabilitación y daño cerebral.

–¿Qué siente ahora cuando todo son reconocimientos y aplausos por el trabajo que los equipos sanitarios y asistenciales están recibiendo de la población?

–Al final es verdad que de diez personas nos felicita una y lo que más nos tiene que quedar es ese agradecimiento más que lo otro, que no nos tiene que hacer mella. Nos quedamos con los mensajes de agradecimiento que recibimos por Skipe, por Facebook, y eso motiva a la plantilla.

«Llegamos a plantearnos llamar a la Guardia Civil porque el acoso era insostenible»

–¿Qué tal andan ustedes de medios de protección personal para atender a los ancianos?

Estamos trabajando en precario, con mascarillas de celulosa de papel, los equipos son casi de fabricación casera, no hemos recibido ninguna ayuda por parte las Administraciones y es urgente, porque respaldar a las residencias de ancianos es la mayor medida de contención: cuantos menos casos vayan a los hospitales, mejor.

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