Tratamientos para dar vida

«Estoy muy nerviosa por tener a tanto buen mozo cerca», dijo coqueta Eduvigis, de 98 años. «Pero si está usted como una chavala de 15», le contesta Carlos, estudiante de cuarto curso del grado de Fisioterapia de la Universidad Europea Miguel de Cervantes (UEMC). Él es uno de los 50 estudiantes que forman parte de 'Solidarizate-rapia', una iniciativa solidaria que tiene como objetivo promover hábitos saludables entre los más mayores, para prevenir dolencias musculares, a la vez que dar a conocer los beneficios de su profesión. Así, a lo largo de tres jornadas, estos jóvenes han celebrado encuentros intergeneracionales y saludables en la residencia de ancianos Montes Torozos, en Villanubla, donde les esperaban impacientes varias decenas de octogenarios. Con ellos han llevado a cabo distintas sesiones de prevención de algunos de los grandes síndromes geriátricos, la inmovilidad y las caídas.

«Arropados, escuchados y bien aconsejados». Así dijeron sentirse los residentes al finalizar el último de los tres encuentros. Siete futuros fisioterapeutas acudieron hasta esta residencia nublense acompañados por Ana Domínguez y Beatriz Vallelado, dos de sus profesoras en la UEMC, donde fueron recibidos por la fisioterapeuta del centro, también docente de la universidad, Raquel Díaz. «Es una forma excelente de aplicar en pacientes reales los conocimientos y las competencias que los alumnos adquieren a través de la asignatura Fisioterapia de Geriatría, como son la comunicación y la práctica clínica basada en la evidencia científica», explicaron Domínguez y Vallelado. «De cara a las personas mayores, también resulta muy beneficioso contar con la presencia de futuros profesionales de la fisioterapia, que están comprometidos con la sociedad y dirigidos por fisioterapeutas colegiados de Castilla y León. Estas sesiones son excelentes también para mejorar su autoestima», añadieron.

Durante la jornada, los alumnos tuvieron oportunidad de conocer de cerca la labor que desempeñan de otros profesionales de la enfermería, el trabajo social o la terapia de ocupación y comprobar cómo se complementan con la actividad que algún día desarrollarán como fisioterapeutas. Asistieron a una sesión de terapia cognitiva y más tarde formaron grupos de trabajo para hacer entrevistas personales a los abuelos. Maricruz, de 76 años se mostró muy contenta por participar. «Hago gimnasia solo los días que me encuentro bien. En invierno salgo poco, por eso estoy deseando que llegue el buen tiempo», explica cuando le preguntan por su rutina diaria.

Eduvigis, que ronda ya el siglo de vida, demostró su agilidad en las pruebas que le hicieron los alumnos. «Tengo todas las articulaciones bien. Nunca me he caído y tengo una salud de hierro», indica orgullosa, mientras Carlos, Marcos y Pedro evaluaban su movilidad por medio del test 'up and go', con el que miden el tiempo que tarda en levantarse de una silla, caminar tres metros, darse la vuelta, caminar hacia la silla y sentarse. «Me podía haber puesto otras zapatillas para ir más rápida», dice riendo.

Finalizaron la jornada con una sesión de mejora de la condición física dirigida por las docentes para el fortalecimiento, estiramiento y flexibilidad de los mayores. «Esta actividad no solo sirve para desarrollar las competencias específicas de la profesión, sino también para reforzar otras competencias transversales, como pueden ser la comunicación, el trabajo en equipo, la empatía y la capacidad de liderazgo. Es una manera de capacitarse no solo como fisioterapeutas sino como personas porque, al fin y al cabo, trabajamos con personas. Para nosotros es importante formar profesionales comprometidos socialmente», subrayó Vallelado.