El padre de Esther López mantiene que su hija «nunca hubiera vuelto andando aquella noche»

«Nos pidieron paciencia y la tenemos, aunque es difícil, porque una parte de nosotros murió también con Esther», lamenta el padre de Esther López, Miguel, que mantiene su entereza prácticamente intacta un mes después del hallazgo del cuerpo sin vida de su hija en una cuneta al borde de la curva de la carretera que conduce a Traspinedo. Sus fuerzas, añade, se mantienen «intactas», al igual que su «confianza en que los investigadores van a aclarar lo que le ocurrió a mi hija y los culpables, si los hay, pagarán por lo que hicieron».

Miguel López reconoce que han sido muchas las versiones y datos, «muchos de ellos falsos», que se han publicado en las últimas semanas sobre la desaparición y la muerte de su hija, pero se muestra comprensivo con el férreo secreto de sumario que impide conocer siquiera las circunstancias del fallecimiento de su hija más allá de los datos conocidos sobre que su cuerpo presentaba hematomas internos compatibles con golpes.

«La verdad es que no sabemos siquiera cómo murió mi hija y si fuera cierto que alguien pudo salvarla sería algo terrible que los autores la dejaran así», apunta el progenitor, quien incide en que él y su familia se aferran a las «buenas palabras» que con frecuencia reciben de los investigadores de la Guardia Civil.

«Nos aseguran, sin dar muchos detalles, y creo que es mejor así si de esta forma pueden avanzar en la investigación, que el caso va bien y que pronto habrá resultados», explica Miguel antes de matizar que «a día de hoy son todo dudas» y de incidir en que «estamos convencidos de que se va a saber lo que le pasó a mi hija».

Lo que sí parece tener claro el padre de Esther López es que el cuerpo de su hija «no estuvo allí durante tantos días». Miguel explica, en este sentido, que «nadie como yo la conocía y no me puedo creer que aquella noche decidiera volver andando con ese frío, con el termómetro rondando los siete grados bajo cero, en lugar de llamarme para que fuera a buscarla cuando mi hija era la chica más friolera del mundo». Él considera que «alguien debió llevar allí su cuerpo y, aunque al final se demuestre que fue atropellada, lo que tengo claro es que no pudo ser en ese lugar».

Miguel se muestra comprensivo con el bombardeo mediático que él mismo ha sufrido desde que denunció la desaparición de su hija, aunque apunta a que «tampoco se puede estar todo el día sacando cosas que muchas veces luego se demuestra que son mentira». El padre de Esther López, en este sentido, señala a la información sobre que su hija mandó un último 'WhastsApp' a su mujer aquella noche: «Ojalá hubiera sido así, pero no cabe en cabeza humana que la hubiéramos llamado después y que no nos contestara y nos quedáramos de brazos cruzados».

El padre de Esther López reitera, por último, que «hay que dejar trabajar a los investigadores porque estoy seguro, y así nos lo están trasladando, que van a esclarecer lo que le ocurrió a mi hija». La familia, concluye, quiere que «se aclare todo y si hay culpables, fuera un atropello o lo que fuera, que lo paguen».

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