Ocio, cultura, turismo y solidaridad ¿alguien da más?
Medina de Rioseco ·
Vecinos de la Ciudad de los Almirantes llevan meses demostrando que es tiempo para la responsabilidad individual de cara a evitar que la sombra de los efectos de la covid se haga cada vez más alargadaPaul Krugman, Premio Nobel de Economía, publicó en 2012 el libro '¡Acabad ya con esta crisis!', cuyo título bien podría traerse al presente para la situación actual que está generando la pandemia de la covid-19. En el prólogo, el economista norteamericano anima a que no hay que preguntarse cómo ha pasado esto, sino qué es lo que hay que hacer a partir de ahora. En ese qué hay que hacer no cabe duda que se encuentran todas las iniciativas que lleven a cabo las diferentes administraciones, desde la municipal hasta la estatal, pero también tiene que haber tiempo para la responsabilidad individual por medio de la solidaridad, para evitar que la sombra de los efectos de la pandemia se haga cada vez más alargada.
Una solidaridad que en Medina de Rioseco se puede encauzar a través de organizaciones como Cáritas y Cruz Roja, que han visto cómo las consecuencias de la pandemia han hecho aumentar las familias a las que entregan cada mes un lote de alimentos.Las dos presidentas, Mariceles Santamaría y Ana Rodríguez coinciden en la necesidad de que haya más voluntarios, que es, sin duda, otra forma de ser solidario.
Solidaridad a través de la compra, recogida de alimentos, donaciones de dinero o de material como las realizadas para Cáritas, Cruz Roja, la residencia de ancianos, la AECC o el centro de salud por las cofradías y hermandades de la Flagelación, el Cristo de la Paz, el Nazareno de Santiago, el Ecce Homo, la Soledad, la Resurrección, la Dolorosa, la Piedad, el Descendimiento o la Virgen de Castilviejo; clubes deportivos como el CD Rioseco y CD Almirantes, el Ampa del colegio Campos Góticos o la Junta Agropecuaria Local. Sin olvidar los 10.000 euros que la embajada de Bélgica donó a la residencia de ancianos para la compra de equipos de protección individual.
Algunas veces la solidaridad llega aportando cada uno su granito de arena con aquello que sabe hacer, como es el caso de María José Cid, María Antonia Gallardo y José María Manso, que no han dejado de hacer mascarillas desde que hace meses comenzasen con una labor que ahora, que son obligatorias, se observa como más necesaria, en especial para los sectores de la población más necesitados que no puedan tener acceso a las mascarillas. Los tres riosecanos siguen solicitando cada mes la tela especial que adquirió el Ayuntamiento para hacer mascarillas.
Senderismo, cicloturismo
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Por su parte, Guillermo Martín pone a disposición sus estudios de Grado en Actividad Física y su empresa Playfit para organizar durante los fines de semana un programa de ocio con actividades solidarias a beneficio de la Fundación Aladina en su trabajo de ayudar a niños y adolescentes enfermos de cáncer y a sus familias. En lo que va de verano, ya ha organizado marchas de senderismo y cicloturismo, una sesión de spinning al aire libre o una yincana.
Este poner a disposición lo que uno puede es lo que hace Silvia Baza, quien, en su cometido profesional de llevar los recados del supermercado Lupa a las casas, se ofrece a hacer otro tipo de compras de forma altruista, con tiempo incluso para charlas con las personas que viven solas. El simple hecho de llamar a personas, en especial mayores, que viven solas, se convierte en un hecho de gran generosidad. Algo que con el confinamiento iniciaron el párroco de Villabrágima, Francisco Casas, y la madrileña Pilar de Beas con cerca de tres centenares de voluntarios haciendo llamadas a diario. «Los rebrotes han hecho que haya mucha gente que sigue sin salir de casa, que está sola, a la que hay que llamar», asegura el sacerdote.
Quizás todas estas acciones solidarias estuvieran también reconocidas en la primera edición del premio La Sencillez en el Camino, que la Asociación de Amigos de los Caminos de Santiago de Medina de Rioseco entregó el día de Santiago al centro de salud riosecano, con la esperanza también de que a sus sanitarios no haya que volver a salir a aplaudirles a las ocho de cada tarde porque los contagios se hayan multiplicado y hayan obligado a un nuevo y nefasto confinamiento.