Valladolid
Medio millar de aviadores inician su migración en RiosecoUna bandada de esta pequeña ave cubre una fachada de la Plaza Mayor ante la sorpresa de los vecinos
La naturaleza no deja una y otra vez de sorprender. Una gran sorpresa que han descubierto muchos vecinos de Medina de Rioseco en los ... últimos días, cuando observaron cómo una bandada de más de medio millar de las aves pequeñas de la especie conocida como aviador común se concentraron en una de las fachadas de la Plaza Mayor.
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Fue la bióloga mayorgana Alba Caballero una de las primeras en darse cuenta de que algo extraño estaba sucediendo cuando oyó los cientos de gorjeos y aleteos a escasos metros del balcón de la casa de Rioseco en la que vive, en la misma fachada en la que se posaron los aviadores. No tardó en bajar a la plaza y observar con gran interés y sorpresa la bandada de más de medio millar de aviones comunes reunidos para iniciar una larga migración.
Alba Caballero recordó que el avión común es una especie de ave migradora de la misma familia que las golondrinas que cría en Eurasia y pasa el invierno en el oeste de África. Delichon urbicum, su nombre científico, hace referencia a su costumbre de anidar en edificios. Como especie reproductora ocupa casi todo el Paleártico, desde el Atlántico hasta el Pacífico, a excepción de los grandes desiertos, zonas polares y parte de Extremo Oriente. Inverna principalmente en el África subsahariana. En España, en época de cría, el avión común occidental ocupa la Península en su totalidad, Baleares, Ceuta y Melilla. En Canarias solo se registra de paso. «Nos podemos encontrar en España esta especie durante los meses de febrero a noviembre».
Su especialización en el medio aéreo hace que esta ave sea muy independiente del hábitat, excepto para instalar el nido. Aunque es poco exigente, en España resulta más numeroso en zonas cálidas y en medios urbanos de altitud baja y media. Forma bandadas de cientos o miles de individuos después de la época de reproducción. Los principales periodos de migración son septiembre-octubre y abril y mayo.
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En cuando a su dieta, está integrada casi exclusivamente por insectos voladores de pequeño tamaño (mosquitos, mosca, pulgones…). De ahí que esta especie, junto con las golondrinas y los vencejos, «son verdaderos aliados de los humanos, ya que se alimentan de una enorme cantidad de moscas y mosquitos durante el periodo estival, cuando ocupan nuestras ciudades y pueblos». De acuerdo a los datos de SEO BirdLife (Sociedad Española de Ornitología) una sola de estas aves consume moscas, mosquitos, hormigas voladoras, avispas, chinches y pequeños escarabajos a razón de 60 insectos a la hora, esto es, unos 850 insectos diarios, lo que equivale a 150 gramos de insectos al día. En total son unos 55 kilogramos de insectos consumidos por cada ave al año o, lo que es lo mismo, más de 300.000 insectos.
La cría
De hábitos muy gregarios, cría en colonias divididas en núcleos formados tanto por nidos solitarios como por agregaciones muy densas de nidos adosados. No es raro que éstas superen el centenar de nidos, con bastantes casos de más de un millar, por ejemplo, en puentes y grandes edificios. Tiene una fuerte fidelidad al lugar de cría. Normalmente realiza dos puestas, aunque puede llegar a realizar tres.
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El nido, construido por ambos sexos, es cerrado, con un pequeño orificio de entrada cerca de la parte superior, hecho de bolitas de barro, revestido con fibras vegetales y plumas. Estas aves toman el barro, lo mastican para expulsar las bolas de aire y lo depositan en el nido en construcción. La cantidad de barro que pueden transportar es muy pequeña por lo que la pareja llega a realizar varios miles de viajes. En época de sequía, la ausencia de agua y por tanto de barro dificulta la construcción de nidos a estas aves.
La bióloga mayorgana explicó que la destrucción de nidos y desaparición de lugares de cría es una de las causas identificadas por los expertos del declive de estas aves, además la intensificación agrícola asociada al uso excesivo de insecticidas ha reducido en buena medida su fuente de alimentación. En la actualidad la eliminación o destrucción de nidos de estas especies es una práctica ilegal penada con multas de entre 5001 a 200.000 euros.
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Ante el problema de suciedad producida por las golondrinas o aviones comunes, causa principal por la que gente tira los nidos, «se puede solucionar con la colocación de una simple balda o bandeja de protección bajo los nidos».
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