Óscar, Rocío, Isabel y Diego, el día de la boda. DANIMANTIS

Dos gemelas juntas ante el altar

Isabel y Rocío Ruiz Merino ·

Dos hermanas gemelas decidieron casarse el mismo día con sus respectivas parejas, Diego y Óscar, en una boda perfecta

Laura Negro

Valladolid

Domingo, 19 de septiembre 2021, 09:23

Pocas cosas hay más emocionantes para un padre que llevar a su hija de la mano hasta el altar. Es una mezcla de nervios, orgullo ... y felicidad, muy difícil de ocultar. El pasado sábado, Pedro Ruiz vivió todas esas sensaciones multiplicadas por dos. Sus hijas gemelas, Isabel y Rocío, de 30 años, contrajeron matrimonio en una boda doble con sus respectivas parejas, Diego Manrique y Óscar Renedo. Los cuatro coinciden en que fue una boda «inolvidable, mágica y perfecta». También muy romántica y emotiva, pero con un toque divertido y de locura. Fue el día con el que estas dos palentinas llevaban soñando desde que eran niñas.

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Las hermanas coincidieron con Óscar en el instituto. Los tres son de Guardo. Desde el primer día de clase se convirtieron en los mejores amigos, hasta que en un viaje de fin de curso surgió el amor entre Óscar y Rocío. En verano de 2019, durante una escapada de fin de semana a San Vicente de la Barquera, ella le sorprendió con una pedida de mano. «No salió como yo quería», cuenta Rocío entre risas. «Lo tenía todo bien preparado, pero resulta que hizo un tiempo malísimo y él se encontraba fatal. Fue un poco desastroso», continúa Rocío. «Desastroso pero precioso», puntualiza él. «Me hizo llorar y todo», remata cariñoso.

Isabel y Diego se conocieron en los pasillos de la Universidad. Después de tres años y medio de cruces de miradas, él, por fin, se atrevió a dar el primer paso. Se enteró de que ella se iba de Erasmus y decidió no dejarla escapar. Le escribió y ella le correspondió. Su primer año lo pasaron separados. Isabel en Génova y Diego en Medina del Campo. Más tarde él se marchó a Alemania y fue entonces cuando empezaron a sonar campanas de boda. «Mi hermana y Óscar ya estaban pensando en casarse. Nosotros también queríamos hacerlo y comentamos la posibilidad de celebrarlo juntos. Cuando éramos pequeñas siempre soñábamos con casarnos el mismo día, pero nunca pensamos que podía hacerse realidad», dice Isabel.

Tuvieron sus dudas al principio, sobre todo los chicos. Antes de nada, decidieron consultarlo con sus familias porque querían que todos se sintiesen a gusto ese día. La propuesta fue muy bien recibida por todos los padres, especialmente por Pedro y Carmen, padres de las novias, que se mostraron encantados con la idea. «Nuestra mayor alegría ha sido verlas casar juntas y que los cuatro se lleven tan bien. Fue un día maravilloso y mi marido, al ser el padrino, aunque muy nervioso, las llevó orgullosísimo a las dos juntas al altar. Ha sido el día que más contento le he visto en la vida», confirma emocionada esta madre.

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Óscar reconoce que desde hace mucho tiempo tenía claro que la suya iba a ser una boda doble. «Para mí, Isabel es más que mi cuñada, es mi mejor amiga y como si fuera mi hermana, así que estoy encantado con la decisión que tomamos. Mi padre me dijo que ya contaba con que lo celebraríamos juntos y que no podía ser de otra manera», dice este novio. En cambio, a su cuñado Diego le costó un poquito hacerse a la idea. «Ellos tres son íntimos de toda la vida. Yo llegué un poco más tarde al grupo. Lo de la boda doble me sonaba un poco raro. Siempre había pensado que mi boda la celebraría con la persona a la que quiero, y mira por donde, al final la he celebrado con la gente a la que quiero. Me considero muy afortunado de tenerles a los tres. Nuestras familias han sido muy generosas y comprensivas. Lo encajaron muy bien», apostilla Diego.

Isabel fue la encargada de organizar todo. Hace dos años hizo el Curso Vogue Wedding Planner, con la intención de crear su propia empresa de organización de eventos y está camino de lograrlo. Se ha esforzado mucho para que la personalidad de los cuatro se reflejara en cada detalle. La primera fecha que confirmaron fue el 5 de septiembre de 2020, pero con la pandemia decidieron posponerla un año. Eligieron para la ceremonia y el convite un entorno que rebosaba encanto e historia, el Hotel El convento de Mave (Palencia), y el día estuvo plagado de instantes preciosos y emotivos, con discursos de familiares y amigos y con canciones del Coro Universitario de la UVA, al que ellas pertenecían. «De mi boda me ha gustado todo. Los invitados, el ambiente… todo ha sido espectacular, y los profesionales nos han arropado muchísimo. El maestro de ceremonias, el hotel y la floristería, hicieron magia con nuestro enlace. Ver tanta gente dispuesta a que todo saliera bien fue impresionante», agradece Isabel. Entre los profesionales que participaron en su boda había una persona muy especial para ellas. Su amigo Danimantis, un fotógrafo vallisoletano que inmortalizó cada instante. «Ha sido una experiencia única e inolvidable. Nunca había visto una boda de gemelas. Las fotografías de ellos juntos son increíbles, aunque el trabajo de edición y montaje está siendo complicado. En los 10 años que llevo haciendo bodas, esta ha sido la más especial y original», dice este fotógrafo.

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Y luna de miel conjunta

Las novias estaban radiantes. Ambas lucían una sonrisa permanente en la cara. Isabel es ingeniera y es la más creativa, mimosa y familiar, mientras que Rocío, que trabaja como médica de urgencias, destaca por su empatía, solidaridad y por su carácter divertido. Sus vestidos, muy diferentes entre sí, eran fiel reflejo de sus personalidades. «El día que los elegimos fue maravilloso. Hicimos un 'tour' de tiendas con nuestra madre, nuestra hermana Elena y una prima. Muchos nos preguntaban si queríamos vestidos iguales, pero somos demasiado distintas. Cada una tenemos nuestro propio estilo. Los anillos también son diferentes y los trajes de los novios eran muy especiales para que los chicos tuvieran su protagonismo», dicen las novias gemelas. «Estaban preciosas. Tuve que contenerme para no llorar», les piropea Óscar, quien además debutó como cantante en su propia boda junto con su padre en el dúo Álmaro.

Isabel y Diego viven en Valladolid, mientras que Rocío y Óscar están en Palencia, pero su día a día siempre es compartido. «No podemos aguantar sin vernos. La boda nos ha unido mucho más a los cuatro como grupo, pero a nosotras es imposible unirnos más de lo que ya estamos. Casarnos el mismo día era nuestro sueño y lo hemos cumplido gracias a los chicos tan especiales que tenemos», afirman ambas poco antes de partir hacia la luna de miel a Tanzania y, como no podía ser de otra manera, también juntas.

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