Curiel de Duero: el aurresku de Castilla se baila en Curiel de Duero

Si patrimonio material la pequeña y bonita localidad de Curiel de Duero tiene para regalar, del inmaterial se puede afirmar lo mismo. Qué no va a tener y retener un municipio que, así de entrada, es citado en la dedicatoria de Miguel de Cervantes en 'El Quijote' en la persona de Alfonso López de Zúñiga, señor de la villa y mecenas de la novela.

De su patrimonio intangible se conserva una tradición única en el corazón mesetario de Castilla. Un rito enmarcado en la celebración de la festividad de la Cruz de Mayo denominado la Danza de las Mudanzas.

En la plaza Escalastras, junto a la iglesia de Santa María, de uno en uno se danza ante la imagen de un crucifijo al son de tambor y dulzaina. Un baile que, como marca la costumbre, incluye tres genuflexiones al inicio y al final del mismo, al igual que el lanzamiento de la típica boina una vez iniciada la jota que se baila. Esta danza tiene muchas similitudes con el aurresku vasco –baile de reverencia–, incluso en la coreografía, pudiendo compartir origen medieval bajo la influencia de los Zúñiga, de origen navarro, familia señorial del pueblo durante varios siglos y cuya huella permanece indeleble en el municipio.

Antes de la danza la tradición de la fiesta de la Cruz de Mayo establece misa y posterior procesión de la cruz procesional, una filigrana de orfebrería de plata dorada del siglo XVI. Se saca en andas –y no sobre su vástago– decorada con rosquillas, naranjas, limones y flores. En su ruta para en la ermita del Santo Cristo, la cual posee como techumbre un destacable armazón de madera. El rollo de justicia de los Zúñiga es también testigo del paso del cortejo.

Otras arraigadas tradiciones tienen como escenario la bella plaza de la Constitución. En torno a ella se distribuye la iglesia gótico mudéjar de Santa María, el castillo palacio de los Zúñiga, el edificio del Ayuntamiento del siglo XIX y, en un rincón al fondo, unas viviendas con soportales muestran la arquitectura popular de la zona, con su entramado de vigas y adobes de sus revocadas fachadas.

En ese contexto se desarrollan grandes fiestas como la de la vendimia, donde primero se danza y luego los niños son los encargados de obtener el primer mosto pisando la uva. En el mismo emplazamiento tienen lugar, de forma alterna, las Jornadas de la Matanza y del Vino de la Ribera del Duero, que organiza la Asociación para el Desarrollo Rural del Valle del Cuco, que congrega a cientos de personas en cada una de sus convocatorias.

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