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Sillas colgadas en la calle Mayor de Medina de Rioseco. M. G. Marbán

La ciudad de las sillas colgadas

El comercio y la hostelería de Medina de Rioseco simbolizan el deseo de luchar contra la despoblación y la covid-19 colgando todo tipo de asientos en los balcones: 'Aquí puedes quedarte' es el mensaje que quieren transmitir

Martes, 7 de julio 2020, 08:04

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Junto a sus efectos devastadores, la pandemia es posible que haya traído alguno más positivo, como el hecho de que se puedan ver las cosas de otra manera y pensar que la vida tiene otros caminos. Por ejemplo, el imaginar que las sillas y otro tipo de asientos dejen de ser muebles de la vida cotidiana para pasar a ser los objetos de una singular exposición al ser colgados de los balcones de las centenarias casas de la calle Mayor de Medina de Rioseco.

La iniciativa ha sido promovida por la Asociación de Empresarios de la localidad en colaboración con vecinos, bares y comercios de la calle Mayor. Su presidente, Francisco de la Iglesia, expresó que «el comercio y la hostelería de nuestra ciudad han mostrado una vez más cómo hacer frente a esta nueva realidad a la que nos enfrentamos con una propuesta atractiva y diferente para el visitante».

Sin embargo, «estas sillas simbolizan mucho más, simbolizan la necesidad de quedarnos, de resistirnos a la despoblación, de compartir conversaciones, de luchar contra el coronavirus», señala De la Iglesia, quien destaca que «son nuestra forma de decir a quienes vienen a nuestra ciudad que aquí pueden quedarse, que son bien recibidos; simbolizan nuestra resistencia, que nuestros pequeños negocios no se van a rendir a pesar de las dificultades que nos apremian».

Vecinos, veraneantes y visitantes se sorprenden al ver sillas, banquetas, taburetes, banquetas o sillones expuestos en los balcones suscitando las más variopintas interpretaciones. Hay quien lo relaciona con la costumbre de los pueblos de sacar sillas a las puertas de las casas para la tertulia entre vecinos, siendo ahora una llamada a salir a la calle en busca del encuentro y del reencuentro, a volver a la normalidad, aunque sea guardando las oportunas distancias. Otra de las explicaciones es que las sillas son un canto a poder volver a sentarse a escuchar música en conciertos o a disfrutar con el teatro y otras artes escénicas, porque quizás las sillas colgando no sean más que una atractiva invitación a la pregunta y a la reflexión.

Los diferentes tipos de asiento, la mayoría de las veces rescatados de desvanes, trasteros o del Punto Limpio, han sido colocados de las más diversas formas, tras ser pintados en colores llamativos. «Después de todo lo que hemos pasado había que decorar la calle para dar un poco de alegría», explica el hostelero Vicente Gallego, del bar Estrecho, que ha sido uno de los que han puesto en marcha la singular exposición. En un principio se pretendía hacer guirnaldas con cajas de fruta pintadas de colores para ser colgadas de un lado al otro de la calle, «pero era difícil e iba llevar mucho tiempo los preparativos».

Al final se eligió a la silla como «un merecido homenaje a tan preciado mueble que tantas y tantas horas nos acompaña en nuestras vidas», expresa Gallego, quien destacó que «la idea era romper la estética de la calle Mayor con objetos que no fuesen muy agresivos, algo que fuese en consonancia con la calle». El resultado ha sido sorprendente «porque al mirar hacia arriba te das cuenta de que la calle ha cambiado». Gallego vio una idea parecida en un viaje a Sicilia, donde «se cuelga en los balcones cualquier objeto antiguo».

La iniciativa tiene su precedente en las navidades de los dos últimos años cuando la calle Mayor ha tenido una decoración floral con motivo de la declaración de Medina de Rioseco como Ciudad Europea de la Navidad. Bares y comercios también colaboraron decorando las portadas de sus establecimientos con adornos florales y de otros materiales reciclables. Por eso, la idea es que a lo largo del año la calle Mayor pueda tener varias decoraciones, siempre con materiales reciclables y objetos, como las sillas, a los que se les dé una segunda vida. Al final de lo que se trata es «hacer algo por el bien de todos que repercuta en una mejor imagen de Rioseco». Los promotores esperan que la calle Mayor se acabe de poblar de sillas y otros asientos colgados.

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