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Varios mayores, atentos a la música que desde el otro lado de la ventana interpreta un miembro de la charanga 'La Resaka'. A verano diferente, ideas diferentes.
Mucho cariño para los mayores a ritmo de pasodoble

Mucho cariño para los mayores a ritmo de pasodoble

Sin fiestas no hay charanga ·

La covid-19 ha dejado sin festejos a casi todos los pueblos. Sin embargo, una charanga ha encontrado la forma de salir a la calle. Eso sí, ha sido solo por un rato

Sofía Fernández

Jueves, 9 de julio 2020, 08:11

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Dicen que la música alegra el alma, que es capaz de cambiar el estado de ánimo a golpe de acorde, que evoca recuerdos y sentimientos, esos tan a flor de piel durante esta incierta etapa que vivimos donde todo es desconocido y nuevo. Y las fiestas patronales de los pueblos no son una excepción. Sin ir más lejos, las de Traspinedo en honor a Santa Isabel terminaron hace unos días con una sensación agridulce y extraña; la de haber vivido una fiesta con ausencia de ella. No hay celebración sin pasacalles, ritmos de charanga, jotas, pasodobles, canciones de siempre, abrazos de amigos, verbenas y bailes en las peñas. Con la misa a la Santa como única actividad permitida en la programación festiva, las calles quedaron huérfanas este 2020 de saxofón y trompeta, de caja y tambor… hasta que una de las jornadas, a las ocho de la tarde, por sorpresa la charanga local 'La Resaka' –junto a tres miembros de 'La Nota'– llevaron a cabo una muestra de amor y cariño hacia quien más lo necesita en estos momentos, los mayores de la residencia. Pero el verano es diferente para estos músicos: tanto que el experimento no tendrá continuidad. No habrá más interpretaciones, ni siquiera ensayos; sin fiestas no hay charanga.

Fue un punto final en este extraño verano. Sin fiestas no hay charanga. Tanto es así que ni siquiera van a seguir ensayando.

Llevan más de cuatro meses sin salir a la calle, sin abrazar a los suyos, sin pasear por su pueblo. Sobra cualquier explicación. Escucharon dos jotas y un pasodoble que les transportaron a momentos de juventud, porque –aunque la charanga tocaba fuera por seguridad– la música inundó cada uno de los rincones del centro de mayores, donde 31 abuelos siguen resistiéndose con resignación y paciencia a un virus que ha trastocado los planes del mundo. Sinceros aplausos, alegres miradas, lágrimas y caras de emoción entre jóvenes y mayores, porque ninguno de los participantes de esta sorpresa la olvidará fácilmente.

Los músicos responsables de esta iniciativa quisieron que ellos fueran los primeros en escuchar este regalo en forma de canciones, que fueran partícipes de los únicos ritmos de estas fiestas. «Se nos ocurrió ir a tocar a la residencia del pueblo porque todos sabemos lo que significa para un abuelo el escuchar una jota o un pasodoble y a ellos que llevan meses encerrados, sin ver a su familia pues les íbamos a dar una gran sorpresa», explica uno de los miembros de la charanga que lleva nueve años amenizando las fiestas patronales de la zona.

Tras el emocionante encuentro musical, el agradecimiento del personal de la residencia, los correspondientes aplausos y los besos lanzados tras la ventana del centro de mayores, la charanga se dirigió a varios bares del municipio siguiendo en todo momento las medidas de seguridad sanitaria marcadas por las autoridades. Distancia de seguridad y mascarillas para escuchar los ritmos que cualquier otro año habrían inundado calles, peñas y bares.

«Tras pensarlo durante varios días y bajo nuestra responsabilidad vimos que era viable hacerlo de forma controlada y sin poner en riesgo a nadie si las cosas se hacían bien. El objetivo que teníamos al final lo cumplimos y era el que la gente no se quedase con ganas de escuchar el sonido típico del desfile de peñas, la animación en las canciones y el ambiente de pasacalles», explican desde 'La Resaka'.

Acostumbrados a realizar decenas de bolos durante el verano dentro y fuera de la provincia, 'La Resaka' es el retrato de cientos de músicos pertenecientes a charangas que este año no amenizarán pasacalles, bares y calles poniendo la nota musical a las fiestas patronales. «La situación es delicada, hemos ensayado mucho durante el invierno para seguir mejorando, sacando nuevos temas y nos juntamos muchos músicos que cuadramos horarios con esfuerzo, algunos no viven aquí. Y vemos que con la situación actual es imposible sacar todo ese trabajo adelante, es una pena. El sector musical está sufriendo daños incalculables por esta crisis», lamentan desde la charanga local.

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