Beatificación del Padre Hoyos en abril de 2018 en el Paseo Central del Campo Grande de Valladolid R.GÓMEZ

El Papa que reconoció el milagro atribuido a un jesuita de Valladolid

Benedicto XVI beatificó al Padre Hoyos, de Torrelobatón

Laura Negro

Valladolid

Sábado, 31 de diciembre 2022, 14:56

El 18 de octubre de 1895 El Norte de Castilla se hacía eco de uno de los acontecimientos más importantes en la historia de la ... pequeña villa de Torrelobatón, la apertura del expediente de beatificación de su paisano más ilustre, Bernardo Francisco de Hoyos, considerado como el gran apóstol de la devoción al Corazón de Jesús en el mundo. Hasta el 18 de abril de 2010 hubo que esperar, para verle subido a los altares. Eso fue bajo el pontificado del hoy fallecido Papa Benedicto XV

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Ya desde la escuela, el torreño Bernardo F. de Hoyos, nacido en 1711 en el seno de una familia acomodada, dio pruebas de su voluntad firme y de su espíritu inquebrantable, predicando contra la inmoralidad y el escándalo. Según su biógrafo, Juan de Loyola, mostraba que todo su ser «estaba imbuido por una llama de amor divino» y que «volaba muy alto por las regiones celestiales. Con 14 años entró en el noviciado de los jesuitas, y a los 17, empezó con los estudios de filosofía para hacerse sacerdote. El 3 de mayo de 1733, cuando contaba 22 años, siente que el Señor le confía una tarea que se convertirá en el único objetivo de su vida: propagar el culto a su Corazón como medio de santificación propia y como medio de eficaz apostolado.

Bernardo F. de Hoyos dejó un enorme patrimonio espiritual propio de la devoción al Sagrado Corazón, que se mantiene en plena validez, ya que en 2009 se hizo la renovación a esta consagración. Por eso, su causa de beatificación estuvo vigente durante más de un siglo.

Para los fieles de la devoción y para el pueblo de Torrelobatón fue un largo camino el que recorrió hasta la subida a los altares. Según las crónicas locales, ya en 1898 en Torrelobatón se celebró un triduo encaminado a pedir y lograr su beatificación. Los lugareños se congregaban todas las noches ante el consistorio y alrededor de una enorme fogata que ardía desde las siete a las ocho, en medio de vivas, detonaciones de cohetes y cánticos para lograr este objetivo. Llegaron a formar turnos de diez en diez familias, las cuales, cada día del mes visitaban el altar e imagen del Sagrado Corazón, para pedir la beatificación «práctica que seguirá hasta que se consiga el decreto de la Sagrada Congregación o del Romano Pontífice elevándole al honor de los altares», decían las crónicas.

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Pancarta de los vecinos de Torrelobatón durante la celebración de la beatificación RAMÓN GÓMEZ

Tuvieron que pasar 115 años para que Bernardo F. de Hoyos fuera beatificado. Hizo falta la verificación de un hecho milagroso atribuído con certeza a la intercesión de su persona. Había relatados varios milagros, pero que no pudieron ser verificados por la falta de informes y testigos. Fue a principios del siglo XX cuando se tuvo conocimiento de la curación milagrosa de Mercedes Cabezas, el 22 de abril de 1936 en San Cristóbal de la Cuesta (Salamanca), que sufría de un tumor en el vientre. Fue una curación médicamente inexplicable y que el Papa Benedicto XVI reconoció como obra por la intercesión del Padre Hoyos en enero de 2009.

El 18 de abril de 2010, III Domingo de Pascua, es un día marcado en rojo para sus fieles. Día de la ansiada beatificación. A las 10:30 h de la mañana, en el paseo central del Campo Grande de Valladolid, junto a la plaza de Colón y la acera de Recoletos, se celebró la solemne eucaristía. Según informa el Padre Ernesto Postigo, vicepostulador de la Causa de Beatificación, «antes de Benedicto XVI, tanto los santos como los beatos recibían en Roma el honor de subir a los altares. Fue este Papa quien ordenó que los beatos subiera a los altares en su propia tierra, y eso facilitó que los vallisoletanos pudiéramos disfrutar del solemne acto que nos llenó de gozo».

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Ya al comienzo de su pontificado, Benedicto XVI retomó la tradición papal de no presidir beatificaciones, por eso, la ceremonia fue presidida por el cardenal Angelo Amato, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, como representante pontificio, y asistieron el Nuncio Apostólico en España, el Prepósito General de la Compañía de Jesús, alrededor de 50 obispos y cardenales, cerca de mil sacerdotes, doce mil fieles y representantes de congregaciones religiosas basadas en el carisma del Corazón de Jesús, y diversas autoridades civiles.

Durante la eucaristía, el cardenal Angelo Amato, como celebrante y representante pontificio, dio lectura a la carta del papa Benedicto XVI: «Acogiendo el deseo de nuestro hermano Ricardo Blázquez y de muchos hermanos en el episcopado y fieles, y después de haber consultado a la Congregación para la Causa de los Santos, concedemos que el venerable siervo de Dios, religioso, miembro de la Compañía de Jesús, testigo humilde del amor de Cristo y apóstol en la devoción del Corazón de Jesús sea llamado beato»; también se indicaba que su fiesta se celebrará el 29 de noviembre, «día de su nacimiento para el cielo».

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Sacerdotes participantes en la eucaristía de beatificación en Valladolid en abril de 2010 RAMÓN GÓMEZ

Así se hacía efectiva la ansiada beatificación. Tras descubrir una imagen gigante del nuevo beato, el entonces arzobispo, D. Ricardo Blázquez cerró el rito de beatificación con un breve agradecimiento al Papa el nombre de la Archidiócesis.

El Papa emérito, Benedicto XVI, mostró en numerosas ocasiones la importancia del legado del Padre Hoyos, así, por ejemplo, durante la XXVI Jornada Mundial de la Juventud que tuvo lugar en Madrid en el 2011, consagró a todos los jóvenes del mundo al Corazón de Cristo.

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José María Gil, párroco de Torrelobatón en 2010 y presidente de la Asociación Cultural Bernardo F. De Hoyos, con sede en Torrelobatón, ve en Benedicto XVI a «un gran mensajero de la centralidad del amor de dios a los hombres en nuestro tiempo, que se nos ha dado a conocer en Jesucristo y de manera especial en su Corazón».

Miles de fieles se congregaron en el Paseo Central del Campo grande para asistir a la beatificación R. GÓMEZ
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