Los más previsores al planificar el menú de estas fiestas tienen premio
Carniceros, pescaderos y clientes del Mercado del Val confirman que son muchos los que optan por adelantarse para ahorrar, en algunos casos «hasta 400 euros»
«Adelanto las compras porque se ahorra uno muchísimo dinero. Entre 200 y 400 euros, porque ahora están las cosas mucho más baratas», aseguraba rotundo este miércoles Carlos Ballón, cliente habitual del Mercado del Val y uno de esos consumidores previsores que saben que planificar los menús de Navidad y anticipar la adquisición de sus ingredientes implica un premio seguro para su cartera.
Según su experiencia, cuanto más se acercan las fechas señaladas «más sube todo, al doble o incluso más, se puede decir que hasta un 200%». Como ejemplo, un botón: «He comprado una merluza de 4,5 kilos a 14 euros buenísima. Ya la he hecho filetes y está guardada para cuando vengan en Nochebuena», explicaba en referencia a sus hijos y nietos, a sabiendas de que justo ese día «a lo mejor vale a 35 ó 40 euros».
Desde el amplio mostrador de Pescados La Alondra su encargado, Ángel Gabriel Arranz, aseguraba que se nota «muchísimo» que cada vez son más los que optan por aprovisionarse con tiempo y congelar. Prueba de ello, apuntaba, es que «hemos estado dos semanas de aniversario y hemos trabajado fenomenal, la gente adelanta prácticamente todo». Lo que más tirón ha tenido entre el público, aprovechando las ofertas con motivo del 16 cumpleaños de la empresa, ha sido «rape, almeja, pulpo, cigala, langostino, gamba...». Productos clásicos en las mesas de Valladolid, según afirmaba, que «pueden subir 10 ó 15 euros el kilo bien a gusto» de aquí al 24 de diciembre.
Los guisos ganan adeptos
Felipe González, el dueño de la carnicería que lleva su nombre en el Val y de otra que acaba de abrir en Parquesol, confirmaba que «hay gente que congela el lechazo y yo lo respeto, se lo preparo bien preparadito y se lo envaso al vacío para que no se le queme con el frío y queda bien». Aun así, a sus clientes siempre les recomienda que no lo hagan. «Lo están comiendo fresco todo el año... ¿y el día que se juntan con la familia lo comen congelado?», se preguntaba. «Se van a ahorrar dos o tres euros (en el kilo), no va a subir más. A final de año en la cuenta de resultados poca incidencia va a tener», reflexionaba. Es la carne más demandada coincidiendo con las fiestas navideñas, «junto con el cochinillo y por supuesto el solomillo», aunque «últimamente también piden carrilleras y rabo, porque hay gente a la que le molesta levantarse a freír las chuletillas, y entonces tienen un guiso hecho» como alternativa.
Otro especialista en cordero lechal es Juan Carlos Tordera, con 54 años de profesión a sus espaldas, quien tenía a una decena de clientas esperando pacientemente junto a su puesto. Dos de ellas, Mercedes Ramos y María Antonia Brasa, aprovechaban para aprovisionarse «del churro nuestro de toda la vida, que es calidad», y lo hacían no tanto por economizar, «porque aproximadamente estará a lo mismo», sino «porque luego hay muchas colas». «Este año han repuntado algo las ventas adelantadas por el problema de que en Castilla y León ya casi no hay ovejas, están desapareciendo y por eso el producto está tan encarecido, y porque los pastores también se están pasando un poco. Por las dos cosas», manifestaba el industrial, que llamaba la atención sobre el hecho de que «además en Navidad los costes de los mataderos son más caros» y auguraba que «de aquí a cuatro o cinco años desaparecen los lechazos».
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