Vida de barrio
La Overuela, donde los médicos llegaban en barca: «Los buses pasan cuando quieren, nos tienen olvidados»Su ubicación, rodeada por el cauce del río Pisuerga y por un canal, le ha valido para recibir el apelativo de 'isla urbana'
Cuando se dice que el barrio de La Overuela hasta no hace muchos años era 'la isla urbana de Valladolid' no es una metáfora o una manera de hablar.
Solo hay que retroceder unos 40 años atrás aproximadamente, cuando muchos vecinos aún lavaban la ropa en la ribera del río Pisuerga ante la falta de agua corriente y los médicos o curas llegaban al barrio mediante una barca desde Santovenia, al estilo de Venecia -salvando las distancias- con el objetivo de evitar el rodeo por carretera. En este sentido, los vecinos y comerciantes aseguran que «aquí, el pasado terminó hace muy poquito tiempo».
Situado al norte de Valladolid, se trata de un enclave singular dentro del casco urbano de la ciudad. Su ubicación, rodeada por el cauce del río Pisuerga y por un canal, le ha valido para recibir el apelativo de 'isla urbana'. Esta particular situación geográfica, que se tradujo durante mucho tiempo en un cierto aislamiento, ha configurado tanto su carácter como su crecimiento.
Así, La Overuela fue tradicionalmente un territorio agrícola y ganadero, con casas dispersas y que ahora se incorpora al cinturón residencial de Valladolid, aunque mantiene aún ese sabor de arrabal diferenciado. En resumidas cuentas, aquí la vida es similar a la de los pubelos castellanos a pesar de ser a todos los efectos un barrio de Valladolid.
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Históricamente, La Overuela tiene un extenso pasado documentado. Ya en el siglo XI se le menciona con el nombre de 'Loberueras' y en el XII como 'Loberola' o 'Loberolam', lo que da pie a que el barrio por aquel entonces fuese conocido como el lugar o guarida de los lobos.
Además, se afirma que en su territorio se encontraba el desaparecido Palacio de Mirabel, y que en él, aunque esto son habladurías y no está documentado de manera oficial, comenzó a redactarse el célebre cuerpo de leyes de Alfonso X el Sabio, las 'Siete Partidas'. Calles como Títulos, Corregidores, Leyes, Cortes, Fuero Real aluden a ese pasado legendario y popular.
Hoy, La Overuela se presenta como un barrio residencial tranquilo, con casas bajas, con dos o tres plantas como mucho, en el que familias jóvenes han encontrado un lugar apacible para vivir, donde se huye del bullicio del centro urbano. No obstante, bajo esta calma rural y ese espíritu de barrio que resiste, late también un malestar compartido, el del abandono institucional.
Desirée es vecina del barrio y lleva casi cuatro años al frente de una pequeña tienda de alimentación, el corazón dulce del barrio, literalmente, porque allí se venden las magdalenas y los croissants caseros más queridos por los vecinos. «Aquí se vive muy bien, hay mucha tranquilidad, mucha naturaleza, agua por todos los lados... Pero nos tienen un poquito abandonados», lamenta.
«Aquí se vive muy bien, hay mucha tranquilidad, mucha naturaleza... Pero nos tienen un poquito abandonados»
Desirée Cruz
Alimentación La Overuela
Y es que en esta zona de Valladolid, la palabra abandono se repite una y otra vez. No se trata solo de una sensación, sino de algo tangible, con un transporte público que apenas funciona, la tardía llegada de los taxis y la dificultad para desplazarse, especialmente para las personas mayores.
«Ahora mismo es la lucha que tenemos en el barrio. Antes teníamos autobuses cada hora y ahora vienen cuando les da la gana», denuncia indignada. En un barrio donde muchos dependen de ese servicio para ir al médico o hacer la compra, la irregularidad del autobús no es un simple inconveniente, es un obstáculo para la vida diaria.
Basta con dar un breve paseo por las principales calles en las que se observa la indignación de sus vecinos. Las paredes están decoradas con carteles reivindicativos, promovidos por la asociación vecinal en donde el mensaje es claro: 'Auvasa escucha, La Overuela está en lucha'.
En uno de los dos únicos bares que hay en el barrio se encuentra Aarón Santiago, un simpático y tímido camarero que lleva cinco años con el bar del barrio. Vino desde Tordesillas y decidió quedarse a vivir aquí, atraído por la tranquilidad y la gente. «Hay muy buena gente, yo estoy muy a gusto, pero el tema del autobús está jodido», dice sin tapujos.
«Antes el servicio tenía cierta lógica. Ahora los horarios cambian sin previo aviso»
Aarón Santiago
Bar-Bas
«Antes, el servicio tenía cierta lógica. Ahora, los horarios cambian sin previo aviso. Lo habitual era que pasasen cada hora, pero ahora pasan a y veinte otras veces a menos veinte… es un lío y un desastre, habría que tener más tránsito», reclama.
A la vista está que los vecinos no piden grandes obras, centros comerciales ni macroproyectos. Tan solo reclaman presencia. Porque este barrio, con su aire de pueblo dentro de la ciudad, tiene mucho que ofrecer.
Su entorno natural, su gente, su tranquilidad… todo lo que otros grandes barrios y urbanizaciones anhelan, La Overuela ya lo tiene. Lo único que falta es que no la dejen atrás.
La próxima semana
Rodrigo Ucero y Diego Fernández se acercan hasta el barrio residencial de Fuente Berrocal, surgido a principio de los años 80 en una especie de páramo a medio camino entre Valladolid y Fuensaldaña.
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