Valladolid
Niños y coches, obligados a compartir espacio a la salida de un colegio de ValladolidLas obras en el acceso del Narciso Alonso Cortés condicionan a familias del centro, donde sesenta niños se tienen que trasladar a otro comedor semanas después del inicio de las clases
Son las dos menos diez de la tarde y un grupo de niños sale del Narciso Alonso Cortés. La jornada lectiva acaba a en punto, ... pero ellos terminan un poco antes para ir al comedor. Para llegar tienen que salir del centro -en sus instalaciones todavía no hay-, y llegar hasta el Cristóbal Colón, otro cole de la zona que está a cinco minutos andando. Ellos no pueden ir caminando, claro. Entones, un autobús les espera a la salida de su colegio para acercarles al comedor por la calle Pelícano, donde aparca y deja a los niños, que tienen que pasar entre coches hasta llegar al colegio. La subida al vehículo tampoco es más sencilla, pues recoge a los pequeños en un apeadero junto a un carril bici. Es decir, que los niños tienen que cruzar la senda ciclista -por un paso de cebra- para subirse al autocar, y lo hacen además junto al paseo de Juan Carlos I, con un continuo paso de vehículos.
La situación llevó a familias del centro a reclamar en marzo de este año un comedor propio en su centro. Iniciaron entonces una campaña y una recogida de firmas que elevaron a Dirección Provincial. Apenas dos semanas después, un comunicado de la Asociación de Madres y Padres del colegio confirmaba que el centro escolar contaría con un comedor en sus instalaciones para el ya presente curso. Las obras se llevarían a cabo durante el periodo de vacaciones escolares, cuando también se concretó que el espacio se ubicará en la antigua casa del conserje, situada en la planta baja del edificio principal del colegio.
¿Qué pasa entonces? Que casi dos meses después del inicio del curso aún no disponen de comedor. En principio, según las propias familias, las instalaciones están listas a falta de rematar el mobiliario y el equipamiento necesario. Hasta entonces, los niños que utilizan el comedor, que son en torno a sesenta, deben hacer todavía este trayecto hasta el Cristóbal Colón, bajando por la rampa, cruzando el carril bici y junto a una de las arterias principales de la ciudad. Lo hacen en dos tandas, primero los de Infantil y luego los de Primaria, acompañados por varias monitoras. Pero la situación ha sumado en los últimos días un nuevo bache, con el inicio de unas obras en el entorno escolar, presumiblemente parte de las actuaciones para la mejora y la seguridad en centros educativos que lleva a cabo el Ayuntamiento.
Las obras se alargarán durante dos meses y unificará la acera y la calzada de la rampa
La intervención se centra en esta rampa de acceso al colegio, que da paso a los vehículos autorizados -profesores o equipo directivo- desde el paseo de Juan Carlos I y hasta el interior del centro, donde pueden aparcar a la puerta. La situación es la siguiente. Las obras, que comenzaron este mes, ya han levantado las aceras, de apenas un metro de anchura, y por las que familias y peatones accedían al centro. La posibilidad pasa ahora por caminar por la zona de la calzada, por donde pasan coches, especialmente en las horas de entrada y salida del centro, lo que obliga a las familias a echarse hacia las vallas de obra para dejar pasar a los vehículos. El resto de la mañana, un operario trabaja con un tractor de obra en la rampa, parando cuando alguien pasa, pues sus dimensiones no permiten que peatones y vehículo compartan espacio.
Quienes sí lo hacen son padres, niños y coches. La situación continuará así al menos durante dos meses, plazo previsto para finalizar los trabajos donde hasta ahora solo hay un operario. El resto, previsiblemente, se pondrá al tajo cuando termine la actuación en el colegio María Teresa Íñigo de Toro, que también está inmerso en unas obras para mejorar la seguridad en su entorno. Cuando la actuación finalice en el Narciso Alonso Cortés, se prevé que la acera y la calzada queden al mismo nivel. Es decir, como una superficie lisa y conjunta donde se colocará una especie de hormigonado pulido que homogeneizará la rampa, donde también se instalarán varios bancos en la subida.
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