
Los vecinos del entorno del Río Hortega llevan semanas quejándose ante los policías locales de la presencia de un grupo de personas que mantenían una colonia de gatos callejeros en la calle Cañón del Río Lobos, una vía que une la avenida de Segovia y la ronda interior, junto al hospital. Y no tanto por los felinos en sí como por «los malos olores y los problemas de salubridad» que generaban los desperdicios de comida con los que eran alimentados.
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Una patrulla sorprendió el pasado sábado por la noche a dos de las cuidadoras de los gatos en cuestión y los policías locales sancionaron a ambas con sendas multas de 90 euros por una infracción leve recogida en la Ordenanza Municipal de Protección del Medio Urbano (arrojar desperdicios a la vía pública).
La ordenanza prohíbe expresamente alimentar a los felinos en la vía pública con restos de comida y prevé la entrega de carnés de alimentadores a los cuidadores, que solo pueden utilizar pienso seco.
Ayer la Policía Municipal de Valladolid publicó un tuit avisando que para dar de comer a los gatos en vía pública necesitas una autorización municipal y cumplir unas condiciones determinadas.
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