Esperanza Hernández, en el interior de su establecimiento. R. Jiménez
Estanco de Alaejos

Esperanza Hernández: al pie de un mostrador durante 53 años

Cada día sigue abriendo las puertas de su local a las 09:30 y recibe a los clientes con una sonrisa

Laura Negro

Alaejos

Domingo, 7 de marzo 2021, 07:51

Esperanza Hernández es hija de caminero y cuenta que nació en la carretera. Fue la penúltima de nueve hermanos. Desde muy pequeña aprendió el valor ... del esfuerzo y el sacrificio. Con su padre enfermo, trabajó en el campo cogiendo lentejas y garbanzos, se encargaba de las tareas de la casa y atendía a sus hermanos, mientras su madre trabajaba para mantener a la prole. Solo pudo ir dos años a la escuela, pero gracias a la maestra doña Adalia aprendió a leer, a escribir y a hacer cuentas, aunque confiesa que a dividir no supo hasta fue ya mayor. Su infancia la convirtió en una persona responsable, entregada y trabajadora. Tanto que, a falta de unos días para cumplir los 76 años, ve lejos la jubilación. Esperanza es la estanquera de Alaejos, una profesión que heredó de sus suegros y que pretende mantener «hasta que el cuerpo le aguante».

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Conla jubilación de sus suegros, cuando ellos estaban cerca de cumplir los 80 años, Esperanza decidió quedarse con su negocio, el estanco del pueblo. De eso hace ya 39 años. «Entre el bar y el estanco, llevo despachando tras un mostrador desde que tenía 23 años y, de momento, no pienso dejarlo. Estoy muy a gusto y así estoy entretenida. Muchos me preguntan que cuándo me jubilo y siempre les contesto que nunca», afirma esta veterana estanquera. En sus estanterías hay tabaco, periódicos y revistas y también chucherías. «Los números no son lo que eran, porque el pueblo va perdiendo población y la que queda es muy mayor».

Cada día madruga para recibir el reparto de la prensa y la coloca con esmero. A las 09:30 horas abre las puertas de su local para recibir a los primeros clientes. «Lo primero que hago es encender el brasero y sentarme en la camilla a leer El Norte. Me gusta, sobre todo, ver qué ha pasado en los pueblos. Cuando me vean salir a mí en las páginas del periódico, muchos dirán que es imposible que tenga estos años. Tengo buena fachada por fuera, aunque por dentro, tenga alguna cosa. El secreto para conservarme tan bien es estar activa. Estar pendiente del negocio, me hace olvidarme de otros males y problemas».

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