La inmigración amortigua en Valladolid la caída del padrón, la más baja desde 2011

Las cifras demográficas siguen en números rojos (hay retrocesos desde 2011), pero el conocido ayer se ha moderado. A lo largo de 2017, Valladolid perdió 1.279 vecinos (una media de 3,5 bajas al día). En 2018, fueron 305 (ni siquiera una al día).

La razón para este frenazo en la sangría demográfica hay que buscarla en la inmigración. La provincia continúa abonada a malas cifras en el crecimiento vegetativo. Son más las personas que mueren (5.079 en 2018) que las que nacen (3.406). O sea, 1.673 menos. La situación no parece tener arreglo en el corto plazo, porque las cifras de natalidad siguen en caída libre (84 nacimientos en el primer semestre de este año respecto al mismo periodo de 2018) y el envejecimiento complica el relevo generacional.

¿Cómo se compensan estas cifras? Con la llegada de población extranjera. El año pasado, Valladolid registró, por primera vez desde 2011, un saldo migratorio positivo (llegaron desde el extranjero más personas de las que se marcharon). En 2018, el padrón se enriqueció con 1.263 inscripciones foráneas.

La recuperación del mercado de trabajo y la inestabilidad en países de América (con el incremento de solicitantes de protección procedentes, sobre todo, de Colombia, Venezuela y países de Centroamérica) han propiciado este aumento de flujos migratorios, que compensa en parte los recortes por las bajas cifras de natalidad.

La provincia perdió 305 habitantes en los registros oficiales... y la capital 454. Esto significa que la pujanza de los municipios jóvenes del entorno (con Arroyo, Santovenia y Fuensaldaña a la cabeza) amortigua los malos registros de la ciudad. Aun así, es la menor pérdida de población en la ciudad desde 2008. Los registros municipales detectaron en julio un incremento de población a lo largo de este 2019 (algo que no se podrá comprobar de forma oficial hasta finales del próximo año, ya que los datos que reconoce el Estado, y que sirven para el reparto de subvenciones por habitante, no se validan hasta casi un año después).

Es lo que le ha ocurrido, por ejemplo, a Arroyo. El Ayuntamiento de esta localidad había asumido hace meses que rebasa los 20.000 habitantes, pero no ha sido hasta ayer cuando el Gobierno se lo ha reconocido. Le otorga 20.179 y le sitúa muy cerca ya de superar a Medina delCampo (que pierde 73 para quedarse en 20.510). «Ya nos estamos organizando para las nuevas competencias que supone este incremento de población», asegura Sarbelio Fernández, alcalde de Arroyo, quien explica que en los próximos años asumirá los centros de acción social con autonomía local. «La previsión es crecer más, las cifras actualizadas dicen que ya somos 20.600. Y hay parcelas libres para nuevas construcciones que atraigan a más vecinos», añade.

En La Cistérniga (9.034 habitantes) han vivido una extraña bajada de 15 empadronados, que la alcaldesa, Patricia González, atribuye a «cambios de residencia», ya que la localidad «sigue creciendo con población joven». Entre sus reivindicaciones, que el instituto comience a funcionar el próximo curso y que el consultorio médico se transforme en centro de salud. «Somos nueve mil vecinos y la atención médica cierra a las 14:00 h. Nos han puesto un médico más, pero no es suficiente».

El mayor crecimiento porcentual: en Tamariz de Campos (de 55 a 80 vecinos). «Hemos sufrido fallos en el registro en los últimos años. Ahora se reconoce la cifra oficial. De hecho, somos 82; acaba de inscribirse una pareja con dos niños. Aquí tenemos suerte, estamos en la 'champions league' de los pueblos, tenemos siete niños», dice Jesús M. Pastor, alcalde de Tamariz. Este es uno de las 57 pueblos (de 225) con menos de cien habitantes. En esta última revisión, 147 localidades  han perdido vecinos.

En la siguiente tabla puede comprobar cuántos habitantes tiene cada una de las 225 localidades de Valladolid, y su comparación con respecto al año anterior.