Milagros Retortillo: «Hay unos gastos fijos mensuales muy altos y ahora no se van a poder afrontar»
Considera que «va a ser difícil de remontar porque es tocar fondo y volver a levantarse, y es algo que solo podemos hacer nosotros».
Tienen el miedo en el cuerpo. Permanecen abiertos por necesidad y «responsabilidad», aunque la afluencia de clientes sea «mínima». La pandemia del coronavirus les ha dejado noqueados, sin aliento, prácticamente al borde del colapso. El pequeño comercio, uno de los sectores más perjudicados por el impacto del Covid-19, afronta la tercera semana de confinamiento con «miedo y preocupación» por el escenario que prevalecerá tras la crisis sanitaria. Observan con «mucha incertidumbre» el horizonte económico y social que dejará tras de sí este virus. Lo que será de ellos –y de sus negocios– una vez concluya el estado de alarma y la alerta sanitaria. Observan con «mucha incertidumbre» el horizonte económico y social que dejará tras de sí este virus.
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Mientras, siguen haciendo frente a pagos y gastos elevados casi sin clientes. Milagros Retortillo, propietaria de la clínica veterinaria Tudela, situada en la calle de la capital que tiene el mismo nombre, es uno de los rostros –de entre los miles de vallisoletanos– que ha visto cómo, «de la noche a la mañana», su vida ha cambiado por el coronavirus. Reitera una y otra vez que ella no quiere cerrar su establecimiento, pero la situación le va a «obligar». Va a llegar un momento, dice, en el que solo atenderán urgencias y consultas telefónicas porque «está todo muy difícil». «Va a ser muy complicado; hay unos gastos fijos mensuales muy altos y ahora no se van a poder afrontar», afirma.
A ello, además, hay que añadir que desde que se decretara el aislamiento domiciliario obligatorio, el tránsito de personas por su clínica se ha reducido a la mitad. «Notamos muchísima disminución de clientes. De hecho, hemos reducido el horario y por las tardes ya no se abre», sostiene. Trata de mirar al futuro con «optimismo», pero cree que, desde el punto de vista profesional, la situación solo empeorará. «La tercera semana va a ser peor. Hoy –en referencia a ayer– ya lo estamos notando; normalmente tenemos dos personas dentro o sino esperando en la calle y ahora solo hay una», incide, al tiempo que anticipa que no descarta «reducir la jornada laboral». «Es algo complicado para todos; va a ser difícil de remontar porque es tocar fondo y volver a levantarse, y es algo que solo podemos hacer nosotros».