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Iglesia de la Vera Cruz en Valladolid el miércoles de ceniza. Alberto Mingueza

Miércoles de ceniza sin contacto entre el párroco y los fieles en Valladolid

Berta Pontes de Los Ríos

Valladolid

Miércoles, 17 de febrero 2021, 15:23

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Este miércoles de ceniza se ha vivido de una forma completamente diferente a lo que los cristianos habitúan. La pandemia ha obligado a cumplir con una limitación de aforo por la que únicamente podían estar en el interior del templo 25 personas. Con un incensario en la puerta principal de la Iglesia de la Santa Vera Cruz de Valladolid que el párroco se encargaba de rellenar para que no se apagase, los fieles han podido visualizar desde el exterior la eucaristía de este día especial marcado en el calendario de los católicos.

Daniel Domínguez Repiso, alcalde y presidente de la Cofradía Penitencial de la Santa Vera Cruz, ha explicado que «los constantes bandazos de la normativa están destrozando a los templos. No sabemos a qué hora debemos cerrar y estamos tratando de cumplir con las normas y el aforo, pero dejar a la gente fuera es muy difícil«. Este cofrade aseguraba estar »desanimado con la situación, porque no queremos incumplir nada y no nos explicamos que se estén vulnerando de esta manera nuestros derechos a la libertad religiosa«.

Los feligreses que esperaban antes de las 12:30 horas en la puerta del templo han visto cómo únicamente podían acceder al interior 25 de ellos. Inmaculada Fonseca, vallisoletana y creyente, ha explicado que «es una vergüenza que en las iglesias no podamos entrar más de 25 cuando en las tiendas y los supermercados apenas controlan el aforo. Los templos son grandes y cabemos muchos más de los que dicta la norma respetando la distancia de seguridad y manteniendo las medidas de higiene». Los fieles que esta mañana han acudido a la Vera Cruz han visto «limitado el derecho al culto». También en la puerta esperaba Isabel. Una vallisoletana que se ha mostrado «muy molesta» con la situación porque, según aseguraba, «hoy es un día muy importante para los cristianos porque empieza la cuaresma y es un tiempo de culto, de alivio espiritual y de sacrificio». El parecer de esta feligresa ante la limitación de aforo es firme: «no están respetando a los que deseamos acudir a misa ni nuestras creencias».

Cristian de Prado, secretario de la Cofradía del Despojado, apuntaba que «este año la cuaresma es extraña porque nos toca dejar a mucha gente fuera de los templos en uno de los momentos más representativos de la religión católica». En este sentido, Cristian explicaba que «se ha metido a las iglesias en el saco de los focos de contagio cuando se ha demostrado que no es así en absoluto, porque respetamos el aforo y las medidas. Estamos, incluso, aplazando misas en espera de que aumenten el aforo en los templos para que todos los fieles puedan acudir y nadie tenga que quedarse fuera».

Tras la eucaristía celebrada a las 12:30 horas, el párroco ha comenzado el ritual de esparcir la ceniza sobre los feligreses. Pero este año de pandemia lo ha hecho de forma diferente. Una vez recitadas las palabras «convertíos y creed en el Evangelio» de forma colectiva en vez de individual, ha procedido a acercarse a cada uno de los asistentes a la misa para depositar la ceniza sin contacto, dejándola caer sobre la cabeza y en completo silencio. También ha salido fuera del templo para esparcir la ceniza bendecida en las cabezas de los cerca de 30 fieles que se han quedado a las puertas sin poder acceder al interior.

Daniel Domínguez Repiso ha apuntado que desconocen si podrán celebrar la misa de las 18:30 horas prevista para esta tarde y que a ellos no se les permite cumplir el aforo de un tercio que se ha establecido para otras actividades. «Si nos dejasen ocupar una tercera parte del templo podrían acceder 90 personas, pero la limitación a 25 coarta nuestras libertades y nos deja en una situación de desventaja».

Una vez finalizada la eucaristía y la puesta de la ceniza, el párroco ha dado paso al tradicional besapié al Cristo de la Columna. Los fieles han ido aproximándose uno a uno y realizando una reverencia frente a la talla como muestra de su fe.

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