«Se ha ido uno de los mejores. Empezaba a vivir»
Jacob González, enfermero del Clínico, profesor asociado de la UVA y músico, ha fallecido a los 43 años por causas naturales. Sus compañeros destacan su entrega a los demás
«Se ha ido uno de los mejores», comentaban los compañeros del leonés Jacob González Gancedo. Él era enfermero del Servicio de Urgencias del Hospital ... Clínico Universitario de Valladolid. Todos lamentan su pérdida, a los 43 años. Tenía toda la vida por delante y mucho que hacer en un campo que le apasionaba, la enfermería, que practicaba desde diferentes vertientes, la clínica, la investigación y la docencia.
Falleció el pasado domingo, en el hospital de León, a causa de un infarto que le sobrevino en la noche del día de Reyes. Su muerte deja a su mujer, María, a su pequeño Xoel y al resto de la familia con un gran vacío. Todos le lloran. «Jacob era especial», dicen todos los que le conocían y que han hablado con este diario. Ayer martes fue la incineración en León. Sus compañeros están destrozados. Mercedes Fernández es la enfermera responsable de la Unidad de Apoyo a la Investigación del Hospital Clínico en la que él era un habitual y abnegado colaborador. Era compañera y amiga personal de Jacob.
«Era absolutamente excepcional. Una persona considerada, educada y sensible. Tenía un carácter conciliador y creía firmemente en el trabajo en equipo. Jacob era un valor importantísimo para el hospital y para la Unidad de Apoyo a la Investigación. No hay muchos enfermeros clínicos que sean doctores. Él lo era y tenía un gran mérito. En el hospital estamos todos conmocionados», asegura. Sus compañeros de turno en urgencias del Clínico ya le echan en falta. «Era un compañero, un amigo al que veíamos todos los días. Hablábamos, reíamos y disfrutábamos juntos de la profesión que habíamos elegido. Siempre le recordaremos; no podremos llenar nunca el vacío que ha dejado», explican a El Norte.

Profesor y compañero
Estefanía Torres guarda un gran recuerdo y cariño del que fue su profesor y más tarde su compañero y amigo. Con él compartió experiencias vitales, una de las más importantes fue asistir en el momento del nacimiento de su hijo, el pasado mes de junio. «Jacob era muy buena persona. Siempre miraba por el bienestar de los demás, tanto de los pacientes como del resto de compañeros. Le gustaba crear un buen ambiente de trabajo. No me lo puedo creer. Estaba empezando a vivir», dice muy afectada. Su colega de profesión, la vallisoletana Sara Tardón, también conoció a Jacob cuando estudiaba en la Facultad de Enfermería y más tarde coincidió con él durante sus prácticas. Solo tiene recuerdos positivos de él. «Siempre era amable y educado. Tenía una grandísima vocación. Era un gran profesional, docente y enfermero. Era espléndido», comenta.
Además Jacob destacaba también por sus cualidades como músico y compositor. Su carrera artística la desarrolló en tres grupos en los que dejó una enorme huella. Los componentes y seguidores de The Pickpockets, Nodding by the Fire y Wisdom Tooth también le lloran. En el último de ellos formaba dúo con María, su esposa.
«Era una persona encantadora y con un gusto musical muy selecto y muy bien cultivado, con muchas referencias e influencias. Tenía un conocimiento muy profundo sobre la cultura musical del siglo XX. Lo suyo eran los vientos y la percusión. La música que él hacía era para ser disfrutada, interiorizada y sentida», destaca Nonito Pereira, director de la revista musical Mondo Sonoro Galicia/Castilla y León. Esta faceta también la destacan sus compañeros de turno en urgencias en el hospital. «Jacob era música. Cualquier «aparatejo» que sonara, le servía para componer. Tocó en garitos, grabó canciones, formó distintos grupos... el último y más especial, con su mujer, María y la mejor de sus creaciones, Xoel», cuentan sus compañeros.
Extenso currículum
A nivel profesional contaba con un impecable y extenso currículum. Era Técnico Superior en Dietética, Graduado en Enfermería por la Universidad de León y Licenciado en Antropología Social y Cultural a través de la UNED. Era miembro del Instituto Maimónides de Investigación Biomédica de Córdoba (IMIBIC) y según los compañeros de este centro, «en el campo de la investigación, ha dejado una gran impronta por su rigor científico y ético». Presentó su tesis el pasado mes de julio, la dedicó a investigar la satisfacción laboral, el bienestar en el trabajo y salud en enfermeras de la sanidad pública española. El 2020 fue su año, ya que fue padre y además logró plaza fija en las oposiciones del Sacyl. Estaba esperando la resolución definitiva.
Fue Premio Extraordinario fin de máster de la Universidad de León y realizó múltiples estudios sobre satisfacción laboral y bienestar en el trabajo. Hasta el pasado año, y durante seis cursos, compaginó su labor como enfermero con la de profesor asociado a tiempo parcial en la Facultad de Enfermería de la UVA.
María José Cao, decana de la Facultad de Enfermería de la Universidad de Valladolid lamentaba su pérdida. «Era una persona con unos conocimientos científicos muy importantes, pero, sobre todo, de él destacaba su extraordinaria calidad humana. Era un excelente compañero y profesor», remarca la decana. «Jacob era un entusiasta de todo lo que hacía y estaba muy bien valorado entre los profesores y alumnos», concluye.
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