Desmantelan un cultivo masivo de marihuana en una nave de Valladolid a cargo de dos esclavos
La red vietnamita, a la que intervinieron 1.300 plantas, obligaba a sus compatriotas a malvivir en un almacén alquilado de la calle Estaño
La fachada de ladrillo de una vieja nave de ladrillo de la calle Estaño, que en su día albergó una fundición, ocultaba uno de los mayores invernaderos de marihuana desmantelados hasta la fecha en Valladolid, con capacidad para producir la droga de «manera masiva», y un flagrante caso de trata de seres humanos, ya que el cultivo y la vigilancia de las instalaciones del polígono de San Cristóbal estaba a cargo de dos ciudadanos vietnamitas que eran obligados a mantenerlas por una red de compatriotas con sede en la localidad madrileña de Colmenar Viejo. Los dos inquilinos eran tratados literalmente «como esclavos» y vivían en unas condiciones más que precarias –contaban con dos colchones, una pequeña nevera y un retrete– en mitad de un moderno laboratorio de marihuana.
La operación, llevaba a cabo por la Guardia Civil comenzó en febrero en Colmenar Viejo, un municipio situado al norte de Madrid, a doscientos kilómetros de Valladolid, donde los agentes detectaron inicialmente un entramado de falsificación de documentos para facilitar la estancia en el país de ciudadanos vietnamitas llegados de manera irregular desde Francia. La posterior investigación desembocó en una operación mucho mayor contra la «producción masiva» de marihuana que se saldó con siete detenidos, todos ellos del país asiático, y con la liberación de ocho compatriotas a los que habían traído mediante engaños y esclavizado posteriormente para cuidar los cultivos de las drogas.
Los agentes desmantelaron dos invernaderos, uno en Colmenar Viejo y otro mucho mayor en la calle Estaño de San Cristóbal, situada en el corazón del área industrial, entre Pirita y Galena. Allí, en el número 15, los agentes entraron reventando el portón a golpe de ariete para toparse con una moderna instalación para el cultivo «a gran escala» de marihuana. En ella intervinieron más de 1.300 plantas (200 kilos de peso) a pesar de que todo hacía indicar que días antes habían recogido ya parte de la cosecha. Semejante cantidad de droga lleva a los investigadores a sospechar que la droga podía, incluso, estar destinada a su exportación una vez tratados a países del norte de Europa. En esta nave malvivían encerrados dos ciudadanos vietnamitas encargados del cultivo y vigilancia del laboratorio.
El invernadero tenía seis estancias para el cultivo, con la luz enganchada través de un túnel, y un cuartucho para las víctimas
Los responsable de la instalación del invernadero no habían escatimado en gastos y habían compartimentado su interior con paredes de pladur para dividir el espacio hasta en seis estancias diferentes en función del grado de crecimiento de las plantas. En una de ellas guardaban las macetas, tierras y semillas y las otras cinco, equipadas con potentes ventiladores, sistemas de extracción y lámparas de calor, acogían los cultivos desde los primeros brotes hasta la última fase, con plantas que rondaban los dos meros de altura. Semejante volumen de aparatos requerían de un consumo desorbitado de electricidad que la red solventó excavando literalmente un túnel bajo la nave para conectarse a la red sin levantar sospechosas desde la calle.
La producción, al parecer, era recogida regularmente en vehículos de 'renting' para su traslado y posterior distribución. La red, ahora desmantelada, operaba en España desde hace tres años.