Borrar
Participantes en el programa de verano de La Rondilla, durante su visita al punto limpio de la calle Valle de Arán. Alberto Mingueza
La joven cuadrilla rondillera del reciclaje

La joven cuadrilla rondillera del reciclaje

Los participantes en la escuela de verano del barrio descubren y difunden la importancia de los puntos limpios

Víctor Vela

Valladolid

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Jueves, 23 de agosto 2018

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

«¡Mira, mira, está en perfectas condiciones!», alerta Álvaro, 9 años, estudiante en el Gonzalo de Berceo, una lesión de esguince en el tobillo derecho «por saltar a la comba», mientras su dedo señala una taza de porcelana, arrojada en uno de los enormes contenedores que hay en el punto limpio de la calle Valle de Arán. «¿Cómo es que la han tirado a la basura si todavía se puede usar?», pregunta Álvaro, imbuido en el espíritu de reciclaje que esta semana invade la Escuela Infantil de Verano que organiza la Asociación de Mujeres de La Rondilla.

Durante los meses de julio y agosto, catorce voluntarias y trabajadoras del colectivo acompañan, de 9:00 a 14:00 horas, a 103 chavales (de 16 nacionalidades) que necesitan especial atención durante los meses de verano, bien porque sus familias trabajan –y precisan servicios de conciliación–, bien porque demandan juegos, talleres y actividades para atravesar un largo verano sin clases y sin vacaciones fuera de la capital. El programa, que este verano celebra su edición número 15, nació ante una necesidad detectada por las mujeres de La Rondilla.«En muchos casos son hijos de familias llegadas de otros países. Si sus madres y padres trabajaban en verano, se encontraban con que aquí en España no tenían una red de apoyos (abuelos, vecinos, amigos) con los que dejar a sus hijos», explica Elena de la Fuente, portavoz del colectivo. Así nació un programa que ofrece refuerzo escolar a primera hora (matemáticas, inglés)y que luego propone juegos y actividades con afán educativo. Cada semana la dedican a difundir un valor:la igualdad, la salud, el deporte, los museos. Estos días, trabajan en asuntos vinculados con el medio ambiente y el reciclaje.

Los datos

  • Visitas. 217 al día reciben los puntos limpios de la capital (en el CaminoViejo de Simancas, la calle de la Peseta, el Recinto Ferial, Valle de Arán, la calle Lagunas de Villafáfila y dos unidades móviles)

  • Pequeño escombro. Es el residuo, por peso, más común en los puntos limpios, con 785.925 kilos al año, según datos de la consejería de MedioAmbiente

  • Además. Le siguen colchones, somieres y muebles (379.083 kilos), metal (119.080)y otros electrodomésticos (36.573 kilos)

  • Aquí hay que traer: aerosoles, cartuchos de tinta, radiografías, fluorescentes, espejos, pilas...

El miércoles se acercaron hasta el punto limpio móvil de la plaza de Alberto Fernández, junto al centro cívico del barrio. Este jueves, los mayores el grupo (quienes cursan de tercero a quinto de Primaria)conocieron de cerca cómo funciona el punto limpio de la calle Valle de Arán.

–¿Lo habíais visitado alguna vez?–, pregunta José Feliciano, técnico en prevención y medio ambiente, la persona encargada de guiarles por las instalaciones.

Todos dicen que no. Que es su primera vez. Yse sorprenden de que aquí llegue tanta basura. De que no dejen de entrar coches que traen sillas, aceite, viejos televisores, enormes cartones... hasta tazas que podrían volver a tener un uso.

«Es importante que la idea del reciclaje y la reutilización cale en los más pequeños. Que se les explique en clase y que vean la importancia de reciclar, porque se trata de una inversión a largo plazo, algo beneficioso para el medio ambiente», indica José Feliciano.

«Hasta aquí, al punto limpio, llegan todos esos residuos que generamos y que, porque son peligrosos o requieren un tratamiento especial, no se pueden tirar en los contenedores que hay en la calle», indican los responsables del punto limpio (abierto de lunes a viernes, de 9:00 a 19:00 horas, en horario ininterrumpido).

«A veces por la calle vemos colchones, sofás, mesillas... Yeso no se puede tirar ahí», explica Marya Ángel, 10 años, con raíces bolivianas. «Todas esas cosas habría que traerlas al punto limpio», resume Marya Ángela, 10 años, una vallisoletana con conexiones brasileñas y portuguesas. Han aprendido que antes de acudir al cubo de la basura hay que comprobar que no se puede dar un nuevo uso a eso que se piensa que son residuos. «Con las cajas de zapatos se pueden hacer juguetes, como un armario de ropa para las muñecas», dice Yasmín, 9 años, de padres marroquíes. Ylos trabajadores del punto limpio les invitan a continuar por esa vía, porque en ocasiones la imaginación es la mejor vía para reutilizar materiales. «Os animo a fabricar máquinas expendedoras de cosas con esas cajitas. Yo en casa lo hago con mis hijas», les propone José Feliciano.

Alejandro, 9 años, se muestra muy interesado por los coches eléctricos, el diésel contaminante y qué hacer con el aceite usado. «Hay que traerlo aquí. Nunca tirarlo por el fregadero de casa», indican los expertos en medio ambiente, conscientes de que este es aún un grave problema. Por eso, han regalado unos embudos a los chavales, para que los usen para verter el aceite usado en botellas y luego, bien cerradas, las traigan hasta el punto limpio.«Es por nuestro futuro», concluyen los integrantes de la cuadrilla rondillera del reciclaje.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios