Rendija frente a la estación de autobuses. El Norte

Valladolid

Los inesperados aliviaderos de agua del Arco de Ladrillo

La lluvia llena de agua la parte vallada bajo el viaducto, adonde llega tras escaparse por dos rendijas en el hormigón

Antonio G. Encinas

Valladolid

Miércoles, 5 de noviembre 2025, 18:19

El recinto vallado -y luego parcialmente abierto- y hormigonado bajo el tablero del viaducto de Arco de Ladrillo sumaba este miércoles por la tarde, durante ... la tormenta que descargaba sobre Valladolid, una gran balsa de agua. Un charco producido por el agua que chorreaba por una de las paredes, la de la parte más baja, y por dos inesperados aliviaderos situados a ambos lados.

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En el que se encuentra junto a la estación de autobuses, una rendija con aislante servía como vía de fuga para el agua, que caía a chorro sobre la acera. En el otro lado, sobre la acera inutilizada para el paso, una grieta en el hormigón permitía que el agua se escapara y cayera sobre el hormigón peatonal. Los aliviaderos que se practicaron durante las obras de emergencia, en principio, tienen como cometido evacuar el agua que se filtra poco a poco en el tablero. En esos puntos, situados a ambos lados de la calle Recondo, no se apreciaban chorros durante el rato de lluvia intensa que se dio en torno a las 16:30 horas.

El espacio bajo el viaducto está ahora, después de una pequeña intervención en la valla, abierto al paso pero solo para guarecerse bajo él, ya que no tiene salida al otro lado. El Ayuntamiento explicó que se trataba de que los ciudadanos no cruzaran la vía de servicio que va de Recondo hacia Campo Grande por cualquier lado, y sí que lo hicieran por el semáforo. Aseguraron, además, que no se trataba de un vallado por seguridad porque no hay peligro de caída de cascotes después de las reparaciones de emergencia, que supusieron un coste de dos millones de euros.

Al otro lado del viaducto, de hecho, junto al paso subterráneo para peatones, se encontraba un indigente dormitando dentro de un saco de dormir. Allí no había escapes de agua como los que se veían en el otro lado.

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Aunque el Ayuntamiento ha dejado claro que la acera que ha quedado en la vía de servicio no es apta para el paso de peatones, porque no hay un cruce natural con paso de cebra para conectar con la otra acera, aún hay quien la utiliza. Eso llevó al Consistorio a añadir unos bolardos de plástico que señalizan, como en el resto del viaducto, aquellos puntos en los que los pies de las farolas sobresalen a una altura peligrosa para los viandantes. Unos de ellos fue 'atropellado' por los bajos de un coche en el tramo de acera en el que aparcan los taxis, entre el lateral del viaducto y el lateral de la estación de autobuses.

Ese es, precisamente, otro de los puntos sin resolver en la nueva zona hormigonada. No se ha colocado ningún paso de cebray quienes se apean allí de los coches, taxis o de algún autobús se ven obligados a cruzar por donde pueden. La acera, con los coches aparcados y el maletero sobresaliendo por encima del bordillo, es demasiado estrecha en algunos puntos y los mencionados bolardos, señales y farolas complican más el paso.

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