Incertidumbre en los 34.000 autónomos de Valladolid ante el vaivén sobre las cuotas de cotización
La inmensa mayoría de los profesionales por cuenta propia de la provincia se dedican a los servicios y ocho de cada diez tienen más de 40 años
Incertidumbre. Es la palabra que más repiten representantes y miembros del colectivo de autónomos, formado por 34.000 personas en Valladolid en números redondos, cuando ... se les pregunta sobre el vaivén de la última semana en relación a las cuotas que pagan. Una inquietud que tiene su origen en la intención inicial del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones de elevar sustancialmente las cuantías, a la que ha seguido una posterior rectificación ante la oleada de críticas.
El aumento lo puso sobre la mesa Elma Saiz el pasado 13 de octubre, en el marco de la negociación del sistema de cotización por ingresos reales, y oscilaba entre los 10 y los 200 euros mensuales. Un planteamiento que Leticia Mingueza, la presidenta de la Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA) de Castilla y León, califica con contundencia de «inapropiado, inasumible e inaceptable», en tanto que implicaba un alza de «entre un 4% y un 35%, en función del tramo».
Después de una semana larga de polémica el Gobierno dio marcha atrás y presentó «una nueva propuesta con una subida de entre un 0% y un 2,5%, que va más en la línea de lo que puede ser algo sensato porque está en torno al IPC y no tiene la desproporción de la tabla anterior», continúa Leticia Mingueza. Aun así, recuerda que «desde ATA no la vamos a aceptar si no va acompañada de medidas que mejoren nuestra protección social, porque no somos ciudadanos de segunda», al tiempo que reconoce que «toda esta situación se está viviendo con mucha incertidumbre» en su gremio.
4.835 autónomos menos
Son los trabajadores por cuenta propia que ha perdido la provincia de Valladolid desde 2009, lo que implica una reducción del 12,5%.
La explotación estadística que hace la Junta de las cifras de afiliación sitúa en 33.742 los trabajadores por cuenta propia en la provincia en el tercer trimestre del año, el último dato disponible. Son el 18,5% de los 177.811 que había en el mismo periodo en Castilla y León, el porcentaje más elevado de la comunidad junto con el de Burgos (que tiene un peso del 18,3% sobre el total). Ahora bien, los autónomos de Valladolid han caído en 360 respecto al año pasado (el 1,06%), y el descenso es aún mayor si se echa la vista más atrás. Hace una década eran 3.369 más que ahora, 37.111, mientras que en 2009 –la serie no llega más atrás– alcanzaban los 38.577, una diferencia de casi 5.000 respecto a ahora. En porcentaje, un recorte del 9,1% y el 12,5%, respectivamente.
Falta de relevo generacional
La misma dinámica se vive en el conjunto de la comunidad, donde «no dejamos de perder autónomos, 20.000 en los últimos diez años», según la máxima responsable de ATA en la región, que añade que a esto se suma que «es un colectivo envejecido que tiene su jubilación a 10-20 años vista». Para comprobarlo basta echar mano del mismo informe de la Dirección General de Estadística, que revela que la inmensa mayoría supera los 40 años, para ser exactos ocho de cada diez. Si se pone el foco en la provincia el resultado es que en ese grupo están 27.306, el 80,9% del total. Y de ellos 12.819 se sitúan en la franja de los 55 en adelante. De hecho, apenas el 17,1% de los autónomos de Valladolid son jóvenes de 25 a 39 años, 5.772, y únicamente hay 71 que tengan entre 16 y 19. Otros 593 aparecen en el siguiente escalón, el que va los 20 a los 24 años.
Con este panorama, Leticia Mingueza augura que a medio plazo «vamos a tener un problema, sobre todo en nuestro entorno rural», donde el retiro de sus titulares puede llevar «al cierre del bar, la peluquería, la tienda de alimentación o la farmacia, que prestan un servicio fundamental a los vecinos de los pueblos», porque no hay nadie dispuesto a reemplazarles. «Cada vez hay más baches, más palos en las ruedas, más impuestos, más cambios de normativa, más incertidumbre, y al final el mensaje que se está enviando a la gente joven es que conlleva mucha dificultad y muchos problemas», apostilla, lo que redunda en «una cultura del funcionariado, los jóvenes piensan que la mejor opción es estudiar una oposición y tener la vida resuelta, y eso genera un desequilibrio».
En la misma idea incide Ana María Vallejo, la secretaria general de Tradecyl (la Asociación de Personas Trabajadoras Autónomas y Autónomas Dependientes de CCOO), quien también considera que «evidentemente la incertidumbre no anima» a optar por este camino laboral. Algo preocupante teniendo en cuenta que «tenemos un problema de relevo generacional en muchos pequeños negocios de las ciudades, y ya no digo si vamos al medio rural». Por eso lamenta que «son todo pequeñas trabas cuando el autónomo es una persona que abre la persiana día a día para ganar un salario». «Si no hacemos una apuesta decidida por mejorar sus condiciones pocos más van a emprender, porque los jóvenes te dicen 'para qué me voy a liar, me busco un trabajo por cuenta ajena, porque si no son muchos quebraderos de cabeza'», señala.
En relación a las cuotas, la representante de Comisiones Obreras indica que su sindicato está «a favor de la cotización por los ingresos reales, no podíamos seguir permitiendo que hubiera autónomos que ganaran un montón y cotizaran por la base mínima, porque antes lo podían seleccionar». Pero reconoce que «la primera sorpresa» fue que el ministerio propusiera «un incremento en todos los casos, cuando nuestra posición era que teníamos que reducir la cuantía a pagar en los tramos inferiores», a la que siguió una segunda, cuando «en la noche del domingo se nos comunica que van a hacer una congelación» que afecta a los tres de abajo. Una decisión que a juicio de Ana María Vallejo hace que «se pierda progresividad, porque seguirá teniendo que hacer muchísimo más esfuerzo el pequeño autónomo que el gran empresario».
El secretario general de UGT en Castilla y León, Óscar Lobo, opina por su parte que con el cambio de postura «se ha perdido una oportunidad considerable de mejorar los ingresos del sistema público de la Seguridad Social y las pensiones, y con ello de que se mejoraran las prestaciones de los trabajadores autónomos». De ahí que espere que «se reconsidere», además de «dejar muy claro, porque parece ser que se ha instalado una confusión, que la cotización social no es un tributo sino un derecho. Los tributos y los impuestos son otra cosa, esto es para mejorar las bajas, las maternidades y las pensiones, porque luego nos encontramos con la realidad de que cuando tienen que pedirlas se encuentran en situaciones de desventaja y de perjuicio», sentencia. «Vamos a ver si tenemos mejores ingresos y mejor Seguridad Social y que luego eso se traduzca en mejores condiciones para todos», insiste el dirigente sindical, con el punto de partida de que «cada uno tiene que aportar en función de lo que tenga y de lo que gane», puesto que hay grandes diferencias.
En cuanto a los sectores y de acuerdo con el estudio relativo a los meses de julio, agosto y septiembre, los servicios concentran a siete de cada diez emprendedores vallisoletanos, en concreto a 23.334 (el 69,1%), y dentro de ellos el grueso está ocupado en el comercio (7.235), seguido de la hostelería (3.274), las actividades profesionales, científicas y técnicas (2.935) y las sanitarias o de servicios sociales (1.238). El resto de la tarta se reparte entre los 4.519 autónomos que se dedican a la agricultura o la ganadería (el 13,4%), los 3.869 de la construcción (en términos relativos, el 11,5%) y los 2.020 que se encuadran en la industria (el 6%).
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