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Lunes, 28 de mayo 2018, 13:27
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Había una imagen que se estaba tornando habitual en la misa dominical de la iglesia del Corazón de Jesús, la que los jesuitas tienen en la calle Ruiz Hernández. El sacerdote notaba que existía un grupo de personas, cada vez más numeroso, que situaba la oreja lo más próxima posible al altavoz. Algo fallaba a la hora de hacer llegar la palabra de Dios a algunos de los fieles. Así que Félix Revilla, religioso de la Compañía de Jesús, reflexionó. «Si estamos eliminando barreras para personas que necesitan una silla de ruedas, ¿por qué no lo hacemos para quienes tienen problemas auditivos?».
En las manos de Miguel Diez, arquitecto, encomendaron entonces el proyecto. Querían que tanto la capilla de esta iglesia, como la anexa Sala Borja tuvieran un sistema que facilitara la audición a las personas sordas con audífono o implante coclear (dispositivo médico electrónico que sustituye la función del oído interno dañado). Así que se embarcaron en la pionera instalación de un sistema de bucle magnético que, conectado a la megafonía, lanza una señal que reciben las personas con discapacidad auditiva. «Necesitan tener audífono o implante, reciben la señal y la interpretan como un sonido claro y sin distorsión, sin interferencias», señala Miguel Diez.
La instalación se enmarcó dentro de la restauración de la capilla, desde entonces denominada como de San Francisco Javier en honor al primer misionero jesuita de la historia. Se trata de un proyecto ambicioso, pensado para dar respuesta principalmente a la misa que se celebra cada domingo a las 21:15 horas, cuando se pueden llegar a dar cita hasta mil fieles. En la capilla, con capacidad para un centenar, se puede acceder al sistema de bucle magnético, que está conectado mediante un amplificador a la megafonía de la iglesia y del propio altar de este espacio. «Porque así está pensado también para las misas de diario, cuando acuden entre ochenta o noventa personas, que no sea necesario abrir toda la iglesia».
Desde la Federación de Asociaciones de Personas sordas de Castilla y León, que aglutinan a diez entidades, abogan por que se pongan «todos los medios posibles para la integración y la participación de las personas sordas en la sociedad». De ahí que recuerden que el bucle magnético es válido para personas con audífono digital o implante coclear, pero que existen convenios con administraciones públicas para la prestación del servicio intérpretes de lengua de signos.
Aplauden así la instalaciones de este sistema en varias iglesias de la región y animan a que se implante en otros espacios públicos. Hasta ahora cuentan con el sistema el paraninfo de la Universidad, el Museo de la Ciencia, el auditorio Miguel Delibes y la Consejería de Cultura, entre otros.
El propio religioso Félix Revilla, ahora al frente de la Escuela Inea, comprueba personalmente el funcionamiento, pues dispone de un implante coclear. «Y logras que el sonido no se tenga que procesar, escucharlo directamente dentro».
El sistema, de momento, no se ha implantado en las iglesias de la Diócesis de Valladolid, que se decantan por la instalación de pantallas donde se puede leer tanto las letras de las canciones como algunas partes de la liturgia. Son ya numerosos los templos de la ciudad y de la provincia que cuentan con este tipo de proyecciones, especialmente destinadas a las eucaristías de catequesis, para que sean más amenas de cara a los más pequeños, pues es cuando reúnen a alrededor de un centenar de familias en torno a esta misa. No obstante, los párrocos admiten que facilitan también el seguimiento de la misa a las personas que sufren algún grado de sordera. «Sí hemos bajado las columnas y hemos pedido que se coloquen los altavoces más cerca de ellas, porque así la gente lo puede escuchar mejor», señala el párroco de San Miguel, Javier Carlos Gómez.
Actualmente, según precisaron desde la Diócesis, cuentan con este sistema de pantalla las iglesias de San Miguel y San Nicolás, Nuestra Señora de Prado, La Inmaculada, Beato Florentino, Santo Tomás de Aquino, Santiago, San Martín y Las Esclavas, así como la de los claretianos de la plaza Circular, que fue una de las primeras en poner en marcha esta iniciativa.
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