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El hostelero vallisoletano Eusebio Carbajo, de El Majao de Sebi. Henar Sastre
Coronavirus en Valladolid: Una hostelería «distinta» en la que el cliente elige la calle antes que el interior

Una hostelería «distinta» en la que el cliente elige la calle antes que el interior

Eusebio Carbajo, propietariode El Majao de Sebi, afirma que «ha cambiado absolutamente todo» en el sector

Eva Esteban

Valladolid

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Domingo, 21 de junio 2020, 09:30

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El hostelero vallisoletano Eusebio Carbajo, propietario del restaurante El Majao de Sebi, bajó la persiana de su negocio el viernes 13 de marzo por la tarde después de una semana «horrible», en la que las reservas se desplomaron. Lo hizo «consciente» de la gravedad de la situación, pero «confiado» en que el cierre no se prolongaría más de quince días. Pensaba que «volveríamos pronto y bien, más fuertes». Que todo sería de nuevo «lo mismo». «Nadie nos esperábamos esto;han sido meses muy duros, lo hemos pasado realmente mal y cuando hemos vuelto nos hemos encontrado con una hostelería completamente diferente. No mejor ni peor, pero sí diferente».

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Cuando el Gobierno autorizó al apertura de las terrazas, 'Sebi', como le conocen, no lo dudó: «Abrimos». La ubicación de su establecimiento, enclavado en plena Plaza Mayor de Valladolid, les «ayudó» a tomar la decisión. «En ningún momento nos planteamos cerrar. Teníamos bastante claro que, salvando las distancias, podíamos abrir. No sabíamos cómo ni con cuánto personal, pero el lugar donde estamos nos ayudó a decidirnos;las distancias se guardan bien y es un espacio amplio», comenta.

El lunes, 25 de mayo, más de dos meses después, El Majao de Sebi recibió a sus primeros clientes. «Volvimos un poco extraños, raros, con mucha incertidumbre;no sabíamos cómo iba a ser nuestro trato con el cliente, si la gente iba a responder... Pero también con mucha alegría. Teníamos ganas de estar en la calle, pero con muchísimo cuidado».

Los primeros días tan solo recibieron un goteo de usuarios, pero conforme avanzó la desescalada «la gente se fue animando y venían más, aunque con miedo». Dice que, con la pandemia, ha cambiado «absolutamente todo». Desde la forma de atender a la de servir un café. Lo que más le llamó la atención fue el cambio de actitud del consumidor: antes «le encantaba estar dentro del bar». Ahora, incide, están «muy reacios». «Si es posible prefieren comer fuera, en la calle, porque al ser un espacio abierto se sienten más seguros», señala. Todo, parapetados bajo una mascarilla que, con el calor, se convierte en su peor enemigo. «Ese es el gran cambio. Quieras que no, molesta, es un incordio, pero la llevamos siempre», afirma Carbajo, al tiempo que confiesa vivir a diario momentos de «mucho estrés». «Tienes que estar continuamente desinfectando, pendiente de que la gente se siente solo si lo acabamos de limpiar... No quiere decir que antes no lo hiciéramos, pero ahora es diferente, con muchísimo más cuidado, al milímetro», explica.

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