El segoviano que viste a las piedras con color

Entendió que aquello podía ser emblema de conexión con el Camino y entre los seguidores de Santiago. Por eso, hace ocho años, inició, con la mochila a cuestas, una afición que ha perfeccionado con el tiempo. Cuenta Javier que al principio bastaba un rotulador negro para decorar los cantos (un dibujo, una fecha), que luego regalaba a sus compañeros de peregrinación. Las piedras de Javier eran recuerdo y complemento del «¡buen camino!». «Hay viajeros de Australia, de Corea, de Estados Unidos y Alemania que las tienen. Mis piedras han llegado a todo el mundo». Durante unos días de febrero recalaron en el centro cívico José Luis Mosquera (en Huerta del Rey), donde expuso un millar de piezas.

Ya no basta con el rotulador negro y ahora son varios los colores que utiliza para vestir unas piedras con dibujos que rinden homenaje a Picasso y Miró, que recuerdan animales (sobre todo mariquitas), que reflejan monumentos (como el acueducto de Segovia).

Trabaja en su casa de Coca, ha creado un perfil de Instagram (@piedrasanimadas) y modifica los ejemplares que le traen sus amigos de todos los puntos de España, desde «las albinas del Mediterráneo a las más grises de las zonas de montaña». «No pinto las piedras, sino que las visto. Quiero que la pintura se integre en la creación, que la piedra se intuya tras el dibujo», explica este antiguo funcionario de Correos, miembro de la asociación de amigos del Camino de Santiago en Segovia, que halló en la ruta jacobea inspiración pétrea para su pasión artesana.