La guerra contra los daños de las raíces cuesta un millón de euros en las calles de Parquesol
El Ayuntamiento de Valladolid ha ampliado alcorques, abierto una acera completa de terrizo y plantado árboles a costa de aparcamientos
La sangría para las arcas municipales ronda el medio millón de euros en el conjunto de la ciudad para adoptar medidas que muchas veces son ... provisionales en la guerra sin cuartel que mantiene desde hace tiempo el Ayuntamiento contra los daños causados por las raíces de los árboles en las aceras fruto de una política urbanística que en su día apostó por la plantación de ejemplares con enormes raíces superficiales (véanse los plátanos) en pequeños alcorques rodeados de adoquines. Así que no es de extrañar que en barrios completos como Parquesol, desarrollado en su mayoría entre los años ochenta y noventa, las imparables raíces acabaran dificultando el tránsito por muchas de sus vías. Los propios vecinos, a través de los presupuestos participativos, reclamaron una intervención urgente para mejorar el tránsito y la seguridad vial dando paso a un proyecto que en el último año ha supuesto una inversión que ronda el millón de euros y que ha modificado de manera visible la fisonomía del segundo barrio más poblado de la ciudad con alcorques más grandes o corridos, otros separados de las aceras a costa de algunas plazas de aparcamiento e, incluso, la apertura de una inusual acera de terrizo (antes era adoquinada) en un tramo de cuatrocientos metros a lo largo de la calle Juan García Hortelano.
La costosa intervención, que estos días afronta la recta final con la ampliación de los últimos alcorques en la parte alta de la calle Hernando de Acuña, a falta de pequeños remates en alguna vía más, ha incluido otras mejoras de la seguridad vial como la colocación de baldosines táctiles ante algunos pasos de cebra o la ampliación de paradas de autobús para situarlas al borde de la calzada. Eso además de la plantación de 180 nuevos ejemplares en siete calles, incluidos cerca de setenta en una vía como Eusebio González Suárez, que en su tramo principal (ante los centros educativos Marina Escobar y Julián Marías) carecía de ellos.
Atascos en los colegios
Y está última calle escenifica a la perfección la intención municipal de evitar daños causados por las raíces de cara al futuro. En su tramo inicial, próximo a la plaza Marcos Fernández, se han habilitado alcorques de gran tamaño fuera de las aceras. A continuación, a la altura del centro cívico, se han habilitado cuatro alcorques corridos que jalonan las dos aceras hasta el borde del colegio. Y después, hasta el final de la calle, se han plantado 55 nuevos ejemplares en alcorques rectangulares de gran tamaño abiertos a ambos lados de la calzada sobre el espacio destinado al aparcamiento de vehículos en batería. Eso ha supuesto la supresión de más de un centenar de plazas (a dos por alcorque), con las consiguiente críticas de los vecinos, sobre todo, ante los atascos que se forman ahora en las horas de salida y entrada de los dos centros educativos.
Los vecinos critican la supresión de un centenar de plazas para coches en Eusebio González Suárez
La guerra contra las raíces ha alcanzado a cerca de una docena de calles con intervenciones más que aparatosas, como la mencionada del camino de terrizo de la calle Juan García Hortelano (del lado del parque central), o de menor calado, como en Manuel Silvela, donde simplemente se han retirado los adoquines del entorno de los alcorques para hormigonarlos. Los grandes alcorques también fueron la fórmula elegida para las medianas ajardinadas de Doctor Villacián y Adolfo Miaja de la Muela (ejecutadas previamente a la guerra, aún en curso, contra las raíces). Enormes alcorques corridos se encuentran ahora a ambos lados de la plaza Marcos Fernández y otros mayores de lo habitual en las aceras de la calle Amadeo Arias. La batalla, pese a todo, no ha concluido y otras zonas del barrio esperan aún su turno.
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