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Un coche fúnebre sale del cementerio de El Carmen. Ramón Gómez
Coronavirus en Valladolid: Las funerarias corroboran que regresan a cifras de sepelios previas a la covid

Las funerarias de Valladolid corroboran que regresan a cifras de sepelios previas a la covid

Los enterramientos e incineraciones alcanzaron picos en marzo y abril de hasta más de 60 al día en la provincia

M. J. Pascual

Valladolid

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Viernes, 8 de mayo 2020, 06:58

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«Desde hace unos ocho días está la cosa más tranquila, si partimos del descontrol inicial que hubo», señala Florencio Vázquez, presidente de la junta directiva de la Asociación Vallisoletana de Empresas de Servicios Funerarios (Avasef), que engloba a una docena de firmas de pompas fúnebres de la provincia. Los empleados del sector de las funerarias de Valladolid, poco más de 150 personas, han trabajado, dice, al 300% y los servicios de enterramientos e incineraciones han registrado picos en marzo y abril de hasta más de 60 diarios. «Hay funerarias pequeñas que han pasado de tres servicios al día a una docena; hemos estado teniendo una media de 14 o 15 servicios diarios», señala Vázquez, quien, por otro lado, indica que «los protocolos han funcionado muy bien y, aunque hemos tenido mucho trabajo, no se nos ha ido de las manos».

A pesar del exceso de defunciones registrado como consecuencia del coronavirus, en ningún caso se ha producido colapso ni riesgo de acumulación como ha ocurrido en Madrid, apostilla. Recuerda que funerarias madrileñas han recurrido a algunas de sus homólogas de la provincia de Valladolid para poder incinerar sus cadáveres. Ha ayudado a que no se produjera una indeseada acumulación de cadáveres, señala Vázquez, el hecho de que la normativa permite enterrar en las primeras 24 horas desde el fallecimiento.

Identificación

«Lo más importante es que desde Avasef estamos trabajando mucho en lo físico y lo legal para atender de forma digna a las familias», destaca este funerario de Tordesillas, en un momento especialmente difícil por el distanciamiento social impuesto para evitar el contagio. Aquí, subraya, «no ha habido problemas porque se hayan producido dudas de identificación de los fallecidos». La tramitación digital ha sustituido al trato en persona con los parientes del finado y estos han comenzado a asumir que el ritual del acompañamiento al difunto en el último adiós haya tenido que reducirse a la mínima expresión por seguridad sanitaria.

«Está siendo muy duro para las familias», señala al respecto Morchón, «porque no pueden ver a sus seres queridos. Hay que tener en cuenta que los fallecidos se colocan en bolsas de transporte especiales, completamente herméticas, y por tanto no pueden comprobar que efectivamente es su familiar, ya que los féretros no pueden abrirse. Las familias tienen que hacer un verdadero ejercicio de confianza«.

A fecha de hoy, las empresas funerarias están regresando a cifras previas a la epidemia y empiezan a gestionar defunciones a un ritmo mucho menor, «incluso hay días que no tenemos casos de covid o con síntomas compatibles y el fallecido es por causas ajenas al virus», indica Ignacio Morchón, gerente del grupo familiar Parque El Salvador, que dispone de varios crematorios. Ha pasado en estos dos meses de pandemia de realizar cinco o seis servicios al día a más de 15, con picos de hasta una veintena de enterramientos e incineraciones en un solo día. «Se nota muchísimo la desescalada», manifesta este empresario, que según sus datos, el pasado mes de abril han realizado en la Agencia Funeraria Castellama más de 300 servicios, entre sepelios y cremaciones, «un mes que normalmente se hacen entre 150 y 170 servicios; hemos trabajado el doble que en un mes normal; este número de fallecidos en solo un mes era inicialmente el previsto para todo el año», explica. Aunque subraya que no han llegado a la saturación madrileña. «También se pusieron en contacto con nosotros funerarias de Madrid para ver si podíamos incinerar, pero les indicamos que era imposible porque nosotros hemos estado al límite de nuestra capacidad, que está en una veintena de féretros al día». En cada uno de sus crematorios, afirma, han llegado a tener hasta cinco incineraciones por día.

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