Valladolid

Una enfermera del Hospital Río Hortega salva a un niño de morir ahogado en Cuba

Disfrutaron de la playa el viernes (6 de octubre) al no haber prácticamente nadie en la arena, pero un día más tarde, grupos de personas, decidieron, al igual que ellos, pasar el día en la arena. Hasta que varios gritos desde la orilla perturbaron su jornada. Un niño de tres años se estaba ahogando y salía del agua en brazos de una persona. «Estaba de espaldas al agua, escuché los gritos de socorro y... vi cómo lo sacaban. El niño estaba como un trapillo y con un color grisáceo y azulado», detalla la enfermera del Río Hortega de 60 años.

Sin dudarlo, fruto de la adrenalina del momento, Gloria se fue corriendo hasta la mujer que sacaba al menor. Junto con ella, otra persona que se hallaba en la playa de Cienfuegos, tumbaron al niño en la arena y empezaron a practicar las labores de reanimación. «No respiraba y yo no le conseguía coger el pulso, por lo que la otra persona inició el masaje cardíaco. Le tuve que decir que lo hiciera un poco más suave al tratarse de un niño tan pequeño», apunta la sanitaria, que pasó por el área de Pediatría en el Clínico como auxiliar de enfermería antes de completar sus estudios de enfermería en 2004.

La angustia se apoderaba de la situación. Más aún cuando la madre del menor, allí presente, no paraba de llorar, al igual que otros familiares. «No sé cuántas veces pudimos insuflar y dar el masaje. Lo hicimos a ojo, porque no calculamos», agrega Gloria Agüera.

Y después de tres o cuatro series (no sabe precisar), el pequeño empezó a echar mocos y babas. Un alivio para todos los presentes en la playa cercana a Cienfuegos. «Yo le decía, 'pipo (así se llama a los niños en Cuba), respira», rememora la experimentada sanitaria emocionada al recordar la actuación en plena playa.

Precisamente, Gloria no paraba de repetir esa frase de 'pipo, respira', mientras el menor, ya llorando, empezaba a recuperar el color. «Cuando vimos que estaba ya estable, y después de limpiarle la arena de la carita, le dijimos a la madre que le llevara a un centro médico al haber estado en parada cardiorrespiratoria. Se montaron en un coche y ya no volvimos a saber más. Esperemos que esté bien», añade mientras recuerda el agradecimiento que recibió en la misma playa.

«No paraban de decirnos que si no es por nosotros el niño se moría. Yo lo vi muerto. Fueron momentos de mucha angustia», relata ya aliviada desde el otro lado del Atlántico.

Precisamente Gloria en su larga trayectoria profesional no se había visto en una situación similar. «He trabajado con niños en el Clínico. He tenido paradas y hemos tenido que hacer la reanimación, pero de un niño así, en esta situación, no me la he encontrado nunca», prosigue antes de quitarse méritos.

«Sé que es mi profesión y mi trabajo es ayudar en cualquier situación. No se me van a olvidar nunca estas vacaciones, porque nunca he vivido una situación tan extrema. Es un niñito. Pobrecito mío», concluye Gloria Agüera, que volverá este viernes para seguir salvando vidas desde el Río Hortega.