Supervivientes vallisoletanos del gulag
Tres falangistas y un republicano fueron repatriados en abril de 1954, después de más de diez años en los campos de concentración soviéticos
Aunque la mayor parte de quienes regresaron de la URSS en abril de 1954 y fueron recibidos por multitudes entusiastas que daban vivas a Franco ... y mueras al comunismo eran voluntarios de la División Azul, también había republicanos que penaron en el gulag soviético por renegar del supuesto «paraíso del proletariado». Valladolid no fue una excepción, por más que la prensa del momento ocultara los orígenes antifascistas de uno de ellos. Nos estamos refiriendo a Julio Villanueva Flores, un hombre de acreditado compromiso con la República, por la que combatió en la Guerra Civil y se adiestró como aviador en la URRS, donde, sin embargo, terminó confinado en campos de trabajo bajo durísimas condiciones. Era uno de los cuatro vallisoletanos que, repatriados a bordo del buque «Semíramis», llegaron a Barcelona el 2 de abril de 1954. Los otros tres, militantes de Falange y voluntarios de la División Azul, eran Edelio Fernández Herreras, Francisco Velasco García y Lucio Saldaña Puras.
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La muerte de Stalin en marzo de 1953 y los cambios en la estructura del poder y en la política nacional e internacional de la URSS fueron decisivos en dicho proceso, toda vez que abrieron una etapa de «deshielo» que se sustanció en la amnistía promulgada por Vorochilov, presidente del Presidium del Soviet Supremo. Pero también influyeron otros factores, como la reactivación de las negociaciones del gobierno español con los delegados rusos, iniciadas en secreto en Suiza en 1952, las presiones de la ONU y del Vaticano, y la labor de intermediación, intensa sin duda, de la Cruz Roja Internacional. La paulatina puesta en libertad y repatriación de presos comenzó en enero de 1954, cuando 286 reclusos, procedentes de diversos campos, fueron concentrados en el puerto de Odesa. Aunque las cifras varían según los autores, se calcula que 229 eran voluntarios de la División Azul, 15 eran alumnos de la aviación republicana, 19 eran marinos mercantes, otros tantos habían desertado del Ejército Rojo, y había cuatro niños.
Como voluntarios de la División Azul habían partido a combatir con la Alemania nazi Lucio Saldaña Puras, Edelio Fernández Herreras y Francisco Velasco García. El primero era hermano de Antonio Saldaña, propietario del bar Campero, y había combatido en el bando sublevado antes de enrolarse, en 1942, en la división de voluntarios anticomunistas. Detenido en Krasny Bor en febrero de 1943, los soviéticos lo confinaron en numerosos campos de concentración (Karaganda, Odesa, Akmolinsk, Karabás, Rostov...), donde sufrió todo tipo de penalidades, lo que le llevó a liderar una huelga de hambre en la mina de Borovichi, por lo que fue condenado a 25 años de trabajos forzados. Aunque le ofrecieron varios puestos de trabajo en la URSS (en España trabajaba como fresador en Obras Públicas) siempre dijo que no. Cuando llegó a Barcelona, en abril de 1954, tenía 38 años.
De Barcial de la Loma era Edelio Fernández Herreras, que se alistó como voluntario para combatir a los rusos en 1941, cuando tenía 19 años y era cabo en Farnesio. Apresado también en Krasny Bor el 9 de febrero de 1943, pasó por catorce campos de trabajos forzados, destinado casi siempre en pantanos, minas de carbón y bosques. Más joven que él era el medinense Francisco Velasco García, a quien su ardor falangista le llevó a alistarse a la División Azul con solo 17 años. Dependiente de comercio de profesión, él mismo confesó que se decidió después de participar en un campamento juvenil en San Vicente de la Barquera. Muy diferente era el caso de Julio Villanueva Flores, desvelado por Secundino Serrano en su libro 'Españoles en el gulag: republicanos bajo el estalinismo' (2011). Hombre de acreditada trayectoria antifascista, militó en las Juventudes Socialistas Unificadas y combatió por la República en diversos frentes durante la Guerra Civil.
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En febrero de 1938 ingresó en aviación y, después de pasar por dos escuelas murcianas y por otra en Sabadell, fue enviado a la Escuela de Aviación de Kirovabad, en la República de Azerbaiyán. Su cometido era adiestrarse durante 6 o 7 meses para poder pilotar los modelos de aviones rusos adquiridos por la República española. Cuando se enteró de que las autoridades soviéticas querían retenerle para incorporarle como trabajador en la URSS, se negó en redondo. Así comenzó para él su calvario en el gulag, que no solo le llevó a organizar una huelga de hambre -como Saldaña- en 1949, sino a renegar de su fe republicana y a convertirse en un fervoroso anticomunista. Como a tantos otros, los 13 años en el gulag habían machacado sus sueños igualitarios.
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