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La piscina Samoa en los años 60. ARCHIVO MUNICIPAL

Piscinas de vanguardia en las Moreras

El 29 de junio de 1935 se inauguraron 'Samoa' y 'Deportiva' con una velada de la Asociación de la Prensa; desmanteladas en 1998, su lugar lo ocupa hoy la zona polideportiva y de vóley-playa

Martes, 16 de junio 2020, 08:05

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«Al delicioso paraje, junto al Pisuerga, acude numeroso público que admira la estupenda instalación de las Piscinas, que con este tiempo de bochorno, están pidiendo a gritos la inauguración oficial». La noticia apareció publicada hace ahora 85 años. Para regocijo de muchos vallisoletanos, la ciudad estaba punto de contar con dos piscinas que, con el paso del tiempo, se harían míticas: la Samoa y la Deportiva. La inauguración estaba planteada para el 29 de junio de 1935, coincidiendo con el festival anual de la Asociación de la Prensa. A partir de ese momento, el Paseo Bajo de Las Moreras contaría con una avanzada instalación de ocio y deporte:

«Cuadrillas de obreros dan los últimos toques a las diversas dependencias y servicios. Allí no ha de faltar nada. Dos surtidos bares; gran cocina; una espléndida instalación de luz. Todos los servicios anejos a las piscinas, admirablemente dotadas. Un profesor de natación estará dispuesto para la enseñanza de este deporte. Las piscinas reúnen indiscutibles ventajas para el aprendizaje, merced a la graduación paulatina en la profundidad, estudiada especialmente para la mayoría del público que allí ha de acudir, formado en su mayor parte por los no entrenados en la natación».

Valladolid se ponía a la vanguardia de este tipo de instalaciones en España, pues en aquellos momentos solamente Madrid contaba con piscinas semejantes. Ya en agosto de 1933, el Ayuntamiento había desestimado el proyecto presentado por Ángel Alonso Sánchez en este sentido. Al año siguiente se acometió la urbanización de la zona y se convocó el concurso pertinente. El ganador, Diego Pareja Núñez, se impuso al arquitecto de «la playa de Madrid», Manuel Muñoz Monasterio. En marzo de 1935, este periódico hacía público el ambicioso proyecto del concesionario. Pareja avanzaba la construcción de dos piscinas: «Una piscina 'Samoa' y otra popular. A la primera le he puesto este nombre acordándome de las islas del mismo nombre, situadas en Oceanía, donde sus habitantes, a decir de las leyendas y de las noticias llegadas hasta nosotros, son completamente felices».

Junto a los servicios reglamentarios (vestuarios separados y con ducha, servicios de guardarropa, botiquín, etc.), avanzaba la construcción de una piscina infantil y un recinto adosado compuesto por dos edificios, principal y de entrada: el primero, señalaba Pareja, contaría con restaurante, terraza y pista de baile. Pretendía asimismo construir una cancha de tenis, un campo de golf en miniatura y un servicio de cine al aire libre. Según el concurso edilicio, el concesionario explotaría el negocio durante 25 años y luego revertiría al Ayuntamiento.

Imagen principal - Piscinas de vanguardia en las Moreras
Imagen secundaria 1 - Piscinas de vanguardia en las Moreras
Imagen secundaria 2 - Piscinas de vanguardia en las Moreras

Construidas según los planos del arquitecto Emilio Paramés, las piscinas serían de dos categorías, según la capacidad adquisitiva de las familias del momento: «'Piscinas Samoa' son para todos, y solamente una gradación de precios establecerá una mayor utilización de la piscina deportiva, para las clases sociales menos pudientes, sin que por otra parte esto signifique la menor gradación en el confort, ni en ningún otro aspecto de su instalación o atención de sus servicios». De este modo, desde aquel sábado 29 de junio de 1935, hace ahora 85 años, Valladolid contaba con dos piscinas: «Samoa», destinada al ocio y baño de los vallisoletanos más pudientes; y «Deportiva», con las dimensiones reglamentarias para el deporte acuático y en la que también se celebrarían competiciones de todo tipo, incluso veladas de boxeo al aire libre.

El horario de apertura comenzaría a las 8 de la mañana y el precio de entrada sería más económico para quienes practicaran deporte: 50 céntimos para los niños y 75 para los mayores los días de diario, que se elevaban a 1 peseta y 1,25 los festivos. En la piscina «Samoa», por su parte, la entrada costaba una peseta y 1,50 los días de diario, y 1,50 y 2 pesetas los festivos. Aquella velada de inauguración, organizada por la Asociación de la Prensa y precedida de un espléndido almuerzo servido por el Hotel de Francia, contó con exhibición deportiva a cargo del Canoe Valladolid Club, «farolas chinescas y baile en tres magníficas pistas amenizado por la orquesta americana 'Maipú', de Madrid, y por la banda del regimiento de Infantería número 32», informaba este periódico.

Durante muchos años, sobre todo desde la década de los 50, las dos piscinas amenizaron el ocio de los vallisoletanos, además de aliviarles del fuerte calor del verano. Fueron desmanteladas en 1998 y su lugar lo ocupan hoy la pista polideportiva y la zona de vóley-playa.

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