El edificio curvo de la calle Santiago de los Almacenes Simeón
Levantado a finales de los años treinta del siglo XX, el inmueble es obra del arquitecto asturiano Ramón Pérez Lozana
Situado en el número 26 de la calle Santiago, el inmenso inmueble, esquina con Doctrinos, es obra del asturiano Ramón Pérez Lozana (Oviedo, 1889) quien, ... durante muchos años, desarrolló su actividad como arquitecto en Valladolid. Pérez Lozana, autor entre otros en la ciudad de los edificios de los Cinema Capitol, Mantería (antes Lafuente), Roxy y Teatro Carrión, proyectó para esta céntrica parcela de 854 metros cuadrados un inmueble de corte racionalista, con chaflán curvo hacia la intersección Santiago‑Doctrinos y una altura muy superior a los edificios decimonónicos inmediatos, lo que le dio gran protagonismo en la perspectiva de la calle.
Con fachada desprovista de ornamentación alguna, el edificio se sitúa frente al soberbio inmueble modernista de 1894 donde estuvo ubicado el histórico comercio Almacenes El Águila, luego sustituido por Tempo, negocio que también ocupó la primera planta del edificio. El local de este inmueble de siete plantas también acogió en su planta baja y parte de la primera uno de los comercios de referencia del centro de Valladolid en la segunda mitad del siglo XX: Almacenes Simeón.
Este negocio tuvo sus orígenes en 1872 cuando el riojano Simeón García Olalla de la Riva (Ortigosa de Cameros, 1833) fundó en Santiago de Compostela, con un capital de 3.000.000 de reales, la sociedad Simeón García y Cía, dedicada a «la compra y venta de toda clase de tejidos del Reyno y extranjeros». A comienzos del siglo XX, se configuró como cadena de grandes almacenes bajo la marca Hijos de Simeón García o Almacenes Simeón, con presencia en varias ciudades españolas, Valladolid, entre ellas. El comercio estuvo abierto hasta 1986, año en que la empresa familiar entró en suspensión de pagos, tras la crisis del grupo financiero vinculado (HSG y Banco Simeón).
Levantado a finales de los años treinta del siglo XX, el edificio, de líneas sencillas y funcionales, basadas en formas geométricas simples y materiales de orden industrial (acero, hormigón, vidrio), destaca por su diseño sobrio. Alberga 26 viviendas y cuenta con ascensor, trasteros y garajes. La fachada responde a los criterios funcionales típicos del Racionalismo, también llamado Movimiento Moderno: ordenada, con composición horizontal y huecos repetitivos. La proyección del edificio es de dentro hacia fuera. Una de las principales premisas del Racionalismo era el funcionalismo; subordinaba el lenguaje arquitectónico a su función, sin considerar su aspecto estético; de ahí la simplicidad de su grandiosa fachada.
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