La casa de Clotilde Arellano que las Salesas convirtieron en convento en Valladolid
Valladolid, piedra sobre piedra ·
Las religiosas, que llevaban 28 años residiendo en Valladolid, ocuparon la casa el 22 de mayo de 1889, donde continúan en la actualidadLa construcción de esta casa palaciega fue ordenada por Antonio de Mudarra, quien fuera deán de la Catedral de Palencia. El 25 de septiembre de ... 1888 la congregación de clausura de las Salesas compró el edificio a su entonces propietaria, Clotilde Arellano y Orduña. Las religiosas, que llevaban ya 28 años viviendo en Valladolid, ocuparon la casa al año siguiente -el 22 de mayo de 1889- donde continúan en la actualidad. Las Salesas abandonaban así su residencia en el Prado de la Magdalena, a donde se habían trasladado un par de años antes, tras vender su Monasterio de las Comendadoras de Santa Cruz a las Dominicas Francesas. En el edificio de la calle Santiago vivieron desde abril de 1862, después de residir en el Monasterio de Santa Clara, donde se instalaron en diciembre de 1860, cuando llegaron a la ciudad, de la mano de la baronesa de Rocafort, María Manuela Peguera y Pedrolo, y José Rubio, canónigo de la Catedral de Valladolid.
Historias de otros edificios vallisoletanos
Mediante la adquisición de varios solares adyacentes a la casa palaciega, las religiosas construyeron su nuevo monasterio en Valladolid. El 22 de noviembre de 1907, el Ayuntamiento les concedió la licencia para realizar la ampliación del convento, con fachada a las calles Juan Mambrilla y Colón. El arquitecto Teodosio de Torres fue el encargado de realizar dicha ampliación en los solares que en su día ocupaba la derribada Casa de Colón. En estas obras se incluyó la iglesia, en cuyo interior destaca hoy un retablo de Esteban Jordán, con un altorrelieve del Nacimiento; una escultura de San Francisco de Sales, de Pedro de Avila; y una gran tabla flamenca representando el Calvario.
La puerta principal del monasterio -situada en el número 33 de la calle Juan Mambrilla- se encuentra en uno de los lados de la fachada, en vez de en su centro. Se trata de un edificio de dos pisos construido en ladrillo sobre zócalo de piedra de sillería. Su portada, de arco de medio punto, enmarcado por una estructura clasicista de pilastras corintias sobre pedestales adosadas al muro y rematados con dos florones, símbolo iconográfco de la riqueza de sus primeros propietarios, los Mudarra, según recoge la 'Guía de Arquitectura de Valladolid'. Sobre ella, una ventana adintelada.
El patio, cuadrado, constituye el centro de la casa. El claustro es de dos pisos construidos con piedra labrada y tiene cinco arcos en cada lado, con columnas lisas con capitel jónico. La iglesia es de una sola nave, con coro alto a los pies.
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