Borrar
Diez establecimientos de Valladolid se suman a la lucha contra el desperdicio

Diez establecimientos de Valladolid se suman a la lucha contra el desperdicio

'Too Good to Go' aterriza en Valladolid con el objetivo de evitar que se desechen alimentos en buen estado y de facilitar la economía a individuales y empresarios

Rubén V. Justo

Valladolid

Sábado, 27 de abril 2019

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Valladolid ya había intentado frenar el desperdicio de alimentos con iniciativas como la nevera solidaria. Y lo ha vuelto a hacer con una idea que ha desembarcado desde el extranjero. 'To Good to Go' ha declarado la guerra al desperdicio en la capital castellano y leonesa con el ideal de reducir la emisión de gases invernaderos y de rentabilizar la economía de particulares y empresarios.

Hasta el momento se han unido a la iniciativa diez comercios locales y la mayoría ya reciben clientes motivados por propuestas innovadoras, como los precios de paquetes sorpresa ofertados a un precio inferior a los cinco euros.

Cada establecimiento colma paquetes con alimentos valorados en doce euros que, de todas maneras, acabarían olvidados en la basura. Los productos mantendrán una buena calidad. Eso sí, el contenido siempre será sorpresa.

Hasta ahora, la aplicación tan solo ha cerrado tratos con locales minoristas, que ven una oportunidad para contribuir a la sostenibilidad del planeta, pero también para amortizar las materias primas con las que elaboran sus artículos, la mayoría de ellos perecederos y generalmente a la venta durante solo un día.

El presidente de Fecosva, Jesús Herreras, considera que «genera una oportunidad para el cliente y para el establecimiento» y que la herramienta tiene «posibilidades» de instaurarse en la ciudad.

Después de Salamanca, Valladolid es la segunda ciudad de la Comunidad Autónoma que se suma a esta iniciativa. Además es una de las primeras ciudades españolas –al margen de Madrid y Barcelona– que consigue reunir a diez locales que luchan, de esta particular forma, contra el desperdicio alimentario.

El cliente

El cliente es una parte imprescindible de esta transacción que ha acogido muy bien esta idea. Para conseguir los productos a un precio reducido debe acceder a aplicación y, si hay cajas disponibles, realizar la compra a través de una tarjeta de crédito o de una cuenta 'Pay Pal'. Una vez realizada, el local prefija una hora para la recogida del paquete sorpresa. Al servir de intermediario, la aplicación cobra por cada transacción aproximadamente un euro. Ahí se termina la interacción. Los locales entrevistados apuntan que sobre todo accede un público joven y, generalmente, universitario al que le motiva acceder a productos de calidad por un menor precio.

Ángel elabora los platos.

Ángel Mesoneros Confitería Vitín: «Hay gente que puede aprovechar los productos antes de que se tiren»

Cualquiera puede innovar o adoptar la innovación, incluso los comercios abiertos desde hace décadas. Es el caso de la Pastelería Vitín, un conocido establecimiento familiar que abrió sus puertas hace 47 años y que ofrece todo tipo de dulces enla calle del Paseo Militar. Lo regenta la familia Mesonero.

Rafael cree que la aplicación es positiva por varias razones. La primera es dar mayor vida a productos que sino acabarían en la basura: «Hay gente que puede aprovecharlo antes de que se tire», explica. Asimismo, considera que también es una buena idea para darse a conocer entre un público que no es habitual: «Mantenemos un tipo de cliente que suele acudir pero es una buena idea abrir nuestros productos más allá e incluso perder un poco de género en aras a ganar más clientes», argumenta.

La familia Mesoneros ve positiva la llegada de la aplicación aunque advierte de que el contenido de las cajas sorpresa depende de cómo se haya desarrollado el día de venta. «Es a lo que te arriesgas con esta aplicación», se disculpa.

Lo único que asegura es que los productos ofrecidos tendrán un valor de doce euros y una óptima calidad.

Juan Martín. Shushitería: «Esta iniciativa es muy positiva porque se puede comer más barato»

La Shushitería es un local con ocho años de antigüedad ubicado en la calle Manzana, aledaña a la Plaza Mayor. Su nombre hace gala al tipo de producto que elabora aunque también brinda al cliente otros tipos de productos de importación y, también, realiza talleres para que los particulares desarrollen sus habilidades culinarias. Al frente de este local está Juan, un vallisoletano que viajó a lo largo del mundo y que ya observó iniciativas similares en otros países antes de que pisaran tierra en España.

Juan considera que esta iniciativa es «muy positiva porque la gente puede comer por un precio más barato», empatiza. En ese sentido, ve una oportunidad para su local de «recuperar el coste invertido en la materia prima» –sobre todo arroz y pescado– ya que son ingredientes «perecederos que se pierden de un día para otro». «Todo el mundo gana», expone.

Ve potencial de abrirse a un público que no suele frecuentar su local: «Me tomo esta aplicación como una forma de hacer llegar mi producto a un público más grande», alega. Aunque, según describe, la mayoría de la gente que acude a comprar piezas de 'shushi' a través de la aplicación «es un público joven y previsiblemente universitario».

Lola González prepara el paquete.

Arturo González Tahona Coque: «Así se logra que no haya desperdicios y a la vez se ayuda a la gente»

Tahona Coque es una panadería que lleva 22 años abierta en la calle Nicasio Pérez y que pertenece a la familia González, original de Simancas. Ofrece todo tipo de panes, pero también pastas y dulces. Su propietario, Arturo González, afirma que desde que se instaló la aplicación «han venido clientes más jóvenes que no son de la zona». Y es que, al igual que ocurre con los otros establecimientos entrevistados, la aplicación atrae a un público no habitual que es capaz de recorrer toda la ciudad para optar a artículos de menor coste.

El vallisoletano dice ser consciente del desperdicio que se genera en la ciudad. Según indica González, la aplicación es una excelente forma de vender los sobrantes que, de lo contrario, acabarían en la basura: «Así se logra ayudar a la gente y que no haya desperdicios», enfatiza.

Otro beneficio que apunta es cubrir parte del gasto de las materias primas que utiliza para la elaboración de los productos. Aunque considera que el principal punto a favor es «darse a conocer fuera del barrio», ya que a su local acuden sobre todo los vecinos que viven en las zonas cercanas y que ya conocen su local.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios