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Los camioneros Ángel Gómez y Luis Alberto Quevedo. Alberto Mingueza
Coronavirus en Valladolid: Transportistas ante el coronavirus: «Nos dejaron vendidos»

Transportistas en Valladolid ante el coronavirus: «Nos dejaron vendidos»

Los camioneros afirman que las primeras semanas de confinamiento se sintieron «abandonados», al no saber en qué estaciones de servicio podían parar a comer y asearse

Eva Esteban

Valladolid

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Lunes, 6 de abril 2020, 07:15

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Se sienten «desamparados». «Abandonados» a merced de una suerte que, dicen, no se merecen. Los transportistas, «que tantos años hemos sido los últimos en tener en cuenta», están más solos que nunca en la carretera. Con medio mundo obligado a confinarse para protegerse de un virus mortal e invisible, ellos, de momento (reconocen que conforme avanzan los días y se aplican nuevas medidas el trabajo disminuye), no paran. Están «más que nunca al pie del cañón» para garantizar que el país no se detenga. Para sofocar la sensación de desabastecimiento que pueda surgir. Pero, explican, sobre el asfalto la realidad es cruda. La crisis sanitaria no solo ha traído consigo el cierre de empresas –y, por tanto, la disminución del tráfico de mercancías–, sino que además les ha «dejado vendidos».

«Hay mucha incertidumbre. Las primeras semanas no sabíamos dónde podíamos parar a comer o asearnos, estaba todo prácticamente cerrado. Si a ello, además, le sumas que se hace duro y pesado tener que estar tantas horas dentro del camión...». Así resume el segoviano Luis Alberto Quevedo, chófer de la empresa Tanden, en Valladolid, la situación que tanto él como el resto de 'colegas' vivieron las dos primeras semanas de estado de alarma por el coronavirus. Ahora, revela, están «mucho mejor que antes». La primera semana fue «catastrófica». Había «mucha» desinformación e inseguridad al no saber qué sería de ellos –y de su empleo–. En la segunda comenzó a propagarse el «boca a boca» y, gracias a ello, tenían la certeza de que, donde pararan, les iban a servir un plato de comida caliente o iban a poder asearse con agua corriente. «Te enterabas por lo que decían los compañeros, porque preguntabas, pero es un proceso muy lento. No puede ser que fueras desde aquí –en referencia a Valladolid– a Valencia y no supieras dónde parar para darte una ducha, comer algo o hacer tus necesidades», lamenta.

Una «extraña situación»

Son las ocho y media de la mañana y Quevedo, natural de Cuéllar y transportista desde hace una década, está cargando su camión de cajas de fruta vacías para llevarlas a desinfectar a una planta de Yunquera de Henares, en Guadalajara. Es el procedimiento. Una vez allí, comenta, llenará la caja del camión de alimentos para distribuirlos por diferentes puntos de Castilla y León. Es un trayecto que califica de «cómodo y fácil». El motivo no es otro que porque lo hace en el mismo día. No deberá hacer noche en la cabina. Según sus previsiones, a las diez de la noche regresará a su casa.

18 establecimientos disponiblesen la provinciade Valladolid

El Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (Mitma) publica en su página web un punto de información con la ubicación de las instalaciones donde se ofrecen servicios de restauración y venta de comida preparada para llevar, en el entorno de las principales autovías y carreteras de España. En el caso de Valladolid, hay 18 espacios que prestan estos servicios. Tres se encuentran en la capital, otros tres en Medina del Campo, dos en Tordesillas y uno en Villamarcial, Laguna de Duero, Mojados, Alcazarén, Olmedo, San Vicente del Palacio, Ataquines, Villardefrades, Mota del Marqués y Pedrosa del Rey.

Doce horas de trayecto en los que tendrá que hacer «varias» paradas. Ante esta «extraña situación», como se refiere, opta por llenar la nevera del vehículo con productos que ya había comprado para su domicilio. «Procuras llevarte comida de casa, sobre todo si vas a estar toda la semana fuera. Yo suelo llevarme embutido, filetes empanados, algo que pueda tomarse en frío... Lo que te llevarías en un día de playa, vamos», señala. También va provisto de una cisterna de agua para cuando tenga que asearse. «Si tienes la suerte de encontrar una gasolinera que tenga baño entras, pero sin tocar nada y luego nada más salir te desinfectas», continúa.

No es el único. Ángel Gómez, natural de Quintanilla de Onésimo y trabajador de Transportes Hermanos Andrés Calleja, es otro de los camioneros que prestan su rostro para dar voz a una realidad que considera «injusta». Revela que hasta el momento se «ha librado» del Covid-19, pero admite tener «miedo e incertidumbre» no por él, sino por el daño colateral que pueda ocasionar en su familia. «Me preocupa más contagiar a mi mujer e hijos que hacerlo yo;no dejamos de ser personas que están en constante movimiento y no sabes quién lo tiene y quién no», incide.

Asimismo, al igual que Quevedo, piensa que «o cambian las cosas o no sé lo que aguantaremos». ¿Y el estado de alarma? «Pues bastante mal, con incertidumbre porque hasta hace dos días no tenías nada de nada, tenías que buscarte la vida», apunta.

«Nos empiezan a valorar»

Él está a punto de emprender un viaje hacia Zamora. No durará más de dos horas, pero advierte que, hasta que regrese a su municipio, pasarán «al menos doce horas», lo que le llevará a «inventar algo» si, por ejemplo, tiene la necesidad de ir al baño. «Nos hemos sentido abandonados. No puede ser que hayan tardado dos semanas en prever puntos de encuentro cada determinados kilómetros para poder asearte o parar a por un café para despejarte. Nos han dejado vendidos», critica. No obstante, se «alegra» de que «por fin», a raíz de la emergencia sanitaria, la sociedad ponga en valor el papel que vienen desempeñando. «Creo que es ahora cuando nos han empezado a valorar; hacemos falta para todo cuando antes para muchos éramos la última mierda», subraya.

Asimismo, desde que se activara el aislamiento domiciliario obligatorio, según explican los camioneros no tienen que realizar las labores de carga y descarga en el muelle de las entidades, sino que aguardan desde el interior de la cabina. Esto es, en su opinión, un plus de inseguridad. «Cuando llegas a las fábricas ni siquiera te bajas;te quedas esperando en el interior y te dan gel de manos, pero hasta ahí», afirma Gómez. «Evitamos contactos con todo el mundo, y por una parte se agradece, pero al no ver la carga que están metiendo en el camión, al no comprobar que está todo bien, a veces te genera inseguridad», ratifica Quevedo.

El sector no para. Miles de camioneros atraviesan la Península cruzando los dedos para encontrar un baño abierto y limpio y un establecimiento donde les sirvan un bocadillo recién hecho. Son héroes anónimos que corren el riesgo de contagiarse para cubrir la demanda de la sociedad. El presidente de la Federación de Empresas de Transporte de Mercancías por Carretera de Castilla y León (Fetracal), Juan Luis Feltrero, defiende la labor de estos profesionales y destaca la existencia de «importantes carencias que hacen de nuestro trabajo un sufrimiento». «Vemos con mucho pesimismo tanto la situación actual como el futuro para nuestras empresas; si la crisis de 2008 nos afectó de manera grave, habrá que ver cómo vamos a salir de esta nueva ocasionada por el coronavirus», asevera, al tiempo que asegura que «sería importante que se tengan en cuenta una serie de ayudas para el minuto uno y el día uno de vuelta a la actividad». «Sería interesante una moratoria en el pago del 'renting' o 'leasing' de nuestros vehículos, que se nos aplace el pago», concluye.

Transportistas de Dia critican a la empresa, que aclara que sacó a licitación sus servicios

Están «hartos». En torno a una treintena de transportistas autónomos que trabajan en el centro logístico que la distribuidora de alimentación Dia tiene en Villanubla –que han preferido mantenerse en el anonimato– aseguran «no poder más con las presiones» que llevan recibiendo para, según explican, «que trabajen para una empresa de licitación de las rutas percibiendo hasta el 30% menos» de lo que cobraban antes. Lo «peor» de esta situación, revelan las citadas fuentes, es que «muchos no llegan a cubrir los gastos». Por ello, afirman que «lo único que pedimos es que se restaure la normalidad en su trabajo y que el grupo recapacite». La empresa confirma que se ha llevado a cabo un proceso de licitación de los transportes en la planta vallisoletana con el objetivo de «ofrecer el mejor servicio a los clientes y buscar soluciones a las necesidades de abastecimiento». «Se ha tratado de mantener el empleo de todos los transportistas, por una parte ofreciéndoles la posibilidad de participar en el proceso y, por otro, como parte integrada en el adjudicatario. Muchos de ellos ya han llegado a un acuerdo con la empresa que ganó el concurso y estamos convencidos de que cuentan con volumen de trabajo para llegar a acuerdos con el resto y que obtengan la facturación deseada», sostienen.

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