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Jorge de Castro, Jaime Villa, DIego Calvo y Guillermo Sánchez, junto al prototipo. Falta la quinta componente del equipo, Ana Cisnal. A. G. E.

Coche autónomo con denominación de origen Valladolid

Estudiantes de la UVA tratarán de revalidar el título conquistado en 2017 en una competición de prototipos a escala promovida por Seat

Antonio G. Encinas

Valladolid

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Sábado, 17 de noviembre 2018, 19:59

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Jorge de Castro muestra el futuro. O lo que dicen los expertos que va a ser el futuro. A su lado, un coche a escala equipado con una cámara, un sensor láser y otros artilugios espera el momento de entrar en acción. Bajo la carcasa oculta todo lo necesario para circular por sí mismo. O lo que es igual, para funcionar como un coche autónomo de nivel 5. Para poner las cosas en contexto, un Tesla Model S, lo más avanzado que se puede encontrar en la carretera hoy día en este terreno, tiene un nivel 3 de autonomía, lo que quiere decir que puede ejecutar la función de piloto automático en autovías y en determinadas condiciones del tráfico. El que muestra Jorge no precisa de conductor.

Este alumno de la Escuela de Ingenierías Industriales de la Universidad de Valladolid, junto a sus compañeros Jaime Villa, Diego Calvo, Ana Cisnal y Guillermo Sánchez, y con el asesoramiento del profesor Eduardo Zalama, participará en unas semanas en la final del Seat Autonomous Driving Challenge. Competirán contra otros seis equipos que tendrán que poner a prueba sus mejores prototipos. Será la segunda vez que Jorge de Castro, Ana Cisnal y Diego Calvo participen. El año pasado ya lo hicieron y consiguieron el primer puesto de una manera bastante sorprendente, aseguran.

«En abril fuimos a Barcelona a un taller de formación y nos enseñaron los coches y cómo trabajar con ellos. Tienen un ordenador de a bordo con un sistema operativo. Durante seis meses desarrollamos el coche y en noviembre acudimos a la competición», explica De Castro.

No tenían muchas esperanzas porque muchos de los participantes -unas 50 personas de siete universidades, en total- eran ya alumnos de máster y doctorado y ellos aún no habían terminado el grado. En la primera prueba, denominada 'Road Curse', el coche debe leer las líneas de la carretera, en un trazado muy amplio, ya que la prueba se desarrolló en el interior de la Fira de Barcelona, el recinto ferial de la ciudad. Cruces, glorietas... Una prueba compleja en la que muchos participantes no consiguieron que sus vehículos se mantuvieran en el carril.

En el sótano de Industriales, donde trabaja el equipo asesorado por Eduardo Zalama, han construido una elipse al modo del circuito que se encontrarán en la final. En este caso han optado por ceñirse a las curvas más cerradas, «las más complicadas» de la prueba.

El segundo desafío es evitar obstáculos, 'Obstacle Avoidance', que también exige que la programación del coche esté perfectamente calibrada para sortear los bloques que ocupan parte de la calzada.

Y el tercero es el aparcamiento, que puede ser en batería o en línea, junto a la detención en los semáforos. Uno de los aspectos en los que el equipo de la Universidad de Valladolid ha incidido más este año.

Cuatro integrantes del equipo, junto al profesor Eduardo Zalama en el sótano de Industriales, su 'taller'.
Cuatro integrantes del equipo, junto al profesor Eduardo Zalama en el sótano de Industriales, su 'taller'. A. G. E.

«En lo primero que hemos trabajado ha sido en la prueba del sistema de detección de carretera», señala uno de los tres veteranos del equipo. «Luego en los subsistemas de detección de obstáculos, adelantamientos, semáforos, aparcamiento....». Hay que dejarlo todo perfilado para el día de la competición. «Porque una vez allí arrancas y no vuelves a tocar el coche».

Autónomo, no teledirigido

Esto no es una competición de coches teledirigidos. Es una competición de vehículos autónomos. Es decir, que debe ser el propio vehículo el que, sin intervención del equipo, reconozca el circuito, circule por su trazado, evite obstáculos y aparque.

Esto de momento. Porque la idea de los organizadores del certamen, el año pasado, era más ambiciosa. Era, por así decirlo, traer el futuro a 2018. Cuando el Internet de las cosas (IoT, por sus siglas en inglés, Internet of Things) sea una realidad y la conducción autónoma esté vinculada a las condiciones del tráfico y de las vías urbanas e interurbanas. «Una prueba que proponían era hacer un 'my taxi', que los coches fueran de un punto a otro, cada uno desde su posición en el circuito hasta otro punto, teniendo en cuenta la densidad del tráfico y demás».

No se hizo, pero los desafíos de este tipo de concursos empiezan a ir más allá de una simple demostración de robótica aplicada a la conducción. Cuentan, por ejemplo, que en un concurso parecido en Audi se lanza un peatón simulado en un paso de cebra para comprobar cuál es la reacción del vehículo, si frena a tiempo, si esquiva el obstáculo imprevisto sin causar daños...

«El año pasado se nos dio bien y conseguimos 48 puntos sobre 50, con mucha ventaja sobre el segundo equipo clasificado», explica Jorge de Castro, que espera que el resto de competidores haya apretado el acelerador esta vez. Por eso la vida de estos estudiantes de Ingenierías Industriales se resume de un modo peculiar. «Salimos de clase y venimos aquí hasta que nos echan». Y por lo que apuntan sus compañeros es, literalmente, hasta que les echan.

Porque hay que mejorar. Porque en estos concursos hay en juego mucho más que un simple premio. Hay entrevistas de trabajo con los organizadores. Hay todo un grupo detrás como Volkswagen en busca de talento. Hay, en suma, una oportunidad inmejorable de llamar la atención de los potenciales contratadores. Por eso los nervios. Por eso el apuro para poner todo a punto al milímetro. «En detección de semáforos hemos aumentado muchísimo. Hemos mejorado mucho también en la detección de las líneas de la carretera, ahora trabajamos con las tres y no solo con una, y conseguimos más velocidad. En adelantamientos y aparcamiento es prácticamente lo mismo que el año pasado», explican.

La competición se desarrollará los días 23 y 24 de noviembre en Madrid, dentro del festival 'Imperdibles'. El promotor del certamen es CARNET, que se presenta como «un hub de investigación sobre el futuro de la movilidad fundado por SEAT, Volkswagen Research y la Universitat Politècnica de Catalunya». Allí, los vallisoletanos volverán a enfrentarse a equipos del año pasado, algunos de ellos con varios componentes experimentados, por lo que esperan una competición «muy igualada» y con un alto nivel.

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