La casa de los cadáveres de Valladolid
La bodega de esta vivienda en ruinas fue el lugar elegido por 'el profanador del cementerio del Carmen' para llevar a cabo rituales «para resucitar a los muertos»
El 5 de enero de 2004 apareció en Valladolid un cuerpo junto a la tapia del cementerio de El Carmen. Estaba cubierto con una sábana ... blanca. Se trataba de una mujer fallecida en julio de 1994. Poco después se halló un cráneo junto a la avenida de Palencia, acompañado de un triángulo de madera pintado de azul con un ojo y el símbolo del infinito en su interior. Ambos escenarios estaban cuidadosamente preparados.
Las investigaciones de la Brigada Judicial apuntaron en un primer momento a una supuesta secta satánica o a jugadores de rol. Los trabajadores de mantenimiento del cementerio alertaron que entre tres y cinco nichos contiguos habían sido profanados.
Los restos fueron apareciendo los días siguientes con cuentagotas, colocados en medio de montajes esotéricos, diseminados por media ciudad. El cuerpo junto a la tapia del cementerio, la calavera abandonada a su suerte cerca de la avenida de Palencia, un cráneo flotando en el Pisuerga, un torso colgado de un árbol...
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No era la primera vez que el cementerio vallisoletano era profanado. El 1 de diciembre de 1995 El Carmen fue escenario de una profanación que afectó a 26 sepulturas y, en febrero de 2002, siete años más tarde, volvió a ser protagonista con la exhumación de los restos de una anciana que se encontraron en La Overuela. Los fragmentos que aparecieron por diferentes puntos de la ciudad en 2004 procedían de ocho nichos de indigentes fallecidos entre 1988 y 1989, profanados entre el 29 de diciembre de 2003 y el 17 de enero de 2004.
La Policía dio con el autor a principios de febrero de aquel año. Ni secta satánica ni juego de rol. «Estaba convencido de que era el dios egipcio Anubis. Ha llegado a explicar que ahora tiene la cabeza del dios Thor, un brazo de Belcebú... cada parte del cuerpo se la ha dado un dios o un demonio y cree que es el enviado de Satán. Considera que tiene el poder de resucitar a los muertos«, relató el jefe de la Brigada Información de la Policía Nacional.
El autor confeso de las profanaciones, que actuó en solitario, dormía y guardaba los restos óseos en una bodega abandonada, situada junto a un edificio en ruinas de la urbanización La Galera, cerca de la carretera de Fuensaldaña, conocido desde entonces como la casa de los cadáveres.
Rubén H. E., 'Buque', en 2004 un joven de 27 años, había construido en el interior del inmueble un rudimentario altar sobre el que colocaba los huesos y ante el que, presumiblemente, realizaba alguna suerte de liturgia encaminada a la resurrección de los muertos. La Policía halló en el interior del supuesto santuario del acusado multitud de huesos, entre otros, una calavera y los restos de una dentadura.
Enjuiciado en noviembre de ese mismo año, se le consideró inimputable, debido a su enfermedad mental (esquizofrenia), y fue condenado a recibir tratamiento psiquiátrico. En 2010 volvió a ser detenido tras, presuntamente, haber destrozado 33 nichos y profanado otros dos. Llegó a sacar los féretros de dos nichos, los abrió y esparció los restos óseos por distintos puntos del camposanto vallisoletano.
Dejó una calavera sobre un cojín en una tumba y escritos sobre la salvación. «En cuanto le vimos que volvía a vestirse de Drácula, con un abrigo negro, y se puso el sombrero supimos que iba a ir otra a desenterrar muertos», dijeron entonces sus vecinos. Aquel año no regresó a la casa de los cadáveres.
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