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Viernes, 15 de septiembre 2017, 11:36
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Hasta finales de este mes no se sabrá el alcance de la sequía que sufren los parques y jardines de la ciudad. «Daños ya hay», reconocen en el servicio municipal aunque su director, Ángel Asensio, cree que la bajada de las temperaturas y los riegos de emergencia que se han aplicado en las últimas semanas pueden aminorar una posible tragedia vegetal urbana, con un coste de resiembra, en el caso del césped, de más de cuatro millones de euros, si muriera todo el que cubre las 216 hectáreas sometidas a la restricción. Según el diagnóstico de este departamento del Ayuntamiento, las zonas más afectadas en este momento son Parquesol, Contiendas, Huerta del Rey, Camino del Cabildo y el parque Ribera de Castilla. El próximo domingo se cumple un mes desde que la Confederación Hidrográfica del Duero cerrara el grifo de las tomas del Pisuerga y en este tiempo los responsables de este departamento municipal se han afanado para mantener atendido lo más importante: arbustos y árboles de menor edad, con unas necesidades de agua importantes. Las rutas con cinco camiones cisterna de esta área municipal y del Servicio de Limpieza se hacen con una periodicidad de entre siete y diez días, dependiendo de las zonas y las necesidades.
Asensio acota, además, que muchas zonas de césped que ahora parecen perdidas – «está feo, pero no está muerto»– pueden remontar en las próximas semanas, dependiendo de las condiciones meteorológicas. Para estos próximos días la Aemet anuncia máximas de 20 grados y mínimas de cinco. «Si se empezara a generar rocío, también ayudaría bastante a su supervivencia», explica el experto municipal.
El departamento mantiene paralizadas todas las nuevas plantaciones hasta que la situación se normalice, mientras continúa con los riegos sanitarios en los parques con alta presencia canina –Moreras o Ribera de Castilla– y los de emergencia. Estos días, durante las fiestas, han actuado en Caño Hondo (Villa del Prado), desde donde se lanzan los fuegos artificiales, para mantener fresca la zona y evitar la posibilidad de incendios.
El 30 de septiembre finaliza todos los años oficialmente la campaña de riego regulada por la Confederación Hidrográfica del Duero, una clausura que este ejercicio se ha producido mes y medio antes en los sistemas que afectan a Valladolid como consecuencia de la sequía. En principio, en octubre tampoco se podría regar con las tomas del río Pisuerga, aunque en caso de extrema necesidad, si no lloviera nada en los próximas semanas, se podrían autorizar riegos de manera excepcional previa solicitud justificada del Ayuntamiento, según apuntaron desde el organismo de cuenca.
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