El brote en la prisión de Valladolid deja 53 positivos entre los internos, todos asintomáticos

Los funcionarios intentan ahora esclarecer el origen del foco, que consideran que puede estar ya controlado y apuntan a que el virus, que hasta ahora no había entrado en la prisión, pudo colarse a través de algún trabajador externo de mantenimiento o a la vuelta de algún permiso penitenciario. El caso es que los primeros casos fueron detectados a los pocos días de que 345 de los 360 reclusos fueran vacunados con la monodosis de Janssen (los 15 restantes renunciaron expresamente a recibirla), el 3 de junio, y de que todos los funcionarios hubieran recibido a su vez la primera dosis de otra vacuna (un tercio están pendientes aún de la segunda dosis), según explicaron ayer fuentes penitenciarias. El centro, por ahora, mantiene suspendidas tanto las actividades comunitarias como las visitas de los familiares (vis a vis) a los internos.

«El próximo martes se volverán a repetir los test a todos los negativos y el viernes, en principio, se realizan las pruebas a los positivos para conformar su evolución y adoptar las medidas oportunas», anticiparon las fuentes consultadas antes de señalar que su intención, una vez controlado definitivamente el brote, pasa por intentar «recuperar la normalidad en el centro durante la primera semana de julio».

La dispersión del virus en el centro pudo producirse a través de algún recluso del módulo de destinos, donde se encuentran los internos que realizan trabajos (cocina, lavanderías, limpieza...) y donde se han detectado muchos de los casos. Seis módulos, no obstante, permanecen aislados al estar contagiado alguno de sus residentes.