El acusado, junto a su letrado, ejerce su derecho a la última palabra antes de la sentencia. Rodrigo Jiménez

Valladolid

El autor del doble atropello de Velliza pide perdón y acepta cinco años de prisión

Tribunales ·

La acusación particular reclama a la aseguradora 54.710 euros más sobre la indemnización inicial para la abuela viuda y los dos nietos

M. J. Pascual

Valladolid

Lunes, 12 de junio 2023, 14:28

No hubo discrepancia sobre la condena penal, cinco años de prisión, para Alberto García Rodríguez por el doble atropello a un padre y un hijo ... ocurrido en Velliza el 30 de octubre de 2022, pero sí sobre la responsabilidad civil y las cuantías de las indemnizaciones para los herederos. El conductor acusado, que utilizó su derecho a la última palabra para «pedir disculpas por el daño causado», ha aceptado el acuerdo pactado entre su defensa, el fiscal y la acusación particular sobre la pena de cárcel, que rebaja en un año el tiempo que pasará en prisión y así lo refrendará la sentencia de la Sección Cuarta. Lo que queda por determinar es si el magistrado ponente, tal y como han solicitado la Fiscalía y la acusación particular durante la vista celebrada este lunes en la Audiencia de Valladolid, acepta incrementar con 32.910 euros la cuantía de indemnización para la viuda y madre de los dos hombres arrollados en el atropello mortal, Fernando Lentijo Poncela de 85 años, y Alberto Lentijo Herrero, de 55 años. Además, la abogada de la familia ha solicitado que la responsabilidad civil se extienda a los dos nietos. En total, el incremento propuesto sobre la indemnización ya consignada inicialmente estaría en torno a los 54.710 euros.

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Una propuesta de incremento que ha rechazado de plano el letrado de la compañía aseguradora, con el argumento de que la viuda y madre de los finados había firmado un acuerdo de responsabilidad civil con la aseguradora por el que habría dado por buena la cifra de 282.548 euros «que fueron consignados y entregados». También se opone a que los dos nietos reciban indemnización alguna sobre la base de que no convivían en el domicilio de los fallecidos «porque el tiempo de calidad que pasaran con su abuelo y su tío no es convivencia según la ley». La letrada de la acusación particular ha defendido, por el contrario, el derecho de los dos jóvenes a percibir, cada uno de ellos, 10.900 euros, «por el perjuicio moral como allegados, pues cumplen los requisitos de afectividad, convivencia y parentesco de la Ley de Baremos».

«En una familia de ocho miembros, la pérdida de dos se nota mucho», argumentó la letrada de la acusación a propósito de la valoración del daño

La abuela y los nietos, que dieron testimonio ante el tribunal, manifestaron que las relaciones entre toda la familia, entonces de ocho miembros, eran y son muy estrechas y que no solo convivían en la casa del pueblo desde el principio del verano hasta que terminaban las clases, sino que los chicos visitaban todas las semanas a sus abuelos y a su tío, que vivía con ellos, en el domicilio de Valladolid. «Íbamos con mi tío a las abejas, teníamos mucha vida familiar», explicó el hermano menor al tribunal. La letrada incidió en el derecho de ambos hermanos porque «en una familia tan unida de ocho miembros, la ausencia de dos se nota mucho».

Al término de la exposición de conclusiones, el magistrado presidente dio la última palabra a Alberto García Rodríguez, de 51 años, ýa condenado a cinco años de prisión por el doble homicidio por imprudencia grave y otro delito de conducción temeraria. Vecino de Villán de Tordesillas, circulaba bajo el efecto del alcohol cuando la furgoneta amarilla que conducía atropelló a los dos peatones. Desde el día siguiente a la tragedia permanece en prisión preventiva en el centro penitenciario de Valladolid y siempre se ha reconocido autor de los hechos. El fiscal lo ha tenido en cuenta en su escrito de conclusiones finales, así como el atenuante de reparación del daño, aunque sobre la petición de condena también ha pesado el agravante de reincidencia en la conducción bajo los efectos de bebidas alcohólicas, por lo que fue juzgado y condenado en dos ocasiones anteriores.

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El doble atropello causó conmoción en los vecinos de ambas localidades cercanas, donde los fallecidos eran muy queridos. Los Lentijo, que vivían en el barrio de La Rubia, en Valladolid, tenían fijada su segunda residencia en Vecilla, este pequeño municipio de apenas cien habitantes de la comarca de Torozos. Allí pasaban sus vacaciones de verano, que ese año habían alargado hasta el puente de Todos los Santos. El padre, Fernando, ya jubilado, tenía ciertos achaques, y todos los días alguno de sus hijos le acompañaba de paseo. Estaba casado y tenía tres hijos. Alberto, ingeniero agrícola de formación, era una persona emprendedora y muy vitalista, un apasionado del medio rural y especialmente de la apicultura.

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