Voluntarios y beneficiarios del programa solidario de Asalvo, en la zona vallada bajo el Arco de Ladrillo, junto a la estación de autobuses. José C. Castillo

Asalvo retoma su labor solidaria junto a la estación de autobuses con el fin de las obras en Arco de Ladrillo

Los voluntarios de la ONG han recuperado su ubicación habitual bajo el viaducto, después de que el Ayuntamiento retirara una de las nuevas vallas de protección

Víctor Vela

Valladolid

Lunes, 3 de noviembre 2025, 08:21

Los bocadillos solidarios han regresado hace unos días a su tradicional ubicación bajo el viaducto del Arco de Ladrillo. La ONG Asalvo, que implica a ... estudiantes de Secundaria en varios institutos de la capital, ha retomado su reparto de comida y víveres a las personas desfavorecidas de Valladolid junto a la estación de autobuses, después de que las obras en el Arco de Ladrillo les obligaran, durante varios meses, a trasladarse al otro lado de las vías, junto a la plaza de los Ferroviarios.

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La recuperación de su emplazamiento habitual llega después de que el Ayuntamiento haya tenido que modificar la idea inicialmente prevista, ya que las obras de reurbanización del entorno incluyeron vallas metálicas que bordeaban el tramo asfaltado bajo el viaducto, lo que impedía su libre acceso. Desde Asalvo explicaron que ese cercado, que compicaba la utilización de ese espacio, dificultaba su labor solidaria. Así que el Consistorio procedió a retirar una de esas vallas, lo que ya permite acceder a esa zona bajo los carriles de circulación. «No podemos hacer otra cosa que agradecer al Ayuntamiento la rapidez con la que han resuelto ese pequeño escollo que teníamos», asegura María Jesús Fournier, portavoz de Asalvo.

La ONG ha recuperado, de este modo, las reuniones solidarias que todos los martes, jueves y domingo mantienen en Arco de Ladrillo. Allí, voluntarios de diversos centros educativos de la capital se acercan para ofrecer bocadillos y otros alimentos a personas que están en situación de vulnerabilidad. Los martes acuden voluntarios del instituto Zorrilla y de la Escuela de Arte. Los jueves, del instituto Galileo. Los domingos, del Colegio del Carmen y de Maristas de La Inmaculada. Esta comida (donada por los voluntarios o cedida por diversas empresas de hostelería y confiterías) llega a cerca de 70 personas. De ellas, 45 pertenecen a familias con niños mientras que el resto suelen ser usuarios individuales, que carecen de hogar o viven en habitaciones de pisos compartidos.

«La vivienda y sus dificultades de acceso son uno de los principales problemas que vemos en la actualidad», dice Fournier, quien explica que durante los últimos meses han tenido que reforzar las líneas de ayuda encaminadas, precisamente, a solventar los problemas derivados de la disponibilidad de un techo. «Muchas de las familias con hijos, cuando llegan a Valladolid, se encuentran en una situación de desamparo, que suele comenzar con alojamiento en una pensión, hasta que terminan en un piso social. El problema es que se encuentran sin apenas equipamiento», explica Fournier. Por eso, Asalvo ha aumentado las ayudas para conseguir muebles, colchones o menaje para estas familias. «Casi siempre, trabajamos a través del boca a oreja. Siempre hay gente que está de reforma en casa y que cambia el sofá, la cama o el somier. En esos casos, les decimos que antes de tirarlo o llevarlo al punto limpio, que piensen en nosotros». Además, la ONG suele comprar pequeños electrodomésticos o productos de limpieza.

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¿De dónde obtiene Asalvo los recursos para estos programas, que además incluyen servicio de podología o atención de dentistas y oculistas? «Una parte muy importante son las aportaciones de los socios o de empresas que quieren colaborar con nosotros. Tambien vendemos lotería de Navidad y a finales de noviembre organizamos un rastrillo solidario en el centro cívico Zona Sur, en la plaza de Juan de Austria». El dinero recaudado les ayudará a financiar además las actividades solidarias que intensifican durante la Navidad. Ya tienen previstas dos comidas benéficas. La primera, con la colaboración de Gadis, será en la parroquia de La Milagrosa, el 16 de diciembre. La segunda, financiada y promovida por la Casa de Galicia, tendrá lugar el 22 de ese mismo mes.

«Lo más relevante de nuestra actividad es que está organizada por jóvenes estudiantes, que con esta dedicación solidaria aprenden a abrir sus ojos a la realidad que tienen alrededor y que muchas veces les pasa desapercibida», indica Fournier, quien subraya algo más. «La mayor parte de los voluntarios que comienzan con nosotros, luego, cuando pasan a la Universidad o terminan en el instituto, continúan su labor solidaria con otro tipo de organizaciones», concluye.

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