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Asami, junto a algunos kimonos antiguos. L. N.
El armario de la abuela Fusako que inspira a su nieta en Wamba

El armario de la abuela Fusako que inspira a su nieta en Wamba

Asami Hatano, de 36 años, ha puesto en marcha la tienda 'on line' Kimono Hana, dedicada a la venta de la tradicional vestimenta nipona

Laura Negro

Valladolid

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Domingo, 15 de abril 2018, 12:00

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Poner en marcha un proyecto empresarial no es tarea fácil. Se necesita mucho trabajo, esfuerzo y paciencia para superar todas las dificultades que este proceso conlleva. Más, si cabe, si se emprende en un país que no es el propio. Asami Hatano conoce de primera mano todos esos obstáculos y los ha sabido sortear con acierto. Natural de Osaka, una de las principales ciudades de Japón, esta joven de 36 añosha encontrado su sitio en la pequeña localidad vallisoletana de Wamba, donde vive y ha montado su negocio Kimono Hana, una tienda 'on line' dedicada a la venta de los vestidos tradicionales de su país.

Atraída por la cultura española y pensando que le abriría muchas puertas profesionales, decidió estudiar Filología Hispánica. Al terminar su postgrado en 2005 llegó a nuestro país a trabajar como profesora de japonés en el Centro de Idiomas, a través de un convenio de la UVA de Estudios Extranjeros de Kioto. «Era un trabajo que me encantaba y que duró dos años. Después encontré empleo como intérprete y traductora hasta que, con la llegada de la crisis, el volumen de trabajo descendió.

Kimono Hana

  • Emprendedora. Asami Hatano (36). Filología Hispánica.

  • Fecha de inicio de la actividad. marzo de 2016.

  • Contacto. Calle Hospital, 1-47190 Wamba (Valladolid). www.kimonohana.com. Telf: 622 020 916 y 983 563 352

Durante una temporada regresé a Japón a trabajar como coordinadora en un centro de intercambio cultural y económico hispano-japonés hasta que decidí volver a España en el año 2013», relata. Fue en ese momento cuando tomó la decisión de emprender con un negocio 'on line', dedicado a la venta de kimonos antiguos, algo que le apasiona desde niña.

«El armario de mi abuela Fusako para mí era un lugar mágico que desprendía sensaciones entrañables. Allí guardaba sus kimonos que siempre me cautivaron por sus colores y su tacto. Ella los trataba con exquisita delicadeza, como si fueran un gran tesoro. Cada uno de ellos poseía una preciosa historia de su juventud. Cuando Japón se occidentalizó, la gente dejó de usar kimonos en su día a día, aunque actualmente se siguen utilizando en eventos de etiqueta y ocasiones especiales. Es una prenda que se asocia con la elegancia y la distinción y también con el respeto a la cultura y tradiciones niponas», explica esta emprendedora.

Asami disfrutaba coleccionando kimonos antiguos y un día regaló dos haoris a dos amigas vallisoletanas. «Son chaquetas cortas, confeccionadas en seda que combinan muy bien con vaqueros y con otro tipo de prendas. Son verdaderas joyas artesanales. Mis amigas se mostraron encantadas y aquello me hizo pensar en la posibilidad de empezar a venderlos. «Yo había hecho en mi país el curso Kitsuke, que es el arte de vestir kimonos, ya que es algo que requiere una técnica muy concreta y precisa. Es una vestimenta muy estricta que no es fácil de llevar, ya que debajo del kimono hay que ponerse otros dos interiores», relata. Muy pronto se puso a trabajar en la tienda 'on line' que le serviría de escaparate para vender las piezas que traía de Japón. Piezas, todas ellas, muy difíciles de encontrar por su antigüedad, entre 50 y 60 años.

Esta emprendedora ha encontrado en Wamba el lugar perfecto para vivir y trabajar. «Aquí soy feliz. La población que vive en todo el pueblo es la misma que la que vive en el edificio de la casa de mis padres en Osaka. Al principio noté mucho cambio, pero me he sentido muy bien acogida», asegura. Por motivos personales, decidió aparcar durante un tiempo el negocio hasta que en marzo de 2016 volvió a tomar las riendas con más fuerza que nunca.

En esta nueva etapa empresarial ha abierto dos nuevas líneas de negocio, una infantil, con bodis y kimonos de algodón para niños de hasta dos años y otra de moda creativa. «Trabajo con una modista en Osaka que deshace los kimonos antiguos y aprovecha las telas de seda para hacer camisas con patrones actuales. Es algo que lleva un gran trabajo y eso eleva el precio. Hay muchos amantes de las antigüedades que valoran mucho ese tipo de prendas», indica esta emprendedora que viaja a menudo a Japón para supervisar las compras.

La mayor parte de sus ventas provienen de su tienda 'on line', donde, sobre todo, recibe pedidos de Asturias y Madrid. «Habitualmente trabajo con el BBVA y contraté un servicio de pasarela de pago para la web que me facilita la gestión de cobros», explica. El resto de las ventas las realiza de forma presencial en mercados especializados y eventos como el reciente 'Sunday Market', celebrado en el Círculo de Recreo de Valladolid o el Mercado de Motores de Madrid.

«Aquí todavía no hay mucha cultura de usar ropa de segunda mano o vintage, por eso, al principio me costó tanto hacerme un hueco en el mercado», explica esta emprendedora, que tiene la patente industrial del haori en España. Facebook e Instagram son grandes aliados para Asami, que no descarta algún día abrir una tienda física en Valladolid. Tiene en proyecto poner en marcha otra línea más de negocio dedicada al alquiler de piezas para eventos, rodajes y sesiones de fotos. Ya ha recibido un encargo importante para hacerse cargo del vestuario de una obra de teatro a nivel nacional. «He aportado vestuario para 'Tengu. La Leyenda', un espectáculo de artes marciales y danza sobre mitología nipona».

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