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Altar mayor de La Antigua, una vez concluida la limpieza.

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Altar mayor de La Antigua, una vez concluida la limpieza. HENAR SASTRE

La Antigua presume de luz después de la primera limpieza integral de su historia

El templo se reabre al culto después de casi medio año de obras para acabar con la suciedad y humedades

Víctor Vela

VALLADOLID

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Lunes, 1 de abril 2019, 07:42

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Las miradas curiosas de los fieles se elevan al techo del templo, inspeccionan los ahora blancos muros, se pasean por unas vidrieras por las que entra más luz, unas columnas que parecen más altas, una iglesia que recupera su escala monumental, después de años aplanada por la oscuridad, las humedades, la costra de suciedad. La Antigua estrenó este domingo nuevo rostro, después de casi medio año de obras, para mostrar una imagen inédita, el resultado de la primera gran limpieza interior de su historia, lo que permite «que se contemple como nunca otros ojos lo vieron en siglos precedentes», como asegura Jesús García Gallo, delegado de Patrimonio del Arzobispado de Valladolid.

Decenas de personas abarrotaron los bancos (que durante las obras se amontonaron en el claustro), tuvieron que seguir la ceremonia de pie, en la inauguración de La Antigua una vez finalizados sus trabajos de restauración interior. Una obra que comenzó el 15 de octubre y en la que se han invertido 305.750,18 euros procedentes de colectas, las aportaciones de los fieles y un préstamo del Arzobispado a la parroquia. Los trabajos han consistido en la recuperación de los paramentos y las bóvedas, gravemente dañados «por diferentes causas», como explica Javier Rivero, responsable de la ejecución de la obra.

«Las goteras hasta fechas muy recientes fueron abundantes. También afectó la diferente porosidad y dureza entre las distintas épocas de construcción», explica.Y suma más factores, como el uso de las calefacciones de carbón (que funcionaron entre los años 50 y 60 del siglo pasado), las estufas de gas butano de años posteriores, «así como las velas y el propio vapor de agua que generan los fieles y visitantes del templo». Ante esta situación, han sido necesarios diferentes sistemas de restauración (como microproyección en seco de materiales, como el polvo de piedra pómez) para apurar al máximo la limpieza.

Misa de inauguración de la iglesia de La Antigua. HENAR SASTRE
Imagen principal - Misa de inauguración de la iglesia de La Antigua.
Imagen secundaria 1 - Misa de inauguración de la iglesia de La Antigua.
Imagen secundaria 2 - Misa de inauguración de la iglesia de La Antigua.

«El resultado es espectacular», asegura Paulino González, párroco de La Antigua, quien resalta la nueva iluminación del templo (con focos de bajo consumo)y un renovado sistema de megafonía. «Ahora quedaría pendiente, para más adelante, la restauración del suelo del templo, ya que hay baldosas que están rajadas y dañadas», asegura.

El cardenal Ricardo Blázquez, arzobispo de Valladolid, presidió la ceremonia religiosa con la que se inauguró y bendijo la recién estrenada imagen de un templo «emblemático en nuestra ciudad, una iglesia con hondas raíces en nuestra historia».

La primera noticia documental que se tiene de La Antigua data de 1177, aunque, como aseguran Juan José Martín González y Jesús Urrea en el libro 'Monumentos religiosos de la ciudad de Valladolid', parece claro que su construcción es «indudablemente» anterior, del siglo XI. «Esta iglesia primitiva fue completada con la construcción, en el primer cuarto del siglo XIII, de una torre monumental, colocada al oeste, y un pórtico adosado a su muro norte, que serviría de mirador sobre el río Esgueva», prosiguen los autores de la biografía de La Antigua, que recuerdan que esa iglesia primitiva «se sustituyó en el siglo XIV por una construcción gótica cuya estructura, excesivamente restaurada, es la que ha llegado a nuestros días».

En 1897 La Antigua fue declarada Monumento Nacional, época en la que el templo estaba en «condiciones lamentables». Comenzó entonces a fraguarse su reconstrucción. En 1915, el mal estado de las naves obligó a su desmonte. Solo quedaron en pie los tres ábsides góticos, la torre y el claustro románico. El resto, se reconstruyó con «un espléndido trabajo de cantería en su nave principal que, aunque es obra del siglo XX, no debemos menospreciar en absoluto pese a no ser 'original'», apunta Rivero. El templo se reabrió en 1952. En 2010 se restauró la cubierta y se limpio el exterior (salvo la torre).

Ahora, «por fin, la belleza interior está en sintonía con la que se ve por fuera del edificio», apuntó Blázquez, quien incidió en que el nombre del templo, Santa María de La Antigua hace referencia «a la casa de la Madre», pero también al valor de «las raíces, de los orígenes, de la venerabilidad en la Historia, porque una cosa es la antigüedad y otra el envejecimiento. Viejo significa anacrónico, orillado por el paso del tiempo. Antiguo es aquello auténtico y verdadero, como esta iglesia», apuntó el arzobispo durante una ceremonia en la que participaron cofrades de la Preciosísima Sangre, con sede en el templo, y el coro de las hermanas dominicas de Santa Rosa de Lima. Los fieles que acudieron a la reapertura al culto recibieron como recuerdo un pequeño libro con grabados de la iglesia a cargo del ilustrador Miguel Ángel Soria.

Las tareas de restauración han permitido además resaltar el papel de las vidrieras (sobre todo las del altar mayor)y destapar el valor de los medallones en las uniones de las cubiertas, que muestran imágenes de una Virgen con el niño, un pantocrátor o sellos del arzobispo Gandásegui(responsable de la restauración de principios del sigloXX).

Todavía falta un gran detalle para culminar la recuperación del interior de La Antigua.El próximo domingo 7 de abril, a las 20:00 horas, se procederá al traslado en procesión del Cristo de la Preciosísima Sangre, custodiado durante las obras en la capilla de San Fernando, en la catedral, y que ahora volverá a su lugar en la capilla del Cristo, en el ábside derecho del templo. También se recuperarán las imágenes de la capilla de la Virgen del Carmen. Sí que se han colocado ya los tres confesionarios y la imagen de la Sagrada Familia (que llegaron aquí en su día procedentes de la iglesia jesuita de Ruiz Hernández)y lucen ya los retablos de la Virgen de la Luz (neoclásico)y de San Roque (del barroco tardío, siglo XVII).

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