Valladolid
35 años de degustación de café en la calle ManteríaTomás Núñez y Lola del Campo celebran el aniversario de La Degustación, el local desde el que cada día «dan vida» a sus clientes y entre los que celebrarán un sorteo para agradecer estos años
Tomás Núñez Cartón y Lola del Campo están hechos el uno para el otro. No hay más que verlos. Se reparten continuos piropos y muestras ... de cariño. Se completan las frases mutuamente y el café que uno hace, el otro lo sirve. Son la pareja perfecta y los socios perfectos. Son los propietarios de La Degustación de Café, una pequeña cafetería con mucho encanto que el próximo 1 de junio cumplirá 35 años ofreciendo cafés, sonrisas y lágrimas (de alegría) a sus clientes.
Estos dos vallisoletanos se casaron con 18 y 16 años y pronto se iniciaron en el sector de la hostelería. Regentaron los bares Monsut y Artesa, hasta que decidieron abrir un local donde se pudiera disfrutar del «mejor café» de la ciudad. Querían crear un espacio donde la gente se sintiera como en casa, compartiera momentos y creara recuerdos inolvidables.
Desde el primer día, Tomás y Lola se propusieron que cada cliente que cruzara la puerta de La Degustación se sintiera especial. Él, con su talento para preparar la taza perfecta, y ella, con su calidez y su don de gentes, hicieron de este lugar un segundo hogar para muchos. Allí, entre las mesas y la cafetera, criaron y educaron a sus hijos Laura y Cristian. Este último trabaja con sus padres, muy orgulloso de su legado.
La Degustación no es solo un lugar para tomar café (o lo que se tercie). Es un punto de encuentro para amantes de la cultura. Tomás y Lola, apasionados por las artes, han convertido su cafetería en una galería donde artistas locales exponen sus obras. Cada pared cuenta una historia, cada cuadro es una ventana a la creatividad y cada foto un recuerdo imborrable. «Aquí han expuesto muchos artistas de diversas disciplinas, Luis Laforga, Julio Zancada, Laura Serrano, Pedro Guerra, Jesús Tejero, Manuel Sierra, Mary Helen Harper, Fernando Lorenzo… han sido tantos que es imposible nombrarlos a todos», dicen ambos.
En plena pandemia este matrimonio tuvo una idea maravillosa: recopilar relatos de sus clientes sobre el café. El resultado fue un libro que recoge 48 historias llenas de nostalgia, amor y amistad, todas con el café como protagonista. La portada es de Manuel Sierra y la contraportada, una acuarela de Adolfo Vicente. Se lo dedicaron a sus nietos, Adrián y Alonso. «Cada uno de los que participaron, recibieron un ejemplar, el resto los vendimos y la recaudación la donamos a niños con necesidades especiales», cuenta Tomás.
Sus clientes, muchos de los cuales se han convertido en amigos a lo largo de los años, hablan con cariño de Tomás y Lola. «Aparte del buen producto que tienen, lo mejor de todo es que tratan a cada cliente como si fuera parte de la familia. Cada vez que vamos, nos sentimos como en casa», dicen Carmen Corujo y su marido Alberto Busnadiego, clientes habituales de La Degustación. «Irradian alegría y buen rollo. Llevan toda la vida tras el mostrador y nunca les hemos visto una mala cara. Se merecen que les vaya bien. Además, en Valladolid es raro encontrar un café de los de toda la vida, por eso, este bar es una especie a proteger. Tiene personalidad y sales de aquí con las pilas cargadas. Ese amor que se tienen entre ellos, se transmite en el café», añaden.
Lola y Tomás celebrarán el aniversario de La Degustación pasando el día en el mar que tanto aman y sorteando entre sus clientes un ejemplar de su libro de relatos, una cafetera y un gran lote de café. «Ellos lo son todo para nosotros y cada día nos enseñan muchísimo. Algunos, como Fermín Álvaro, nos han dedicado una poesía por nuestro aniversario. Eso es muy de agradecer. Yo tengo once hermanos de leche y un millón de hermanos de café, que son mis clientes. Muchas veces me han hecho llorar de las cosas tan bonitas que nos dicen», asegura Lola, quien todavía recuerda el día en que la mismísima Maribel Verdú entró en su cafetería. «Me pareció una chica muy maja, agradable y muy humilde», dice. «Pues a mí el famoso al que me gustaría haber servido un café es Sabonis. Me hubiera encantado verle por aquí», completa Tomás.
Sus cafés son 100% de Colombia y «nada de torrefactos». Su especialidad es el 'Tomasiano', con crema bien batida y cacao por encima. Uno de los favoritos de la clientela es el 'Lolasiano', con leche condensada, Baileys, nata, canela y crema de leche. «El secreto de un buen café es el producto y sobre todo, la pasión que le pongas al hacerlo», relata.
Cumplen 35 años tras la barra, pero esperan cumplir muchos más. «Yo no me pienso jubilar hasta que cumpla los 100 años y luego, pienso vivir otros 20», dice ella muy convencida. «Eso significa que yo me jubilaré con 102. Espero poder estar sirviendo cafés para entonces», agrega él con buen humor. «Nos sentimos muy queridos. Nuestros clientes nos dicen que vienen aquí porque nuestro café les da la vida cada día, lo mismo que los abrazos que les da Lola, que son un chute de energía», comenta él. «No es fácil estar detrás de una barra, sobre todo cuando a veces lloras por dentro y tienes que reír por fuera. Pero somos fuertes, optimistas y tenemos el mejor trabajo del mundo, así que somos muy felices», añade ella.
La Degustación es la parada perfecta para sentarse, disfrutar de un buen café y de un mejor ambiente. Puede que cuando lo hagas, Tomás se acerque a contarte alguna anécdota divertida o que Lola te dé un abrazo «de esos que dan vida» y ¿quién sabe? Tal vez te animes a escribir tu propio relato sobre el café y a formar parte de esta hermosa historia que sigue creciendo cada día que pasa y con cada cliente que entra por la puerta.
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