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Puente sostiene el retrato de Rodríguez Bolaños durante el pleno extraordinario en su honor. R. García
El día que Óscar Puente no llegó a despedir a Tomás Rodríguez Bolaños a Valladolid

El alcalde que no llegó a decir adiós a su alcalde

Óscar Puente dice que lamenta que su viaje a París le impidiera acudir a la despedida de Tomás Rodríguez Bolaños, «amigo y referente»

J. Asua

Valladolid

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Sábado, 10 de noviembre 2018, 09:10

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Fue el gran ausente en la despedida a Rodríguez Bolaños y Óscar Puente lo admite «con pesar». Una semana después de la muerte del que fuera el primer alcalde de la democracia y figura reconocida del socialismo vallisoletano, algunos, dentro del partido y también fuera (el martes el portavoz del PP en el Consistorio lo deslizaba en el pleno, según recuerda el propio Puente), se preguntan qué ocurrió para que el actual regidor no acudiera al acto de homenaje que Tomás recibió en el Ayuntamiento el pasado sábado.

Viernes, 2 de noviembre. Ocho y veinte de la tarde.

El primer edil hace cola junto a su mujer y sus dos hijas para subir a una atracción del parque Disneyland París, abarrotado ese día de visitantes. Aprovecha la festividad de Todos los Santos para disfrutarla en familia. En ese momento, suena el teléfono. Es su jefe de gabinete, Ismael Bosch. Descuelga y el mensaje es un mazazo. Tomás se ha muerto. El que fuera referente del PSOE en la ciudad durante 16 años y símbolo muy querido de la transformación de esta capital ha perdido la vida. Un infarto se la ha segado mientras subía los escalones de la ermita de San Juan de Gaztelugatxe (Vizcaya), adonde había viajado para pasar el fin de semana con sus amigos.

El fallecimiento coge a Puente, su sucesor en la Alcaldía tras veinte años de Partido Popular con León de la Riva a la cabeza, a contrapié. Arranca una cascada interminable de llamadas para dar salida al que, sin duda, es un acontecimiento histórico en la ciudad. El fin de semana con los suyos se tiñe de luto. Inevitablemente. «No volvimos al parque de atracciones más», explica. Los primeros contactos con Leandro Martín Puertas, amigo íntimo de Rodríguez Bolaños, dan margen al alcalde. Le aseguran que el cadáver no llegará a Valladolid hasta bien entrado el domingo. Hay que hacerle la autopsia y tramitar el traslado.

La familia comunica que quiere despedirle en la intimidad, nada de homenajes, pero Puente y los suyos no quieren que Tomás se vaya sin pisar por última vez la que fue su casa. A través de su cuenta de Twitter, emite la primera condolencia pública: «Ha fallecido Tomás Rodríguez Bolaños. Primer alcalde de la democracia en Valladolid. Un gran hombre, gran socialista y gran amigo. Consternación absoluta. Es un golpe durísimo», escribe.

Confusión para todos

Hasta la 1:30 de la madrugada, que Puente se mete en la cama, las llamadas son continuas. A primera hora del sábado todo sigue igual. De hecho, los primeros comunicados del Ayuntamiento avisan de que se colocará el cuadro de Bolaños y un libro de condolencias en el salón de recepciones de la Casa Consistorial para rendirle el último homenaje. Reconoce Martín Puertas que fueron horas de confusión para todos, rotos por el dolor y, al tiempo, marcadas por la incertidumbre de una tramitación fúnebre compleja.

Finalmente, la autoridad judicial determina que no es necesaria la autopsia. A media mañana, el parecer de la familia comienza a variar. Entienden que Tomás no se puede ir sin el último adiós de su ciudad. Pero para instalar la capilla ardiente antes hay que embalsamar el cadáver, un proceso que se prolongará durante tres horas.

En ese momento, Puente busca un vuelo para regresar a Valladolid. «El único que encuentro es a las 20:10 horas, con llegada a Madrid a las 23:00, con lo que a Valladolid hubiera llegado a la una de la mañana y ya estaba cerrada la capilla ardiente». Subraya el alcalde que se hicieron gestiones con Irene (la esposa de Bolaños) y sus hijos para mantenerla abierta un día más, el domingo, pero la familia ya había tomado la decisión de que esa jornada le despedirían de forma íntima en Las Contiendas antes de su incineración. Rastreó las webs para intentar buscar otro vuelo el domingo, pero no lo había, las únicas plazas eran en el viaje en el que tenía planeado regresar a última hora de ese día.

La noche del sábado Óscar Puente y su familia cenaron con la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, mientras decenas de personas despedían a Bolaños en el Ayuntamiento. Esa información también ha trascendido. «Mantuve la cita porque era un compromiso que había adquirido a través de un amigo común y me parecía que tenía que asistir, ya no tenía posibilidad de volver a Valladolid», relata Puente, quien reconoce que no se planteó alquilar un coche dados los tiempos y la duración del viaje hasta Valladolid.

El alcalde es consciente (y le ha llegado) de que algunos, dentro de su casa y también fuera, critican su ausencia. «Para mí, Tomás ha sido uno de mis grandes referentes, además de un amigo. Todos los viernes estábamos juntos, me apoyó en las dos primarias en las que he participado y formó parte de mi ejecutiva local. El pasado fin de semana fue uno de los más duros que he pasado; que lo pongan en cuestión es terrible, cualquiera que me conozca lo sabe», subraya sin ocultar cierta indignación. Desde el ámbito familiar, a través de Leandro Martín Puertas, dan las gracias a Puente, quien sí presidió el pleno del lunes en honor al exalcalde, y a la corporación por el apoyo en unos días tan duros y en absoluto cuestionan que faltara a los actos.

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