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El cardiólogo Aitor Uribarri, ayer, en el Hospital Clínico de Valladolid. R. Gómez
Coronavirus en Valladolid. Aitor Uribarri, médico contagiado y ya recuperado: «Cuando me dijeron que el test daba negativo, pegué un grito de felicidad»

Aitor Uribarri, médico contagiado y ya recuperado: «Cuando me dijeron que el test daba negativo, pegué un grito de felicidad»

El cardiólogo gallego que trabaja en el Clínico de Valladolid, asegura que contrajo el virus por la falta de protección atendiendo a pacientes

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Miércoles, 1 de abril 2020, 07:05

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Cuando el domingo pasado recibió la llamada en el domicilio en el que se encontraba aislado y solo desde hacía 17 días por el coronavirus, alejado de su mujer, lanzó un gritó de felicidad. Le acababan de comunicar que el resultado del segundo test era negativo, que el Covid-19 ya no estaba en su cuerpo. Así que el cardiólogo Aitor Uribarri, de 36 años, natural de O Carballino (Orense) y que lleva un año en el Hospital Clínico de Valladolid, volvió al día siguiente a su trabajo en la unidad de cuidados cardiológicos avanzados del Hospital Clínico de Valladolid, donde sus compañeros, entre bromas, se rifan su sangre para hacerse una transfusión.

–Qué excelente noticia recibió el domingo...

–Fue un gran día, cuando me llamaron incluso pegué un grito en casa de felicidad. Era una manera de liberar la tensión porque, desgraciadamente, los sanitarios siempre tendemos a pensar que vamos a ir mal y muchas veces no es así, somos bastante hipocondríacos por norma general. Nosotros muchas veces estamos sesgados, y más en enfermedades de este tipo, porque siempre vemos al paciente que está peor porque necesita ingresar y al final te acabas poniendo un poco en esa situación. Los pacientes que están mejor se quedan en casa, esos pacientes sabemos que existen pero no tenemos contacto con ellos.

–¿Cómo se contagió?

–Me contagié en el hospital atendiendo a pacientes con coronavirus por falta de protección. Días después hemos innovado a través de diferentes métodos caseros nuestro propio material de protección porque no nos lo han suministrado, así hemos caído varios. En nuestro caso, no se terminó el material en la quinta semana de pandemia, ya en la primera no teníamos. A los pocos días ya nos estaban diciendo que no había ni las máscaras de quirófano, que no son de protección adecuada para el personal directamente en contacto con pacientes, ya no digo de las otras, que son artículo de lujo que pocos vimos desde el primer momento.

–¿Cómo se puede trabajar en esas condiciones?

–Pacientes con infecciones agudas no tenemos, al final siempre piensas que no te vas a contagiar, pero si tienes un paciente que está malo, haces todo lo posible por él y, desgraciadamente, como ha sido el caso mío y de otros compañeros, nos hemos infectado. Nos debemos a nuestros pacientes, hicimos un juramento y lo tenemos que respetar.

–¿En su unidad tenían pacientes con Covid-19?

–En el Hospital Clínico, el protocolo hospitalario nombró la unidad de intensivos cardiológica en un principio como unidad no covid, eso quiere decir que se reservaba la UVI general y de Reanimación como primeras unidades de servicio para pacientes con covid, y el resto de enfermos no covid venían a nuestra unidad. Hubo algún paciente, como fue el caso que nos infectó, que no se sabía seguro que fuese covid y luego se demostró que sí. En Cardiología, dos enfermeras están ingresadas y hay dos médicos positivos. En Neumología o Medicina Interna están mucho peor.

«Al principio estaba asustado, no tanto por mí sino por mi mujer. Me tuve que ir a otra casa»

–¿Cuándo notó los síntomas?

–Empecé a notarlos hace 17 días. Empecé con tos seca, pero era al principio de la pandemia y no le di más importancia. Tres días después empecé con fiebre y ya no fui por la mañana al hospital, llamé a mis compañeros y les dije que creía que estaba infectado. Me hicieron el test y di positivo.

–¿Cómo encajó la noticia?

–Acojonado, al principio más asustado. No por mí, sino por mi mujer, que vive conmigo y era un problema. Tuve que irme a dormir a otra casa, estuve solo todo estos días hasta que me dieron el resultado. Yo me formé en la residencia en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid y los compañeros de allí, como van varios días por delante en la pandemia, iban contándome la situación que estaban afrontando allí y yo pensaba que iba a llegar Valladolid y que estaba tirado en casa, porque afortunadamente he vivido la enfermedad en su forma más leve. Estuve cuatro días como si fuese una gripe fuerte, pero enseguida me quedé asintomático a no ser por un poco de tos, así que pensaba que estaba desaprovechado. Pasé una cuarentena, me hicieron una primera prueba y tres días después la segunda, y di negativas las dos. El domingo por la noche volví a casa, pero mi mujer aún está a dos o tres metros de mí, de momento cada uno en una habitación. Y ayer volví a las 8:00 horas al trabajo.

–Y sus compañeros quieren su sangre para una transfusión...

–Es una línea de investigación que se está desarrollando. El medicamento base del tratamiento actual es la hidroxicloroquina, yo lo he tomado, que es el tratamiento base para prevenir la malaria, y está dando buenos resultados, reduce la carga viral.

–¿Pensó alguna vez que el virus podía llegar así a España?

–Una vez que pasó en Italia, que tiene un sistema sanitario muy similar al nuestro, un tipo de población de raza y genética muy parecida, era seguro que nos iba a pasar. Cuando estaba en China uno lo ve más lejano, no sabes cuanto es verdad de lo que cuentan, los datos pueden no ser los reales que ellos dicen, pero una vez que pasó en Italia, con todos los compañeros que trabajan en Italia diciéndonos que tuviéramos cuidado, ya sabíamos que nos iba a pasar lo mismo.

–¿Se actuó entonces tarde?

–Perdimos quince días fundamentales, porque ahora los datos sugieren que se está empezando a aplanar la curva. Con esos quince días de medidas drásticas desde un principio, no tendríamos ese número de infectados y de fallecidos.

–¿Los datos coinciden con los números reales?

–Los datos de porcentaje de letalidad en nuestro país son sesgados, porque realmente se está haciendo solo el test a los pacientes que ingresan que son más graves, por eso el porcentaje es más alto. En países como Corea del Sur, que decidió una estrategia de control poblacional, realizando muchos más tests para localizar a todo paciente portador aunque fuese asintomático, por un lado tienen una tasa de mortalidad más baja porque tienen muchos más tests negativos, y por otro han controlado la pandemia porque han conseguido controlar a esta persona asintomática pero que está transmitiendo el virus.

«Perdimos quince días fundamentales; no habríamos tenido esa cifra de muertos e infectados»

–¿Se puede ser optimista?

–Es la esperanza que tenemos, pero todas estas medidas se toman para intentar no masificar los servicios hospitalarios y que todo el mundo se infecte a la vez. Cuánto tiempo va a estar el virus con nosotros es muy difícil de saber. No sabemos cómo se comporta en otros climas más secos, con más calor, ni si después de esto, cuando la gente salga, va a haber una segunda curva de infectados o no... Lo único que podemos ver es lo que ha pasado en países que se han infectado antes que nosotros, y no tenemos buenos ejemplos. Hay mucho dinero invertido en financiación, no solo en vacunas sino también en tratamientos, pero los avances en medicina muchas veces no van lo rápido que nos gustaría.

–¿Cómo está respondiendo la sanidad pública española?

–Nuestra sanidad es buena por el personal que tiene. En medios, son muchos los países que disponen de más, pero el sistema sanitario español se mantiene gracias a la labor de las enfermeras, de los celadores, de los médicos...

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